Un sevillano en la corte del toreo de Huelva
El crítico taurino Carlos Crivell pronunció anoche el pregón taurino de Colombinas Fue un intenso repaso al mundo del toreo onubense y sus protagonistas
Huyo de cualquiera de las múltiples facetas del pregonero que ayer vistió a Huelva de canto taurino. Me quedo con esa que le conoce y que nos une desde hace ya muchos años como es la de crítico taurino, la del compañero de caminos en muchas tardes de toros de esta serranía y las del único que se ha quedado en muchas tardes de feria cuando las mareas de la importancia ha desplazado al resto de los tripulantes de ese palco de prensa hacia otras cotas más apetecibles en ferias coincidentes con La Merced. Por eso, quizás sobraban las explicaciones de Carlos sobre las motivaciones por las que un sevillano se atrevía a dar el pregón de la feria onubense. Más que nada porque no es tierra esta de pedir explicaciones a quien por bandera tiene entre su afición los toros si es para venir a pregonar las Colombinas. Ayer Carlos Crivell lo hizo desde ese sitio que tanto enmarca de taurinismo a esta ciudad.
Desde el mismo barrio del Matadero, Crivell habló de esa Mina de La Concepción de su origen materno y de muchas, muchas, ferias a sus espaldas desde que esa reinauguración en el año 84 le convocara como cronista taurino de una feria a la que ayer le dio ocasión de ensalzar desde una condición de pregonero, que fue justa y cariñosamente documentada por el crítico taurino onubense Javier García-Baquero, quien dejó en suerte a Crivell ante el estrado después de decir, entre otras cosas, que Carlos era pasión medida, pero pasión, al escribir de toros.
Después, el discurrir de la noche llevaría la palabra del periodista sevillano por los trazos más notables de esta Huelva taurina y, con ellos, la importancia de una plaza, su reinauguración y la implícita relación que se crea entre una ciudad. Treinta años de toros en Huelva a través de los pasajes más destacados en la memoria del periodista que estuvo aquí para contarla.
Otra de las arterias principales del pregón llevó al expectante tendido todo un cariñoso y minucioso reconocimiento a las tres dinastías principales de la historia del toreo en Huelva. Los Posada, Litri y Chamaco situaron el pregón en el homenaje debido a cada uno de los principales toreros de esta tierra y muy en especial al Rafael Carbonel, el único espada fallecido en la plaza de toros onubense.
Tuvo también una especial referencia Carlos Crivell hacia los ganaderos de esta provincia, "porque Huelva no se entendería sin el toro".
Desde esa referencia de hierros y encastes que esta provincia ofrece a la Fiesta, el pregonero recondujo su disertación hacia el toreo y Huelva, una relación de la que dijo "que esta ciudad siempre se movió al ritmo de sus toreros".
Plaza, toro y toreros. Tres tercios importantes de un faena seria, llevada desde el cariño y la admiración a la ciudad que ayer le acogía entre esos muros enmarcados por la actual Escuela de Arte y Oficios. Pregón en el que no faltó el alegato en defensa de la Fiesta y desde luego algo obligado en un pregón que se precie como tal. Pues como tal se anuncia un pregonador, aunque a tantos se les olvidara después de cualquier erudita interpretación, que el papel de pregonero es, principalmente, anunciar una feria que precisamente es la que les trae hasta ese estrado. No se perdió Crivell, ni como taurino ni tampoco como crítico de toros de esa feria, y en ese análisis se introdujo a conciencia y con temple en uno de los últimos compases de su faena.
Necesitan las faenas remate. Al menos, las de sentimiento, y la de Crivell lo tuvo. Así que el sevillano se arrimó certero y con oficio a relatar desde su experiencia los entresijos y sensaciones de un día de toros en esta ciudad para lancear con la palabra esa tarea de generar ilusión y compromiso con el aficionado y público para que este acuda a los toros.
Los últimos capotazos dialécticos de la noche los ejecutó como suele ser habitual en este acto, Pedro Rodríguez, alcalde onubense.
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