Entrevista

Diego Capado: “La religión más combatida en España es la nuestra, la católica”

  • El sacerdote está dispuesto a colaborar en todo lo que le pidan en la nueva etapa que comienza tras finalizar su ministerio sacerdotal. Solicita que no se vea sólo "los fallos" de la Iglesia

Diego Capado delante de la Iglesia de La Concepción.

Diego Capado delante de la Iglesia de La Concepción. / Alberto Domínguez (Huelva)

Diego Capado finaliza tras cincuenta y siete años su ministerio pastoral. El domingo 18 de septiembre dio su última misa como párroco de La Concepción y se despidió de los feligreses. La sencillez y entrega a los demás caracteriza a este sacerdote que desde muy joven tuvo muy clara su vocación sacerdotal. Ha sido párroco en Nerva, Bollullos, Almonte y Nerva, ha conocido a siete obispos de Huelva y fue el encargado de recibir al Papa Juan Pablo II en su visita a El Rocío

–¿Qué destacaría de sus años de párroco en La Concepción?

–Destacaría la importancia que han tenido los seglares, que se han integrado muchísimo, a través, sobre todo, de las hermandades; las catequistas, Cáritas y el Grupo de Lectura Creyente de la Palabra de Dios.

–¿Le ha quedado algo por hacer?

–Por hacer, me ha quedado potenciar la labor con los matrimonios jóvenes y con la juventud, que está un buen grupo pero había que potenciarla más.

–Desde muy joven tuvo claro que quería ser sacerdote, ¿ha sido todo como esperaba?

–Mejor de lo que yo esperaba porque me he encontrado con mucha acogida por parte de los seglares, de los compañeros sacerdotes y en los sitios en los que he estado, en general, me he encontrado muy ayudado por los grupos parroquiales.

–¿Qué va a echar de menos?

–Voy a echar de menos, en parte, la dedicación y entrega a tantas personas y la visita, sobre todo, a los enfermos en las casas, en las que iba a visitarles, a llevarles el Señor, la Comunión , y a estar un rato con ellos. Intentaré seguir haciéndolo pero ahora ya con menos dedicación.

–¿Cuál ha sido su momento de más felicidad como sacerdote?

–Cuando me ordenaron sacerdote, precisamente el segundo obispo de Huelva, José María García Lahiguera, que lo hizo en mi pueblo, en Nerva. La primera vez que se ordenó un sacerdote fuera de la ciudad de Huelva.

–¿Qué recuerdo guarda de su primera misa?

–Fue impresionante, fue en Nerva, fueron bastantes compañeros míos y también el rector del Seminario. Estaban mis abuelos, parte de mi familia y di la primera comunión a mi hermana la más pequeña, a Mari Carmen. Fui ordenado sacerdote el 5 de septiembre en 1965 y el 8 de septiembre, Día de la Natividad de la Virgen, celebré mi primera misa. Había una gran cantidad de gente joven. Tengo seis hermanas y estaban sus amigas, amigos míos, compañeros... Se celebró un acto en el salón del Ayuntamiento de Nerva. Había más de trescientas personas. El obispo José María García Lahiguera, que ya es venerable, está en proceso de canonización, estuvo en mi casa con otros compañeros sacerdotes, con mis padres y mi abuelo, fue un acto muy bonito. Salimos en procesión desde mi casa hacia la parroquia. Había cantidad de gente en la parroquia.

–Y el de mayor tristeza

–Cuando falleció mi hermana Rosarito Mari, muy joven. Tengo dos sobrinos huérfanos, porque el padre a los cuatro años falleció también y eso fue un momento para mí muy duro, y después el tiempo de la pandemia, porque tuvimos que atender a muchas personas necesitadas.

–Tuvo la oportunidad de recibir al Papa Juan Pablo II en su visita a El Rocío, ¿cómo fue la experiencia?

–Impresionante, otro momento de lo más bonito que tuve. Yo llegué en septiembre de 1992 a El Rocío para preparar la visita del Papa, que fue en junio de 1993. Cuando fui a Roma a darle las gracias, fui a besarle la mano y me quitó la mano, me la puso en el hombro y me cantó: No te vayas todavía, no te vayas..., que fue lo que le cantamos a él en la despedida en el balcón, que se llama ahora el balcón del Papa. Él dijo entonces: Qué todo el mundo sea rociero y eso no venía en el mensaje que traía preparado, eso fue expresión de que estaba muy entusiasmado y se le ocurrió decir eso: Qué todo el mundo sea rociero, le salió espontáneamente.

–¿Qué le llamó más la atención al Papa en su visita a El Rocío?

–Le llamó mucho la atención la cantidad de hermandades que estaban para recibirle dentro del templo, había ciento y pico de hermandades. Cuando hizo el recorrido desde el Altar Mayor hasta el balcón le llamó mucho la atención, y también los simpecados, lo bonitos que eran los distintos simpecados, iba fijándose muchísimo en todos ellos.

–¿Qué debería hacer la iglesia para atraer a la juventud?

–Como dice el Papa Francisco en su primer documento, La Alegría del Evangelio, Iglesia en salida, que la Iglesia salga, que la Iglesia esté en la calle, esté en los lugares y se ponga en contacto, la Iglesia en salida, la Iglesia en apertura, Iglesia con discernimiento, Iglesia con sentido de acogida, que se sienta acogiendo. La juventud se está acercando, mucha juventud . Ahora mismo estamos en un momento que en mi misma parroquia hay mucha gente joven. El Papa Juan Pablo II, el Papa de los Jóvenes, realizó los encuentros juveniles cada tres años, impresionante. Ahora el Papa Francisco tenía uno previsto en Portugal, que creo se realizará el año que viene. Por tanto, la Iglesia en apertura, la Iglesia en salida, la Iglesia hospital de campaña para atender a tantas personas heridas en tantos momentos de la vida.

–Ha conocido a seis obispos de Huelva

–Pedro Cantero Cuadrado me ordenó órdenes menores y el diaconado; José María García Lahiguera me ordenó sacerdote; Rafael González Moralejo me nombró rector del Seminario de Huelva, me mandó a Roma a hacer el doctorado y después me mandó a mi pueblo de párroco, a Nerva, que estuve dos años; Ignacio Noguer Carmona me mandó a El Rocío de párroco y después a Huelva, me hizo canónigo de Huelva, y José Vilaplana me mantuvo en la parroquia de La Concepción como párroco y me hizo vicario episcopal de hermandades y de liturgia durante cinco años, y con el actual, Santiago Gómez Sierra, termino mi servicio sacerdotal.

–Hay poca vocación sacerdotal, ¿qué se puede hacer al respecto?

–Ahora en Huelva está habiendo un poco más de vocaciones pero hay escasez de vocaciones.He tenido también la dicha desde que salí de sacerdote de estar dedicado al Seminario, estuve dedicado los primeros años en el Seminario de Huelva como formador de los cursos pequeños pero al tercer año ya fui formador del superior, de los mayores, de los teólogos y filósofos. Desde 1965 hasta este año, menos los dos años que estuve en Roma haciendo el doctorado, he sido profesor del Seminario. Casi todos los curas que hay en Huelva actualmente han sido alumnos míos. A todos les he dado Teología, a unos Cristología, a otros Crisología, a otros Antropología... Ha sido una experiencia para mí muy rica.Fuimos a Sevilla. Allí compramos unos pisos y estuve de rector del Seminario de Huelva en Sevilla, dando clases donde actualmente es la sede del Parlamento andaluz, porque eso era de la Diócesis de Sevilla. Allí estuve dando clases durante cinco años de Teología a seminaristas de Huelva, Sevilla y de Córdoba, seminaristas salesianos, una experiencia muy rica como profesor de Teología, como superior y como rector del Seminario de Huelva en Sevilla.

–Ha sido párroco en Nerva, Bollullos, Almonte y en Huelva, ¿que se lleva de cada uno de estos destinos?

–Una experiencia muy positiva. En Bollullos fui también director de la Escuela de Formación Profesional, estuve catorce años en Bollullos, catorce en Almonte y aquí en Huelva, dieciséis años de párroco.En Bollullos, en cuanto a las devociones, para mí era desconocida la Patrona de las Mercedes, para mí fue una experiencia muy buena, y en Bollullos comencé a tener contacto con El Rocío, como director espiritual de la Hermandad del Rocío de Bollullos y después en Almonte, en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, he tenido la experiencia de vivir dos traslados de la Virgen del Rocío a Almonte, pocos sacerdotes lo han vivido. Cada siete años va la Virgen a Almonte y yo he tenido esa experiencia.

–¿Cuál cree que es el mal del siglo XXI?

–El mal del siglo XXI son las ideologías. La ideología es poner al pueblo, a las personas, al servicio de la ideología y la pérdida, en muchos sentidos, de la fe y combatir la religión. La religión más combatida en España está siendo la nuestra, la católica. Tenemos defectos, los hemos tenido siempre y los seguiremos teniendo. Los defectos de la Iglesia salen enseguida, pero no los defectos y fallos de las demás instituciones religiosas, no he oído hablar mal nunca de los protestantes en España, de los Ortodoxos, de los islámicos... Los defectos nuestros salen, los defectos que ha habido de cara a los fallos de la sexualidad, vale, que se digan. La institución que más beneficio hace en España es la Iglesia católica. Si desapareciera Cáritas y las instituciones de la iglesia... Las dos caras de la moneda de la vida: la positiva y la negativa. Muy bien que veamos lo negativo que tenemos para corregir pero veamos también la otra cara, veamos todo lo positivo que hay. La cantidad de personas que Cáritas ha atendido durante la pandemia y fuera de la pandemia. La Iglesia Católica es la que más hace, no sólo en España, en el mundo. En esta parroquia todas las semanas a más de treinta familias se le entrega alimentos.

–¿Cree que las administraciones colaboran lo suficiente en el mantenimiento del patrimonio de la Iglesia que es un atractivo turístico de la ciudad?

–Aquí hay una buena colaboración. He estado en contacto con ellas en lo que he hecho: he traído el retablo de la Virgen del Rocío, he colocado el retablo de San José, la sillería del Altar Mayor y está previsto un retablo y se está poniendo el retablo de la Oración en el Huerto, todo eso cuenta con el aval de la Delegación de Cultura. Se ha colocado también la Hermandad de la Santa Cruz. Todo lo que se ha ido haciendo de reforma y de incorporación de retablos que habían desaparecido es con el consentimiento de Cultura.

–¿A qué se va a dedicar ahora?

–En principio me voy a quedar en Huelva, porque tengo aquí a mis hermanas, a mis sobrinos y a toda mi familia, y dispuesto a colaborar en todo lo que me pidan. Gracias a Dios me encuentro bastante bien, con bastantes ganas y buen espíritu de servicio. Estoy muy agradecido a Huelva, me han acogido muy bien.

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