Dos años de prisión por violar a una joven a la que invitó a su casa fumar una cachimba en Huelva

La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a dos años de prisión a un hombre por violar a una joven a la que conoció una noche y, posteriormente, la invitó a su casa a fumar una cachimba. La sentencia, lo considera autor de un delito de violación, por el que además de la pena de cárcel se le impone la prohibición de acercamiento a la víctima a una distancia inferior a 200 metros, así como a comunicarse con ella durante tres años.

Asimismo, suma la medida de tres años de libertad vigilada, y, en materia de responsabilidad civil, el pago de una indemnización a la joven 6.000 euros por los daños morales padecidos. Concurren la causa las circunstancias atenuantes de Reparación del daño, pues el acusado consignó antes del juicio 1.000 euros en adelanto de la indemnización y la analógica de Anomalía Psíquica, pues el acusado padece desde su infancia un trastorno por déficit de atención con hiperactividad y rasgos anómalos de personalidad que le dificultan el control de impulsos y que le afectan parcialmente a su capacidad volitiva.

Se considera probado que el día 22 de julio de 2020 el acusado conoció por casualidad a una joven y entabló con ella una conversación y tras un rato de charla, el procesado la invitó a fumar una cachimba en su domicilio. Ella aceptó y sobre las 22:00 los dos jóvenes llegaron al domicilio del acusado donde prepararon una cachimba en la cocina; una vez lista, él se acercó a ella e intentó besarla por el cuello y acariciarla pero ella lo apartó dándole unos manotazos y diciéndole que no quería que lo hiciera, que no había ido a su casa para eso.

Desoyendo la negativa de la chica, el procesado intentó en varias ocasiones besar y acariciar a la joven que se afanaba en alejarlo de sí; a pesar de ello, consiguió desatarle el nudo del mono que vestía la chica y dejó al descubierto sus pechos, tras lo que empezó a realizarle tocamientos aunque ella se opuso y le dio manotazos para repelerlos.

En un momento determinado, después de que la chica indicara sus deseos de que la dejara en paz y la dejara marchar y se fuera hacia el salón, él la siguió y la empujó al sofá bajándole íntegramente el mono que vestía arrastrando también las bragas y dejándola desnuda. Una vez en el sofá y ante la insistente negativa de ella para que la dejara en paz, él continuó con los tocamientos y se predispuso a tener relaciones; aunque ella se negaba diciéndole que no quería hacerlo.

El temor a sufrir violencia física debido a la superioridad y fuerza de él así como el hecho de encontrarse sola en un domicilio desconocido, impidieron que su resistencia se manifestará más allá de la negativa verbal, de manera que accedió a someterse a los deseos de él. Como consecuencia de los hechos, la joven fue diagnosticada de sintomatología compatible con trastorno por estrés agudo.