Carmen Romero | Presidenta en Huelva del Colegio de Psicólogos de Andalucía Occidental

Carmen Romero: “Se dispara la solidaridad porque necesitamos no perder el bien común”

  • Como psicóloga y ciudadana se enfrenta a una situación social y personal insólitas que puede permitir descubrir y aprovechar recursos que habitualmente quedan aparcados

Carmen Romero es la presidente en Huelva desde hace año y medio.

Carmen Romero es la presidente en Huelva desde hace año y medio. / H.I. (Huelva)

–Una gran sensación de sorpresa, ¿no?

–La sorpresa es una emoción muy breve y siempre va vinculada a otra emoción dependiendo de si la sorpresa es agradable o desagradable, positiva o negativa. Tras la sorpresa tiene que venir otro tipo de emoción que dependerá de cómo ha sido ese primer impacto, positivo o negativo.

–Pero una sorpresa a fin de cuentas.

–Pienso que ha sido y no ha sido tal sorpresa pues no estábamos en la posición de China o Italia, de manera que nos hemos podido ir mentalizando de lo que nos podía suceder. La situación en realidad nos ha venido a cuentagotas e incluso dentro de España, Huelva ha sido de los últimos sitios en verse afectada de lleno. Una sorpresa a nivel nacional fue lo que pasó en Valencia con la llegada de los hinchas de fútbol tras haber estado en Italia y que incluso un colega suyo, un periodista, fue contagiado. Pienso que no ha sido una sorpresa sino más bien lo definiría como la crónica de una muerte anunciada.

–Como alguien que ve que viene el tren de frente y no se puede apartar de la vía.

–Hay gente que lo ha vivido con una gran ansiedad estando pendiente de manera constante, de las redes sociales o atendiendo a las noticias las 24 horas del día, viendo cómo se confinaba a las personas en otros sitios, lo de las regiones aisladas de China o Italia... mientras que en España incluso le gente seguía yendo al fútbol. Ante este panorama había ya un sector de la sociedad española que estaba pidiendo medidas estrictas y cuando éstas se han tomado pienso que parte de España ha respirado con alivio.

–Pero de todos modos el cambio ha sido muy radical y cuesta acostumbrarse a una situación tan insólita.

–Hay personas a las que les ha costado concienciarse. Hemos visto a gente aún fuera de sus hogares paseando por ejemplo, o intentando seguir su ritmo de vida. Las medidas procedentes del Ministerio de Sanidad hemos visto que tampoco habían sido seguidas al 100% en los trenes u otros medios de transporte. Esas actitudes siguen generando angustia en la población que se encuentra confinada y piensa que las medidas son insuficientes, con lo que el sentimiento de ansiedad puede aumentar y también las ideas negativas.

–Y no hemos hablado del miedo.

–Lo primero que hay que decir es que es normal que sintamos una gran preocupación e incluso, un cierto grado de miedo. Tengamos en cuenta que el miedo es una emoción básica de nuestro psiquismo y nos protege ante situaciones desconocidas, amenazadoras y potencialmente peligrosas. El miedo es una emoción necesaria: cuando nos enfrentamos a una situación que no conocemos y que pensamos que puede ser peligrosa, nos mantiene alerta y hace que respondamos con rapidez y eficacia (bien enfrentándonos al peligro, bien alejándonos de él). De este modo, no hay que preocuparse si se siente un cierto miedo ante la situación que estamos viviendo. Hay que considerarlo un aliado que nos hará estar atentos y actuar con eficacia, siguiendo más fielmente las indicaciones de los expertos sanitarios. Solo cuando alcanza unos niveles excesivos o cuando se presenta ante situaciones que no son peligrosas, el miedo pasa a ser algo negativo, que nos bloquea y nos impide gestionar las amenazas con eficacia. Es entonces cuando pasa, de ser una ayuda, a ser un impedimento y un problema psicológico. Además, no debemos olvidar que el miedo, aunque no es ningún virus, puede resultar muy contagioso.

–Una de las cosas que llaman la atención, desde el punto de vista positivo, es ese sentimiento de solidaridad que se levanta en algunas personas y que incluso nos emociona.

–Pedimos en estas circunstancias la solidaridad de todos. Se levanta una fuerza por empatizarme con el de al lado o el de enfrente porque pensamos que hay un bien común que hay que conseguir y al final, todo esto depende de la actitud de cada uno de nosotros.

–Supongo que ahora que estamos encerrados en casa, tampoco es adecuado estar pensando en lo mismo todo el rato.

–Si estamos las 24 horas del día buscando información, podemos caer en un estado permanente de ansiedad. Para ello debemos evitar que nuestra carga emocional sea negativa y para ello, debemos buscar fuentes de información fiables como las de los organismos oficiales o de entidades como el Colegio de Psicólogos que marcan directrices para afrontar esta situación. No se puede estar viendo constantemente, programas sobre el tema porque eso merma nuestras fuerzas y nos quita la oportunidad de aprovechar este tiempo y hacer otras cosas. También hay gente que puede perder su trabajo, el que mira si las medidas aprobadas por el Gobierno le pueden beneficiar, cuando merman nuestros recursos pues lógicamente nos preocupamos.

–Porque efectivamente nos encontramos además, con el problema de la desinformación.

–No hay que contribuir a la desinformación compartiendo informaciones que no se hayan contrastado. Hay que tener en cuenta que, en situaciones de alto interés y baja información, es muy frecuente que surjan bulos y rumores, que suelen dificultar una adecuada reacción. En este sentido, la situación creada en torno al Covid-19 cumple las condiciones para la propagación de estos bulos. Todos podemos combatir la circulación de rumores e informaciones falsas. Por eso erl mensaje es claro: No compartir nada que no venga de fuentes oficiales y contrastadas.

–¿Cómo se puede hacer uno al cambio radical que supone tener una vida activa en la calle y tenerse que encerrar de manera permanente de la noche a la mañana?

–Vivimos en una sociedad acelerada en la que tenemos poco tiempo para los demás. Estas situaciones como la que nos ha tocado vivir, fomentan actitudes-contagio como la de la compra compulsiva de papel higiénico pero lo mismo sucede en cosas positivas. Se nos pide solidaridad e intentamos poner nuestro granito de arena y si veo que ahora estoy en casa y tengo tiempo, pues ayudo en lo que esté a mi alcance. En resumen, hacemos porque ahora tenemos tiempo y por contagio social.

–¿Qué consejos se pueden dar para llevar una vida normalizada en una situación como la actual?

–Lo ideal es mantener las rutinas diarias y llevar una vida normal en la medida de lo posible. Hay que mantener esa rutina porque esto no es un período de vacaciones por lo que hay que levantarse y acostarse temprano, vestirse en vez de estar todo el día en pijama o chándal y para los que tienen hijos, esto es más fácil porque ellos tienen que hacer tareas. Además se pueden hacer muchas cosas: retomar estudios dejados, hacer comidas y aprovechar tiempo para estar tú solo y hacer lo que quieras. Y si se puede, aprovechar el tiempo que tienes para estar con tus seres queridos. Se suele decir que es más importante la calidad que la cantidad del tiempo que se pasa con ellos, pero los psicólogos creemos que eso es fálso y sí hay que dedicar tiempo a los que nos rodean y estimamos.

–¿Y respecto a los niños para que sobrelleven lo mejor que puedan esta reclusión?

–Que los niños no estén pegados a las pantallas todo el día eso es algo muy importante que debemos conseguir. Ahora es un buen momento para estar y compartir en familia. Internet puede ser un aliado en el sentido de que nos ofrece programas para poder hacer ejercicio y también hay vídeos y juegos en ese sentido. En otras palabras: que nos centremos en lo positivo y que hagamos valer la empatía, la solidaridad y el diálogo.

–Quizá uno de los principales desafíos sea estar tanto tiempo con la pareja.

–Hay que hablar con la pareja y que entre todos lleguemos a acuerdos sobre qué se va a hacer. Además, cada uno debe tener sus espacios individuales y sobre todo, que la comunicación sea positiva. Nunca demos por hecho que la otra persona va a hacer o decir lo que creemos. Pienso que este puede ser un buen momento para parejas en crisis que puedan revalorarse y salir fortalecidas.

–Y luego están las salidas a la calle de aquellos que lo tienen que hacer por motivos laborales.

–En los desplazamientos y al volver a casa, hay que cumplir siempre las medidas para evitar los contagios que ha establecido la autoridad sanitaria, así como hacer cumplir a los demás (público, compañeros, etcétera) estas medidas recomendadas. Es aconsejable también, explicar de forma clara, tu situación a tus superiores, equipos y proveedores, para poder empezar a tomar decisiones y organizarte con las nuevas rutinas. Además, siempre que sea posible, se debe establecer un sistema de teletrabajo, al menos en parte de los días.

–¿Con el paso de los días no nos iremos poniendo peor?

–Cada persona se tomará de una manera el transcurso de este tiempo. Habré gente que lo vea como que está siendo una oportunidad para el crecimiento personal y de diálogo con la familia, de valorar las pequeñas cosas. Esta gente hará una valoración positiva pero si la persona está todo el día con pensamientos rumiantes, compartiendo alarmismo y viéndolo todo mal, se irá convirtiendo en una bola de nieve. De este modo, aumentará la crispación con la familia.

–¿Cómo será el regreso a la normalidad?¿Nos durará cierto tiempo nuestras precauciones de acercarnos a los demás?¿Nos dará miedo?

–Pienso que a la sociedad andaluza se le caracteriza entre otras cosas, por su sentido del humor. Además nos gusta el contacto físico, besar y abrazar a nuestros seres queridos y cuando volvamos a verlos querremos abrazarlos. También dependerá de cómo se irán normalizando las cosas pues muy probablemente no se pasará del confinamiento a la vida normal sino que entiendo que se hará de manera escalonada y a ver qué es lo que las autoridades recomienden en cada momento.

–¿Habrá gente que le quede secuelas psicológicas por este tiempo?

–Las relaciones sociales se normalizarán pronto. El problema estará en aquellas personas que sean hipocondriacas o padezcan un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) ya que para ellas la situación vivida es el peor de los escenarios.

–¿Crecerán las consultas a los psicólogos o a Salud Mental?

–Desde luego los psicólogos no queremos sacar ningún provecho de lo que estamos pasando. Aparte de ser profesionales, también somos personas, padres, madres... Además, la mayoría ha tenido que cerrar sus consultas y los que pueden hacen su actividad a través del teletrabajo.

–Si llega el caso de que una persona opte por un tratamiento psicológico, ¿qué consejo le daría?

–Si en el futuro algún onubense se ve en las circunstancias de necesitar la terapia de un psicólogo, que se asegure en primer lugar, de que se trata de un profesional de verdad, que está colegiado y que no caiga en los fraudes que hay como esos que se anuncian por internet, que se ofrecen con consulta gratuita y luego te piden todos los datos personales. Si la persona se ve necesitada de terapia que ésta sea cualificada y que se la dé un profesional.

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