El prior agustino que visitó Huelva, en la cátedra de San Pedro
Huelva de ayer a hoy
La plaza que es corazón vibrante de la ciudad lleva el nombre de estas monjas por el afecto ganado en 515 años; en este tiempo les visitó el hoy papa León XIV
Las madres agustinas se dedican a la oración y la enseñanza de los jóvenes onubenses

La presencia agustiniana en Huelva es de las más antiguas y solidas realidades cristianas que aun laten con la misma fuerza que cuando fueron erigidas. En el solar de la feligresía de la parroquia mayor de San Pedro Apóstol y más antigua aún que la parroquia de la Concepción, en estos momentos estamos en disposición de dar a conocer cuando principia el culto en aquel querido templo, eso será pronto en una próxima publicación.
Ahora nos quedamos con el gozo de que las reverendas madres agustinas es la comunidad de religiosas femeninas más antiguas de Huelva.
En estos momentos se cumplen 515 años de su llegada y son tan nuestras que ellas, las monjas agustinas, son las que le han dado nombre a la plaza que es el corazón y latir de nuestra ciudad: la plaza de las Monjas. Cuántas veces quisieron cambiarle de nombre, que si de San Juan, del Rey, de la Constitución, de José Antonio; lo cierto es que los onubenses siempre honraron a sus monjas. Ellas que pasaron por muchos avatares se dedican, además de a la oración, a la enseñanza desde el curso 1982-1983 y su colegio de la calle Palos de la Frontera es una realidad desde 1992, con un gran prestigio.

Hoy les quiero hablar de esta presencia tan real como la de un agustino, Robert Prevost, que hoy inicia su pontificado en Roma como León XIV. El mismo que no hace tanto, estuvo en Huelva en dos ocasiones en 2007 de visita como prior general y en 2011 para presidir la clausura de los cinco siglos de las Madres Agustinas. Este hecho ha revolucionado a todos desde estos días que fue elegido papa. Sí, un papa entre nosotros, le vimos y le conocimos, tocado por el Espíritu Santo para ser sucesor de Pedro e, igualmente, uno de nosotros de huesos y alma, que caminó por la plaza de las Monjas. Estamos llamados a la santidad y a ser testigos de la presencia de Cristo.
Cuántos nombres escribieron los ‘vaticanistas’ pero apostar contra el espíritu Santo es tener seguro que siempre se pierde; nadie apuntó a Robert Prevost y es nuestro papa, un americano que mira al Perú, a Chiclayo. Vivimos también el reduccionismo en los titulares pues su vara y su callado no responden a meros estándares políticos, conservador/progresista, no se puede tener una mirada tan reducida. Progresista, claro está crucificado, lo mataron por alzar la voz; conservador, claro, conservamos el camino emprendido en Jerusalén, hace 2.025 años.

Se preguntan si será continuista, claro e irá en la senda de todos los papas que aportaron a la Iglesia y al mundo lo que en su momento necesitaban. Robert Prevost nos recuerda ahora a León XIII que en 1891 promulgó la Rerum Novarum, toda una revolución en atención a los obreros. Luego vinieron otros grandes momentos como el Vaticano II. Más cerca Juan Pablo II con la gran apertura al mundo, llevando la Iglesia a todos, vino hasta Huelva, y contribuyó a la caída del muro de Berlín; Benedicto XVI en su mirada a Europa y Francisco, buscando entre los más desfavorecidos. León XIV nos hace mirar, en el amplio horizonte de su pontificado que ahora comienza, a la paz. Quién en la Iglesia no se ha preocupado de los últimos, los marginados… vayan y pregunten por Cáritas o a las hermandades y atiendan la labor de su bolsa de caridad.
Esto no es un partido político, es otra cosa; sus siglas son JHS, Jesús Hombre Salvador.
Los padres agustinos estuvieron de 1901 a 1931 y volvieron para quedarse en 1996
Resulta que Robert Prevost es un agustino, como esos padres que le antecedieron y en Huelva su presencia aparece en 1901. Se dedicarán en su casa de la calle Puerto a la educación de los jóvenes onubense, alcanzando un gran prestigio y dejando para la historia de la Semana Santa de Huelva la creación de la Agustiniana Hermandad de la Buena Muerte, que también visitó. Una realidad cofrade desde 1916 con su antecedente de la Cofradía de Nuestra Señora de la Consolación.

Los agustinos se vieron obligados a tener que marcharse de Huelva en 1931, la situación política se les hizo muy incómoda. Sin embargo volvieron, tuvo que pasar mucho tiempo, 65 años, pero la presencia de ellos fecundó en su casa que ahora tienen en Corrales, atendiendo a todo Aljaraque y a la pastoral penitenciaria, con vínculos muy estrechos con la capital.
Me alegra haber escuchado hablar con tanto gozo al agustino padre Emilio de su amigo Robert, el prior agustino, con el que tuvo numerosos encuentros. Ese toque de cercanía y santidad que tiene León XIV nos recuerda mucho al vicario agustino que está ahora en el Obispado, siempre con una sonrisa y mucha paz para todos.

La alegría de las Madres Agustinas resultó estos días algo compartido por todos los onubenses, mostraron el álbum de fotos de aquella Eucaristía presidida por Robert Prevost en su iglesia de Santa María de Gracia, no puedo por menos que alegrarme por todas ellas y por sor Carmen que es todo santidad recibiendo de él la comunión. La verdad que nuestro gozo fue compartir la celebración del quinto centenario de su convento y hoy ver que un agustino se sienta en la cátedra San Pedro para iniciar su pontificado.
Una alegría para la presencia agustiniana en Huelva.
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