Las palmeras no resucitan
En el Titán
Los ejemplares afectados tienen más de un siglo de vida, un patrimonio natural difícilmente reemplazable



El panorama es desolador. En el Paseo de Santa Fe hay 21 palmeras muertas y solo nueve vivas; en la Plaza de las Monjas hay 14 que se han quedado en el tronco y sólo hay cinco vivas, en uno de sus laterales sólo queda una; en los Jardines del Muelle hay una decena que están perdidas, casi la mitad del total y así podemos seguir por tantos espacios públicos de la ciudad.
Cierto que a raíz de los reportajes publicados por Huelva Información desde el pasado octubre se pudo ver una mayor preocupación de las autoridades por el problema que venía planteado la plaga del picudo rojo. Lo cierto es que como se ha podido comprobar de nada ha servido para la mayoría de las palmeras afectadas el tratamiento de choque, casi un diez por ciento de las 6.000 palmeras censadas por el Ayuntamiento de Huelva estaban ya afectadas. Las palmeras se veía que estaban muertas, aún así había quien pensaba en la 'resurrección de las palmeras' pero lo cierto es que no, que no, que aquellas seriamente afectadas y olvidadas desde hacía tanto tiempo, en lugares muy emblemáticos de la ciudad, nada se podía hacer por salvarlas. Lo cierto es que entonces se optó por una poda que desmochó a un gran número de ellas y que como se ha podido ver son las que siguen ahí, pero muertas, como torres de chimeneas del Polo Industrial. Las otras palmeras tratadas y no desmochadas se está viendo en este verano cómo le salen palmas nuevas y sino miren por la avenida de Hispanoamérica, y también en algunas del Paseo de la Glorieta y en los Jardines del Muelle.
La prueba de que la poda desmochando la palmera no ha tenido el efecto deseado se ha tenido recientemente, en la Plaza de San Pedro. Primero le hicieron una poda verdaderamente artística, con un joven que se subió hasta arriba de ella. Pero luego se fumigó de lejos, tan de lejos que ni le llegaba el insecticida. Por Semana Santa se observó que de aquella poda había una palma que podía caerse. La solución fue drástica y a la vez desafortunada, los bomberos la desmocharon y no ha resucitado. Han pasado sólo unos meses e Infraestructura ha decidido talarla, lo mismo que otra más pequeña. Con esta palmera, la de la esquina, la que estaba cerca de los antiguos graneros del cabildo, se ha ido más de un siglo de historia de la ciudad. Es verdaderamente un drama. La ciudad ha ido perdiendo su identidad conforme desaparecían edificios antes no valorados y en la actualidad reconocidos, algunos destruidos hace unos años y muchos en el periodo de nuestros Ayuntamientos democráticos, para no tener que mirar mucho para atrás que también hubo sus desmanes muy serios. Tanto como la pérdida ahora de este palmeral de la ciudad de Huelva. Pero cómo quedará la Plaza de las Monjas o el Paseo de Santa Fe, dicen que al alcalde no le hacen gracia los chistes de palmeras y no es para menos.
No se sabe si lo mismo que se ha inventado el césped artificial para las fuentes y rotondas, como la de la Plaza de las Monjas, se vaya a poner una palmera como la del paso de la Borriquita, vamos con palmas de plásticos aprovechando el tronco. Lo cierto es que las palmeras secas pueden convertirse en un serio peligro si se vencen, en lugares tan concurridos como estos.
Cierto es que desde la Delegación de Infraestructura se culpa a la Junta de no atajar la expansión de la plaga que no sólo afecta a Huelva, sino a sus alrededores y a particulares.
Pero también se han visto aptitudes. La Diputación se ha ofrecido por cuidar las palmeras del Asilo. En las Oblatas, el Ayuntamiento no deja ni podarlas y no piensen en la respuesta si se le pide que las repongas.
Las palmeras no resucitan, como alguien creía.
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