Simpecados en el Paseo Marismeño del Rocío

La dimensión de la devoción rociera lleva a la Hermandad Matriz a cambiar el escenario de la misa central de la romería de El Real en el Año Jubilar de la Esperanza

Lugar de clausura de los Congresos Marianos y de la salutación de San Juan Pablo II

Clausura de los Congresos Marianos y Mariológico en el Paseo Marismeño, el 27 de septiembre de 2025. / LOS INOLVIDABLES DÍAS DE HUELVA
Eduardo Sugrañes

08 de junio 2025 - 07:00

Aquella mañana del 27 septiembre de 1992 amaneció El Rocío con el mosaico de color y devoción de los simpecados de las hermandades filiales sobre la Madre de las Marismas como hoy Domingo de Pentecostés ocurrirá. Es la misa de clausura de los Congresos Mariano y Mariológico Internacionales en esta Huelva que se había convertido en la Capital Espiritual del 92, con un rosario de devociones que se abrió en Moguer con la coronación canónica de su Patrona la Virgen de los Milagros, como luego lo fueran las de la Bella, las Angustias o la Cinta y más tarde la de los Milagros.

El Santo Padre San Juan Pablo II había enviado un mensaje y su bendición, del que dio lectura su nuncio en España, Mario Tagliaferri. Recordaba el papel de esta tierra de María Santísima en el Descubrimiento y Evangelización de América, exhortaba a todos “a ser testigos de esta misma fe, y portadores de esperanza para los demás”. La Esperanza nunca falla, así nos llamaba el papa Francisco a este Jubileo que hoy convoca bajo la mirada maternal de la Virgen del Rocío a todos los rocieros en este Paseo Marismeño.

Resultó un acontecimiento único de una dimensión espiritual e internacional hasta el momento no vivida en esta Diócesis. La ceremonia religiosa la presidió el cardenal Eduardo Martínez Somalo, acompañado de los obispos de Huelva Rafael González Moralejo e Ignacio Noguer Carmona; concelebrada por más de doscientos obispos y sacerdotes. Estuvieron presentes los reyes de España Juan Carlos I y Sofía y la condesa de Barcelona María Mercedes de Borbón. El presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Ángel Díaz de la Serna; el párroco y capellán rociero Antonio Salas Delgado y representado al pueblo de Almonte su alcalde Francisco Bella. Acudieron el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chávez, y el delgado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Garrido Ávila.

San Juan Pablo II se dirige a los peregrinos que se encontraban en el Paseo Marismeño, el 14 de junio de 1993. / LOS INOLVIDABLES DÍAS DE HUELVA

Aquella imagen única volverá hoy a nuestros ojos en el Año Jubilar de la Esperanza y hablará de la dimensión de la devoción rociera que en su día tuvo que sacar de su ermita la misa de Pentecostés al Real, delante del Monumento a la Coronación, y hoy lo hace aquí al Paseo Marismeño como aquel año del 92, que sería la puerta a la venida del Santo Padre a clausurar en Huelva la celebración del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.

Siempre que hablamos de los Congresos Marianos no podemos por menos que recordar a Juan Mairena Valdayo, en sus manos estuvo la responsabilidad de todo lo que se hizo, gracias a su amor a la Virgen, a su capacidad de gestión y don de unir voluntades. Este Rocío don Juan lo vive desde las Marismas Eternas y nosotros no podemos olvidar que fue pieza clave para que San Juan Pablo II se postrara ante la Blanca Paloma y refrendara con su presencia la universalidad de esta devoción. Aquí mismo es donde escuchamos al Papa San Juan Pablo II, después de postrarse ante la Virgen, la invitación tan sentida de ¡Que todo el mundo sea rociero!

Recordando a Juan Mairena Valdayo

La clausura de los Congresos Intrenacionales y la visita de San Juan Pablo II son hechos trascendentales en la devoción rociera. Lo sabe Francisco Bella, alcalde de Almonte en aquella época y lo es ahora, lo mismo que la actual junta de la Matriz, que preside Santiago Padilla, portadora de la devoción a lo largo del tiempo a la Blanca Paloma. Es por lo que entiendo que hay nombres como el de Juan Mairena Valdayo que grabado ya en la historia rociera debería estar rotulado en una de las calles de esta aldea, para que las nuevas generaciones conozcan que el Rocío está hecho de esfuerzos y del corazón de tantos devotos. En esta ocasión revestido de la universalidad tanto demandada.

Juan Mairena Valdayo y San Juan Pablo II en Huelva. / LOS INOLVIDABLES DÍAS DE HUELVA

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