"He sacrificado mucho de mi tiempo libre, pero estudiar ha sido un placer"

Tuvo que dejar la escuela al terminar la EGB y en su regreso a las aulas, 20 años más tarde, ha logrado resultados brillantes · De cara al futuro, espera sacar el Grado de Trabajo Social y hacer un máster

Manuela Díaz, en un momento de la entrevista.
José Antonio Suárez / Lepe

18 de marzo 2012 - 01:00

Manuela Díaz es una mujer ejemplo de superación y de esfuerzo personal. A sus 40 años ha conseguido terminar una carrera universitaria con el mejor expediente de su promoción en la diplomatura de Trabajo Social. Todo ello pese a que abandonó los estudios en EGB y retomó el contacto con la educación 20 años después.

-¿Cómo decide retomar los estudios tras estar 20 años alejada de las aulas?

-Estudiar ha sido siempre una asignatura pendiente en mi vida. Cuando terminé la EGB quería seguir estudiando pero no pude pues mi madre tenía diagnosticada una depresión nerviosa y debía ayudar en casa. Éramos 4 hermanos: 3 varones y yo. La verdad es que fue duro ver cómo mis amigas iban al instituto y yo no podía. Aunque ahora, con el paso del tiempo, no cambio haber finalizado mi carrera casi a los 40 años. Mi madre se siente muy orgullosa y le ha encantado haberlo vivido, pensaba que sólo sería un sueño y ahora se ha hecho realidad.

No es lo mismo estudiar con 18 años que a la edad a la que yo decido retomar los estudios. Para mí la base era (ya sí que puedo hablar en pasado) la E.G.B. y además tenía responsabilidades pues ya era madre de una hija y otra de mi pareja. Pensé..., me preparo las asignaturas con tiempo y a ver si en dos años puedo superar el curso de acceso para mayores de 25 años. Cuál fue mi sorpresa que me presente a los exámenes el primer año y aprobé.

-Supongo que la entrada en la Universidad fue un mundo...

-La verdad que sí, me tuve que poner al día con las nuevas tecnologías, comprarme un ordenador, poner Internet…, lo que sí me vino muy bien fue que yo tenía hecho un curso de mecanografía y los trabajos los realizaba con fluidez. Siempre me gustó la formación, hacía pequeños cursos cuando podía, el saber no ocupa lugar.

-¿Cómo fue adaptándose al sistema de estudio de la Universidad? ¿Le costó mucho trabajo?

-Al principio me sentía pequeña ante la preparación que los jóvenes tenían pero, poco a poco, me fui poniendo al día, adquiriendo destreza, etc. Lo que he conseguido me lo he trabajado y mucho, no me lo han regalado pues no me considero inteligente, eso sí, soy constante, trabajadora y me organizo muy bien; ese coctel es lo que me ha hecho triunfar. Debo confesar que para mí ha sido un placer estudiar, conocer a tantos jóvenes, profesores estupendos y situaciones que jamás olvidaré, pero claro, eso no quita, que haya sido un esfuerzo constante, pues he tenido que salvar muchos obstáculos que la vida pone cuando eres madre.

-No se si tenía trabajo o se dedicaba a las tareas de ama de casa. Pero, supongo que, en ambos casos, le habrá sido difícil compatibilizar los estudios con tus ocupaciones habituales. ¿Ha tenido apoyo de la familia?

-Mi trabajo era dedicación completa a mi familia, a la crianza y educación de las niñas; siempre he pensado que los primeros años de la infancia son fundamentales para el futuro y yo me he dedicado en primera persona. El apoyo que he tenido de manera incondicional ha sido el de mi pareja y, de forma puntual, de otros familiares. Evidentemente he tenido que sacrificar mucho tiempo libre que otras personas lo dedican para ir al gimnasio o simplemente para tomar café; yo lo he invertido en estudiar…; eso sí, yo lo he decidido así porque me ha supuesto más placer la formación y el saber que otras cosas. Además, pienso que para las niñas es un estímulo muy grande ver a su madre estudiar.

-Su caso ha sido duro porque en el desarrollo de la carrera universitaria ha vuelto a ser madre. ¿Pensó en abandonar en algún momento?

-Tenía claro que quería ampliar la familia y, por supuesto, esto estaba por encima de los estudios porque la edad es que la procreación no perdona. En el segundo año de carrera, ya sabía que estaba embarazada antes de matricularme. Pero eso nunca fue un impedimento, mi estrategia fue coger menos asignaturas aunque tardara más años en terminar la carrera: despacito y con buena letra. Después tuve complicaciones con el embarazo porque tenía placenta previa y tuve tres hemorragias, de hecho la niña nació de urgencias, cuando aún no había acabado el periodo de gestación. Nunca pensé en abandonar. Estando en el hospital me ponía con el ordenador, hacía trabajos y estudiaba porque sabía que cuando viniera la niña tendría aún menos tiempo; recuerdo que para presentarme a un examen, le di el pecho a la niña antes de ir y salí disparada para dárselo otra vez…

-Estudia y comienza a sacar las mejores notas de la clase. ¿Cómo recibe esa nueva realidad? ¿Qué le decían tus propios compañeros?

-Mi primera nota en la universidad fue un sobresaliente de 9 y, la verdad, pensé que me había confundido al mirarlo en la lista, una lista muy grande. Me dije: se me ha nublado la vista y he mirado la de otro, pero puse el dedo encima de mis apellidos y busqué la nota, ¡efectivamente! era la mía, no me había equivocado, Guaaauuuu!!! Saltaba de alegría por los pasillos, mis compañeros me decían: qué te pasa Manuela Ese día fue fantástico. Después, hablando con una compañera me dijo que había sacado una matrícula de honor y me dije: oh! bueno. Más adelante yo saqué una, después otra y otra... hasta 7 matrículas de honor ni yo misma me lo creo hoy en día, no se cómo lo hice.

-¿Cree que el resto de la sociedad puede ver a los estudiantes mayores como bichos raros?

-Mi experiencia es especialmente positiva respecto a mis compañeros/as de la Universidad, me he sentido muy querida, he trabajado muy bien en equipo y en ningún momento me he sentido desplazada. Aunque sí es cierto que, al principio, hay una pequeña distancia o respeto, quizás, que después tú, poco a poco, te los ganas. Como anécdota puedo contar que, la primera vez que saqué matrícula, fui al despacho de la profesora para informarme, porque me habían dicho que te regalaban créditos para el curso siguiente. Así que me presenté en su despacho. Cuando llegué estaba la puerta llena de gente porque era revisión de exámenes. Claro! estaban los que habían suspendido. Cuando salió la profesora me dijo que pasara, hablé con ella y, al salir, se me acerca un compañero y me dice: señora! te compro los apuntes. Le respondí: no te preocupes que te los regalo….

-¿Cuáles son sus retos?

-De momento más formación. Una vez que te metes en este mundo te das cuenta de que no eres nada, porque la gente está muy cualificada. En primer lugar, cursar un máster que la Universidad de Huelva me ha regalado por tener el Mejor Expediente Académico de mi promoción. Si puede ser, sacarme el Grado en Trabajo Social, pues yo he finalizado mis estudios siendo diplomada. Y, por supuesto, otro de mis sueños, que dada la situación económica que vive el país es complicado, llevar a la praxis mis conocimientos de creatividad e imaginación.

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