Con el punto de mira en la final

Gran noche Carnaval la del sábado en el Gran Teatro de Huelva. Público, ambiente (dentro y fuera de la bombonera) y agrupaciones que dieron todo lo que tenían, o casi todo, reservando algo para la final.

Abrió la velada la murga de Punta Umbría Una chirigota que cumple, que enseguida rompió el hielo con la puesta en escena. Son niñas pequeñas que celebran su cumpleaños, con payaso incluido, que hacen gala de la inocencia y la travesura a esa edad. Hicieron juegos, baile, adivinanzas con piñata incluida. Hablaron del baile que más le gusta a sus madres, la zumba con el profesor, del afán de sus padres de hacer algo de ejercicio con la bicicleta, incluso cantaron el cumpleaños feliz en chino. Con unos trajes muy coloristas y pompas de jabón por el escenario, no se olvidaron de hacer un recorrido por la historia de Huelva y la situación actual. El año pasado fueron Los machos ibéricos.

La segunda agrupación en subirse a las tablas fue el cuarteto de Riotinto Agencia de viajes Juan y Medio. El letrista y la dirección de estos viajeros de la tercera edad que también buscan pareja corrió a cargo de Rubén Remesal, La independencia de Cataluña y la carne procesada fueron algunos temas de su repertorio. Tampoco faltaron las promociones y ventas que se realiza en cualquier viaje organizado: termomix, zapatillas cómodas, sillones de masaje y paelleras.

Cerró la primera parte de la función la comparsa mixta Zombilandia de San Juan del Puerto (la pasada edición fue Antoñita la fantástica) cuyo autor es Víctor Manuel Quintero y que comparte la autoría musical con Diego Calzado, bajo la dirección de Laura Martín. Zombis de la sociedad, como se autodenominaron, criticaron en sus letras el consumismo, la manipulación de la televisión, los políticos sibarita y los males de sociedad actual en general, que hacen que los ciudadanos no piensan por sí mismo y son manejados al punto de vivir como verdaderos zombis.

Bonitas voces de estas comparsistas muy metidas en su papel, que aludieron también a los malos tiempos para el Carnaval. Cantaron un pasodoble a la provincia de Huelva que arrancó el aplauso del público.

Tras el descanso, llegó también desde Punta Umbría la comparsa Los Tiburones, bajo la dirección de José Luis Galloso, que el pasaron año se presentaron al concurso de la capital onubense con Los tatuadores.

Ataviados con un tipo de los distintos estamentos que sustentan el poder de la sociedad, entre os cuales están los empresarios, jueces, banqueros y políticos, no dejaron títere con cabeza. Tiburones son las multinacionales que explotan y contaminan, los jueces, los presidentes. Su actuación fue una constante crítica y repulsa contra los citados poderes, depredadores que se "comen los sueños, las ilusiones" de la gente y llamaron a la lucha para cambiar el rumbo y para que el pueblo alcance el poder . En su disfraz no falta la aleta de tiburón dorsal.

Muy efectista fue la puesta en escena de la murga de Huelva Zembrando el pánico, de la peña La Colombina, que presenta una particular interpretación de Drácula de Bram Stoker. Esta veterana agrupación, dirigida por Juan Manuel Gómez, se alzó en la pasada edición con el segundo premio con los Zijos de Luis y Ana.

Disfrazados de vampiros acarrean la peculiaridad de estar desintoxicándose en rehabilitación. Son unos chupasangre que trabajan en un huerto, no falta personales como Igor y el Hombre Lobo y utilizan gafas de sol para que no les dé la luz de la mañana. Pasodobles a los refugiados y a los migrantes y a los colores de Huelva.

Cerró la velada, otra agrupación de la capital La última frontera, bajo la dirección de Juan Enrique López. Es un batallón de soldados que defiende al Carnaval onubense, también el de calle, unos auténticos guerrilleros de las Carnestolendas. Pasodobles interpretados con voces muy técnicas y musicalidad. Los mentideros hablaban de la jornada del sábado como una de las saldrán varias agrupaciones para la final.