Huelva

La ardua labor de trasladar a más de 600 kilómetros medio centener de piezas milenarias del Museo de Huelva

Selección de piezas una a una para ser embaladas

Selección de piezas una a una para ser embaladas / Rafa Del Barrio (Huelva)

A simple vista podría parecer un trabajo laborioso pero sencillo. Una tarea que consistiría en embalar cincuenta piezas en cajas y enviarlas de un Museo a otro. Pero el trabajo que desarrolla el equipo de conservación del Museo de Huelva sublima el concepto de protección conviertendolo en salvaguarda de la memoria de los pueblos. 

Sus protagonistas lo conocen bien. Detrás de un proceso meticuloso hay un engranaje humano que cuida, hasta el último detalle de que las piezas que se prestan a exposiciones temporales regresen intactas. El último de estos trabajos, al que ha tenido acceso exclusivo Huelva Información, ha consistido en el empaquetado, preparación y documentación de medio centenar de piezas de la exposición permanente del Museo con destino a Madrid, donde será exhibidas en el Museo Arqueológico y Paleontológico de Alcalá de Henares. 

Los trabajos comienzan bien entrada la mañana con el desmontaje de la exposición permanente en el que se seleccionan cada una de las piezas. La directora del Museo de Huelva, Elena Aguilera, y la conservadora, Raquel Zapata, junto a los operadores de traslados de la empresa Transporte de Obras de Arte (TTI), revisan cuidadosamente el estado inicial, fotografiando cada detalle, cada marca y cada huella de la pieza con el fin de reconocer cualquier otra señal que hubiese podido sufrir ya sea en el transporte, en el desembalaje o durante los meses de exposición en el nuevo destino. 

Dicho trabajo de documentación irá apoyado, además de con las imágenes, con un importante dossier en el que cada pieza está reconocida con un número de serie que define desde sus aspectos más básicos como las medidas y el peso de la pieza, hasta el material del que está hecha, así como una pequeña descripción de la misma. Toda esa información será vital para la recepción en el Museo de destino, donde el comisionado de la exposición tiene previsto el espacio que ocuparán en cada vitrina.  

Más de 600 kilómetros de custodia

Junto a su compañera, la directora del Museo de Huelva, Elena Aguilera Collado, custodia las piezas desde que salen de las instalaciones onubenses hasta que llegan a Madrid. Un proceso en el que el más mínimo contratiempo podría causar la pérdida de obras y elementos de incalculable valor. "Estamos presentes tanto en el empaquetado como en la recepción de las obras, comprobando que no han sufrido ningún deterioro", asegura la directora. 

De todas las piezas demandas por la sala receptora, no todas se pueden prestar y muchas peticiones acaban directamente denegadas precisamente para evitar que se puedan deteriorar o por su fragilidad. "El Museo evalúa qué piezas son aptas para viajar y cuales no. Para decidir este aspecto, primero nos aseguramos que la pieza está en optimas condiciones y después solo se prestan si el Museo de destino cumple con los diferentes criterios de conservación y protección que se solicitan". 

Después llega la hora del papeleo y la burocracia. Una vez que el Museo da el visto bueno, pide los oportunos permisos al Estado o la Junta de Andalucía, que son los propietarios últimos de las colecciones. "A veces ocurre que el Museo no ve inconveniente en el préstamo pero el Ministerio o la Consejería no lo ven oportuno", explica Elena Aguilera. No ha sido el caso de esta exposición, en la que se movilizaran hasta 51 piezas de la colección permanente.  

Traslado minucioso en camiones climatizados 

Todas las cajas "se trasladan en camiones climatizados para que las piezas no sufran los cambios de temperatura", explica uno de los técnicos transportistas de la empresa TTI. "Cada una de ellas va en una caja individual y preparada, con una membrana que impide el movimiento de la pieza ni siquiera si el camión realiza algún movimiento brusco". 

Los moldes se elaboran pieza por pieza, con el tallaje y las medidas exactas. "Unos días antes del traslado, los transportistas miden cada pieza, una por una, para hacer un molde con las medidas reales. El objetivo es que ninguna de las piezas sufra ningún deterioro durante el trayecto", explica la directora del Museo de Huelva. 

"Es un proceso muy riguroso porque estamos hablando de piezas que son únicas. De hechos hay algunas tan especiales que incluso se llevan en mano, custodiadas por un escolta durante todo el trayecto", asegura Elena Aguilera. "Realmente con estos sistemas sofisticados ya cada vez es más raro ver a una persona haciendo de correo pieza en mano, ahora ellos llegan con el camión y son sus propios métodos de seguridad los que custodian las cajas hasta que llegamos nosotras para poder abrirlas".

Las cajas solo se abren en presencia de las conservadoras de cada museo. "A nosotras nos citan en una fecha concreta para desprecintarlas, comprobar que todo está correcto y hacer la colocación en la vitrina. Este mismo trabajo se hace para cada una de las piezas de todos los museos que participan por lo que requiere de muchísima coordinación", afirma Aguilera. 

En el momento del desembalaje es importante comprobar, además del estado de la pieza, que realmente el número de serie corresponda con el número de referencia. "Esto se hace para evitar que haya podido haber algún cambiazo durante el traslado, algo que evidentemente no suele pasar porque estamos en manos de profesionales". 

Las 51 piezas de Huelva convivirán desde su recepción en las vitrinas del arqueológico de Alcalá de Henares junto a otras 229 piezas en una de las mayores exposiciones que se han llevado a cabo sobre la civilización Tartesa en nuestro país. 

 

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