"Me queda mucho por hacer y me apunto a un bombardeo, hasta que me echen"

La intérprete malagueña sube esta noche al escenario del Gran Teatro (21.00 horas) con Juan Luis Galiardo, el más reciente Premio Ciudad de Huelva del Iberomaericano, una explosión de energía

"Me queda mucho por hacer y me apunto a un bombardeo, hasta que me echen"
"Me queda mucho por hacer y me apunto a un bombardeo, hasta que me echen"
Raquel Rendón / Huelva

07 de diciembre 2008 - 01:00

Es una malagueña vital y con ése ángel que le caracteriza, comenta que una de las grandes diferencias entre el público del norte y el andaluz es que "en el norte se ríen más de todo lo que tenga que ver con el sexo, debe ser porque hacen menos el amor".

-¿Qué le espera al espectador onubense que acuda a ver 'Humo'?

-Una hora y media intensísima, con grandes emociones, divertimento, con un poso para poder compartir con su acompañante y discutir si ha querido decir esto o lo otro...

-Hace pensar.

-Sí, mucho. ¡Ha habido incluso gente que ha repetido para ver quién llevaba la razón sobre las conclusiones que ha sacado de la obra! Es que se habla de los vendedores de humo, tan presentes en nuestras vidas, y de las adicciones. Pero no sólo de la adicción al tabaco, que es el pretexto, sino de otra terrible y hermosa como la adicción al amor; o a la mentira, de las más peligrosas.

-Esa última parece estar más de moda que nunca.

-Bueno, ¿quién no suelta una mentirijilla a diario para poder sobrevivir? Pero todo esto está en clave de tragicomedia, que es lo más cercano al ser humano, que tiene de repente ese punto dramático y patético que hace reír.

-Ver a Galiardo y a usted juntos sobre el escenario ya es argumento suficiente para verla. ¿Cómo ha sido trabajar con él?

-Hacemos una pareja escénica muy explosiva. Somos dos personas energéticamente potentes y tenemos muchísima química. Sobre el escenario funcionamos estupendamente, y fuera también. De él estoy aprendiendo mucho.

-Además, comparten otras producciones juntos.

-Así es. Se llama 'A la luz de Góngora'. Nos la encargó el Centro Andaluz de Teatro (CAT) y tenemos la intención de ir a Huelva con ella (-a ver si alguien nos contrata-, comenta). Es un espectáculo del que he elaborado yo la dramaturgia y soy la directora. Es una aproximación al Barroco donde la gente participa con proyecciones, música en directo, marionetas, karaoke... También tenemos las 'máquinas' con las que se hacían los efectos especiales en el teatro del Siglo de Oro. Es muy divertido, una especie de zapping en el que la gente lo pasa pipa. Es simplemente para que la gente le pierda el miedo a la palabra Barroco, que para muchos jovencillos es como un supositorio.

-Piensan que es algo aburrido, pesado, ciertamente.

-Creo que, simplemente, lo desconocen. Esta es una manera muy divertida de cogerle el gusto, en definitiva, a nuestro idioma.

-Volviendo a 'Humo', ¿cómo es Juan Carlos Rubio como director?

-Él rompe el esquema ése que se dice de que los autores no deben dirigir sus funciones. Esta obra fue Premio de la Sociedad General de Autores (SGAE) en 2005 por unanimidad, por primera vez en la historia. Viene de la interpretación, es un ángel que sabe de todo, tiene un sentido común estupendo y todo lo que nos dice nos ha ayudado mucho. La función tiene terapias que hacemos con el público, con las que él ha roto la cuarta pared, dándole una vida especial al espectáculo.

-¿Qué ha aprendido de su personaje, Ana?

-Que uno a veces, por sobrevivir, puede cambiar de opinión. Que después de haber mantenido una idea durante muchos años, las dificultades de la vida te hacen situarte en un lado diferente.

-A usted, que ha sido incluso 'chica Almodóvar', ¿le queda algún director de ensueño con el que trabajar?

-Montones. Como dice Galiardo, soy una joven promesa (risas). Me quedan muchas cosas por hacer y me apunto a un bombardeo, hasta que me echen.

-¿Volverá a trabajar con Pedro?

-Acabo de repetir. He tenido la suerte de que me ha llamado para hacer una colaboración pequeñita pero muy cuidada, como todo lo que hace -en cada fotograma controla hasta el pelo de la nariz-. He hecho dos escenas en 'Los abrazos rotos', su última peli, en las que tengo conversaciones con Penélope Cruz, donde me ha cuidado como si fuera la estrella.

-¿Teatro, televisión o cine?

-Teatro, cine y televisión, por ese orden. El teatro es la esencia del actor, un rito en directo donde te mides realmente a ti mismo, te baja los humos. El cine es muy mágico y la televisión me gusta mucho, pero últimamente se hacen series donde se grita todo el rato, se trabaja 14 horas al día y se paga mucho menos que antes. Pero me gusta y volveré a hacerla.

-Ha estado mucho en Huelva.

-Sí, voy a menudo. He estado haciendo teatro y tengo mucho amigos, como el periodista Bernardo Romero, el pintor de Aracena José Viera o Fernando González de Canales. Sobre todo voy a Islantilla con mi amigo Juan Labrador, ex director del Festival de Islantilla, que cocina muy bien y de vez en cuando me invita a comer a su casa.

-Aparte de esto, ¿a qué dedica su tiempo libre?

-A tocarme las narices todo lo que pueda, a descansar y disfrutar de mi familia todo lo que pueda. Me gusta cocinar, lo hago bien, además. Tengo también una pequeña plantación de mangos ecológicos en Málaga, me encanta el monte.

-Un libro.

-'Encuentros con hombres notables', de Gurdjieff.

-Un cantante

-Muchos... Pasión Vega.

-¿Un actor?

-Carlos Hipólito.

-¿Una película?

-'Camino', de Javier Fresser, nominada al Goya. Me ha impactado.

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