Reírte de ti sin perder autoridad: el truco del humor inteligente
Liderazgo inteligente
El humor es una herramienta poderosa en el liderazgo, aunque mal usada puede volverse en tu contra. Te cuento cómo aprovecharlo para reforzar la confianza y el respeto en tu forma de liderar
Carrie Bradshaw y la publicidad
¿Cuándo fue la última vez que te reíste de ti en el trabajo y las demás personas se rieron contigo? Si la respuesta es “ayer” o “esta mañana”, casi seguro que ya estás liderando desde un lugar emocionalmente inteligente. Pero si te cuesta hacerlo porque crees que eso podría dañar tu imagen profesional, quizás encuentres en estas líneas algo que te sirva.
Reírse de uno mismo o de una misma—cuando se hace con equilibrio y seguridad, claro— no debilita tu autoridad. Todo lo contrario, la refuerza. Y además, humaniza tu liderazgo, reduce tensiones , mejora el clima laboral, refuerza la cohesión grupal y el respeto mutuo. Todo eso.
El único inconveniente es que hay que saber cómo hacerlo.
Lo que no es humor inteligente
Aclaremos que no se trata de hacer bromas todo el tiempo, ni de burlarse de otras personas, ni mucho menos usar el humor como escudo para no afrontar temas importantes, que ahí es donde veo a más gente.
Tampoco es autocastigarse. Una cosa es mostrar que te has equivocado y aprender de ello con una sonrisa, y otra muy distinta es encadenar chistes malos sobre lo torpe que eres para esconder tu dolor emocional detrás de la broma.
Cuándo y cómo usar el humor inteligente
1. Usa el humor como acto de valentía.
Reírte de un error que has cometido en una reunión, o bromear sobre un lapsus, muestra que tienes seguridad en ti. Decir “me he saltado el punto más importante, pero como líder avispado que soy, lo tenía previsto para después”, puede relajar al grupo y reforzar tu cercanía. Eso sí: asegúrate de resolverlo bien después.
2. Sé ágil bajándote del pedestal.
El liderazgo que necesita tener siempre razón se vuelve frágil. Mostrar tu humanidad (y con sentido del humor) genera confianza. Si durante una presentación dices algo como “menos mal que esto no es una clase de matemáticas, no sé cómo hice ese cálculo”, das permiso a tu equipo para no tener miedo a equivocarse.
3. Ajusta el contexto y el tono.
No todos los momentos son buenos para una broma. Antes de usar el humor, analiza el estado emocional del grupo. Si el ambiente está tenso, una broma ligera puede funcionar como válvula de escape. Pero si hay enfado o frustración, puede parecer una burla. La inteligencia emocional y su todopoderosa empatía te ayudará a leer esa diferencia.
4. Refuerza con hechos.
No uses el humor para tapar incompetencia. Que tu equipo sepa que, más allá del chiste, sabes lo que haces. La autoridad no está en el chiste, sino en la confianza en lo que haces, y esa te la dan las demás personas. Si usas humor y a la vez cumples objetivos, tu autoridad no se cuestiona. Se celebra.
Prueba esta semana a soltar una broma ligera sobre ti en un contexto seguro. Observa la reacción. Si el equipo sonríe y tú te sientes fuerte, vas por buen camino.
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