El trabajo en la era de Galaroza
Lieva localiza rincones que atestiguan la importancia de la la trilla en la localidad serrana




Galaroza ha sido y es una localidad eminentemente agrícola. El sector primario del pueblo atesora vivencias y factores de gran interés económico, paisajístico, medioambiental y etnográfico. Dos de las actividades que fundamentaban este pilar del pueblo eran la siega y la trilla. El proceso era largo y duro, comenzando en mayo, con la siega del cereal en el campo, y terminando dos o tres meses después. Tras el corte del cereal, que podía ser trigo, cebada, habas, chicharos o latines, berza, avena, chochos o altramuces, entre otras especies, venía la saca y el acarreo, siempre en bestias, nunca en carros. En burros y mulos se cargaban las angarillas o cangallos, de madera de encina, que se colgaban en los animales para acoger los haces de trigo.
Tras llegar con las bestias se hacía un montón, una pila de greña. Los haces de trigo, atados con varetas de castaño, se llevaban a la era y allí se apilaban, llegando incluso los montones muchos metros más abajo. Entonces comenzaba el trabajo en la era, explanadas en las que se producía el desgrane del cereal, se destendía la parva, y se desemparvaba para quitar los haces y destenderla en el suelo. Posteriormente, las bestias pasarían sus cascos por encima del cereal dispuestas en grupos, denominándose "la de la carrera" a la situada en el exterior y "la de la mano" la que iba dentro.
La trilla se producía cuando tocaba. Se tenía que esperar a que hiciera el tiempo oportuno, a que se levantase el viento necesario para conseguir el objetivo pretendido. A este momento se le llamaba "la marea", y solía llegar por la tarde. Entonces, los hombres cogían el biergo, la horquilla y demás herramientas y "aventaban la parva" hacia arriba, la lanzaban al aire, para aprovechar el viento que separaba el grano de la paja.
Las herramientas eran especiales para cada labor. La hoz y el hocino, con cuello y empuñadura menos largas, se unían a la horquilla, el biergo, el rastrillo y la pala, además de los dediles y el mandil para la seguridad, y otros utensilios propios del ambiente que se creaba. En Galaroza no se utilizaba el trillo, utensilio habitual en otras zonas, ni tampoco hubo nunca máquinas para segar. Todo el trabajo lo hacían los labradores y las bestias, verdaderas compañeras en toda actividad agrícola.
La cuadrilla se encargaba de todo, como el pinche, que solía ser el más joven y se encargaba de llevar el "barrí" o piporro para el agua. El papel de la mujer no era importante en estos trabajos, aunque algunas iban a acarrear haces de heno y se ocupaban de tareas secundarias. Entre todos, surgieron infinidad de anécdotas y hábitos, como cuando no se daba la marea buena, que en Galaroza venía de poniente, y se aprovechaba para merendarse un cacho de morcilla. A los más jóvenes se les mandaba a por un par de litros de vino a cualquiera de los bares cercanos.
El trabajo culminaba con la recogida del grano, su apilado en sacos de pita o yute y el barrido del suelo, además de la carga del cereal para llevarlo a los doblaos, donde se almacenaba. Resultaba todo el proceso de gran importancia para la economía local, por lo que cuando la trilla no tenía éxito se vivía una gran conmoción en todo el pueblo, como la sufrida tras el gran incendio de grano y paja acaecido en la era grande el 11 de junio de 1931, que fue recogida por el diario ABC y que afectó a muchos agricultores pequeños.
Galaroza contaba con varios espacios dedicados a esta tarea indispensable para las familias del pueblo. Son dos las eras públicas que aún se conservan en buen estado -la Era Grande y la Era Chica-, presentando ambas un magnífico empedrado gracias a la rehabilitación impulsada por el Ayuntamiento, que le otorgan un aspecto mayestático. Pero la labor investigadora de la Asociación Cultural Lieva está permitiendo la localización de, al menos, otras tres eras empedradas más, que podrían ser la base para un proyecto de puesta en valor de esta cultura de la trilla.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Loiola
EN COLABORACIÓN CON MAYBELLINE