Rafaela Arroyo, una centenaria onubense

Matrona de profesión, esta rociera, aficionada del Recreativo y apasionada de la Semana Santa y el Carnaval de Huelva, ha visto nacer a gran parte de los onubenses

Huelva inaugura un monumento a Amparo Correa, la novia del fandango

Rafaela Arroyo
Rafaela Arroyo / M.G.

Una centenaria onubense, rociera, aficionada del Recreativo y apasionada de la Semana Santa y el Carnaval de Huelva. Rafaela Arroyo Peinado, que vive en Huelva, acaba de cumplir 100 años. Esta lectora de Huelva Información nació el 27 de junio de 1925 en Valencia del Ventoso, Badajoz. Es la menor de dos hermanos. De familia de procedencia italiana, concretamente de Génova, de su abuela Raffaella heredó el nombre.

Se crio en la capital onubense, estudió en el Colegio Francés, del que recuerda algunas travesuras como que se escondía tras la pizarra y se saltaba algunas clases. La familia residió durante los años de la Guerra Civil en una vivienda en la plaza de la Soledad, donde su hermano Antonio, tenía una pequeña tienda. Desde el balcón pudo ver muchos sucesos que se produjeron en la Ermita de la Soledad.

En los años cuarenta se sacó dos titulaciones, la de enfermera y matrona. Fue a Cádiz a examinarse de Enfermería y que como se lo pasó "tan bien", el año siguiente quiso repetir y fue de nuevo a examinarse de matrona.

Se casó con Isidro Ortega, un bilbaíno de Balmaseda, al que conoció en Calañas, lugar en el que estuvo trabajando como matrona durante alrededor de nueve años, atendiendo los nacimientos de la zona, se desplazaba en burro. En los años cincuenta, su carrera profesional continuó en Huelva, en el Hospital Provincial, donde siguió ejerciendo su profesión de matrona, vio nacer a gran parte de los onubenses, mientras su marido, al que animó a estudiar una ingeniería estando ya casados, trabajaba en la Inspección Técnica de Impuestos Mineros de la Cuarta Región, y más tarde ejerció de profesor en la, por aquel entonces, Escuela de Ingeniería Técnica Minera de Huelva de la Universidad de Sevilla, actual Universidad de Huelva.

Tuvo cinco hijos: Mari Carmen, Isidro, Felisa, Juan Antonio y Nacho, que nacieron ya cuando la familia residía en Huerta Mena. Parte de su corazón estuvo durante años en Zaragoza, donde vivió una de sus hijas y sus dos nietos varones. Vio marchar a tres de sus hijos, pero la vida le regaló cinco nietos, algunos a los que ayudó a nacer, y once bisnietos.

Uno de sus hijos, Nacho, le ha hecho vivir de cerca la afición por el Real Club Recreativo de Huelva, el amor por la Semana Santa a través de la Hermandad de Pasión o el Rocío y el Carnaval Colombino, pasando muchas veladas carnavaleras en los asientos del Gran Teatro.

Es fiel devota de San Antonio y de la Virgen del Perpetuo Socorro. Ha perdido la cuenta de los papas que ha visto pasar.

Sus platos estrella son las alubias, las lentejas con arroz y las albóndigas, aunque su truco para llegar así de bien a su edad, es tomar para cenar un café con leche.

Celebró sus 100 años rodeada de su familia y con un molotov delante, uno de sus postres portugueses favoritos y que ha tomado tantas y tantas veces en La Antilla, la playa "de las horas felices" a la que tanto cariño le tiene y a la que ayudó a hacer crecer junto a su marido.

stats