La reivindicación del arte
La Escuela de Arte León Ortega pone en valor el grafiti con un concurso entre sus alumnos para celebrar una nueva edición de sus Jornadas de Puertas Abiertas
El grafiti es arte. Es la premisa con que parte la Escuela de Arte León Ortega de Huelva para reivindicar esta forma de expresión urbana y ponerla en valor dentro de sus muros. La pintura con aerosoles ha cobrado una nueva dimensión en los últimos años y al centro educativo onubense no se le escapa, integrando un concurso entre los principales actos para sus tradicionales Jornadas de Puertas Abiertas, que toma el pulso de los futuros artistas de la ciudad cada año.
No es una de las disciplinas impartidas por la escuela pero sí una de las que tienen más adeptos entre su alumnado. Suya fue la propuesta para hacer de este certamen un encuentro entre grafiteros que se toman muy en serio su trabajo y que tratan de dignificar un forma de expresión marginada años atrás.
La tercera edición ha llegado este año con el mismo objetivo de hacer del grafiti "otro arte de pintar", según apunta el director de la escuela, Antonio García. "Siempre he procurado inculcar a los alumnos que el grafiti es otro arte, otra forma de expresar una obra", subraya el docente.
Es, además, una buena ocasión para "darle la máxima difusión y educar a los grafiteros" porque García defiende la dignidad del grafiti pero "siempre que se utilice de buena manera y no como una forma de vandalismo".
La León Ortega se ha convertido, casi involuntariamente, en uno de los focos grafiteros más importantes de la ciudad. Muchos de sus alumnos han derivado sus inquietudes artísticas hacia la pintura en los muros. Y con buenos resultados.
"Hay grafiteros y muy buenos. Y se nota en el concurso, donde la mayoría de participantes pertenecen a la escuela", apunta Antonio García.
Modesto Vázquez es un antiguo alumno y uno de los precursores del certamen. Junto a su amigo Sergio Cumplido forma parte del jurado y ha realizado una exhibición en el patio de la escuela. Ambos, más Adrián Pérez, forman el grupo TQTC, según dicen, el más veterano en Huelva. El grafiti es todo para ellos.
"A mí me aporta todo. Las formas, los colores... Se trata de coger un muro y plasmar lo que sientes", cuenta Sergio Cumplido.
Siete años de experiencia les han servido para ver en primera fila la evolución grafitera en la ciudad, de la que se sienten, en parte, responsables. Para mejor, claro.
"Cuando empezamos no había nadie en Huelva. Teníamos que tirar de lo que veíamos en internet, cuando no era tan accesible, o de cuando salíamos de viaje. Ahora está saliendo más gente y lo tienen más fácil. Nosotros hemos abierto el camino. Las técnicas que antes tardábamos un año en aprenderlas, ahora ellos tardan apenas seis meses en controlarlas", aseguran.
Otra cosa es la consideración social que hay hacia el grafiti, que también es muy distinta. "Cada vez hay más respeto -apunta Cumplido- sobre todo en Huelva. Antes estaba menos valorado e incluso estaba mal visto, pero ya se valora. Hay más exhibiciones y la gente repite, y ya hemos tenido un evento importante, como el Gráfico Urbano, un evento en la calle Aragón como nunca se había hecho en Huelva con grafiteros de otras provincias".
Álvaro Carrasco es Aquor, otro artista urbano, alumno de la León Ortega en talla artística de madera y participante en el concurso. Dice que empezó hace cuatro años como una afición sin más, pero ha sabido encontrarle una utilidad y una forma de "sacar dinerillo". Ya tiene entre su obra la decoración interior de varios locales con sus pinturas y tiene claro que puede ser una forma muy válida de salir adelante laboralmente.
"Pintar murales es divertido pero no me llena tanto. Prefiero pintar locales; me siento mucho mejor con eso", afirma Aquor.
El director de la escuela, Antonio García, también tiene clara la salida profesional que puede haber tras el grafiti. "Si el grafitero es bueno -comenta- puede tener muchas posibilidades. Hay muchas paredes que pintar y decorar y puede buscarse la vida con eso. Tiene salida y futuro. Procuro recordárselo a ellos".
Por su parte, Draco, alumno de un grado de cerámica, dice que se siente bien pintando y valora el contacto con otros grafiteros pero cree que el grafiti es sólo "una de las muchas formas de arte". Su objetivo es "prepararme para meterme a estudiar Bellas Artes".
Aquor destaca que hacer grafitis "es complicado porque aprender la técnica lleva su tiempo", pero recuerda que antes de todo eso "hay que saber pintar".
Sergio Cumplido rechaza el término grafitero. Se siente un "escritor de muros", le gusta transformar casas y paredes con su mensaje. El grafiti también ha cambiado.
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