Historias del fandango

La ópera flamenca en Huelva

La ópera flamenca en Huelva

La ópera flamenca en Huelva

EL primer espectáculo de ópera flamenca celebrado en Huelva tuvo lugar en el Cinema Park en mayo de 1932, pero no fue organizado por Vedrines. Actuaron El Pipa, Miguel de los Talleres, Niño de Fregenal, El Cojo Luque, Niño Isidro y Rengel, acompañados por Rofa y Paco el de Paradas, más el baile de Frasquillo y La Quica. [Aclaremos que esta denominación fue genérica y que se impuso como modelo, independientemente de quien organizara los espectáculos].

Otro, en diciembre de ese año, también fue anunciado como de “ópera flamenca”. Se celebró en el Teatro Mora con un extenso cartel. Como novedad, se presentaba Fernando Vilches, el “Vallejo del saxofón”, que imitaba con el saxo a la Niña de los Peines, a Vallejo y al Niño de Marchena [1], de los cuales emuló sus fandanguillos, granaínas, peteneras y las tarantas de Chacón. Le acompañaba “el brujo de la guitarra” Sabicas, que actuaba por primera vez en Huelva, y que ejecutó todo un recital de su toque. Debutó la Niña de la Puebla y actuaron también Canalejas (“el duende del fandango”), el Niño de la Puerta del Ángel, Eusebio de Madrid (“el de la voz de platino”) y Rojo de Salamanca (“estilista propio”).

[1] La Provincia, 20 julio 1933 [1] La Provincia, 20 julio 1933

[1] La Provincia, 20 julio 1933

El primero de los que llevó a Huelva el empresario Vedrines se celebró en la plaza de toros de La Merced en julio de 1933. Actuaron Pepe Marchena; Angelillo, el único tenor flamenco; Mazaco, Pena hijo, los bailaores Los Chavalillos Sevillanos (los que de adultos se convertirían en los míticos Antonio y Rosario) [2], los guitarristas Ramón Montoya y Manolo de Badajoz, y bailó “como solo ella sabe hacerlo” la bailaora gitana Carmen Vargas. El público se quedó esperando, porque Pepe Marchena había anunciado días antes que se había enamorado de esta bailaora y que se iba a casar con ella. Pero no hubo confirmación. Nada: estratagemas publicitarias. Bueno, sí: hubo sorteo de regalos en metálico para el público por valor de mil pesetas. Las entradas costaron 3 pesetas la silla, 1,50 las gradas, y una peseta señoras y niños.

[2] Los Chavalillos Sevillanos, Antonio Ruiz Soler y Florencia Pérez, Rosario. [2] Los Chavalillos Sevillanos, Antonio Ruiz Soler y Florencia Pérez, Rosario.

[2] Los Chavalillos Sevillanos, Antonio Ruiz Soler y Florencia Pérez, Rosario.

En el verano de 1935 actuó en el Cinema Park la Niña de Linares y se representó la obra costumbrista La zambra de Chorro Jumo o un juramento gitano se trataba de un grupo que venía de gira por el país y en cuyo espectáculo la cantaora jiennense cantaba Los campanilleros, tan del gusto popular, saetas y fandanguillos. (Chorro Jumo fue un patriarca gitano del Sacromonte granadino, un personaje prototípico de lo castizo y atracción viviente para los extranjeros que visitaban Granada, hasta que falleció en 1906. Esta obra trataba de mantener el tipismo de su leyenda).

Otro espectáculo de ópera flamenca de este verano se celebró en la plaza de toros, con el matrimonio Niña de los Peines y Pepe Pinto como figuras principales, más Canalejas, El Americano, Guerrita y El Peluso, un jovencísimo cantaor sevillano de dieciséis años, cómico, que salía al escenario vestido de Charlot con bastón y bombín y que creó un fandango personal muy atractivo. [3].

[3] Este mismo espectáculo se representó en la plaza de toros de Huelva en el verano de 1935. [3] Este mismo espectáculo se representó en la plaza de toros de Huelva en el verano de 1935.

[3] Este mismo espectáculo se representó en la plaza de toros de Huelva en el verano de 1935.

Meses después de acabar la Guerra Civil, ya con Vedrines retirado por enfermedad, su cuñado Montserrat llevó a la plaza de toros un espectáculo “con los tres ases del cante jondo”, Niño de Marchena, Vallejo y El Peluso. [4]

[4] Odiel, 27 julio 1939. [4] Odiel, 27 julio 1939.

[4] Odiel, 27 julio 1939.

El Niño de Marchena

Pepe Marchena fue el adalid de la ópera flamenca, el triunfador, el cantaor más aclamado, que llevó al fandango a su éxito más fulgurante. A finales de los años veinte le llamaban el “Fleta del cante”. Y tuvo a Vedrines como empresario, que le ofrecía contratos de mucho dinero, de manera que fueron una pareja de muchísimo éxito.

Pero Marchena inició una etapa en la que cometió excentricidades como la de salir a cantar vestido de esmoquin, que le valió críticas severas, porque no encaja esa indumentaria con el flamenco. El periodista Galerín le censuró con ironía imputando sus extravagancias al promotor que era el que le consentía las estrambóticas licencias que se estaba tomando el cantaor: “¡Te maten a pellizcos, Vedrines!” [5].

[5] El Liberal, 4 marzo 1929. [5] El Liberal, 4 marzo 1929.

[5] El Liberal, 4 marzo 1929.

Como puede observarse en la cartelería, los artistas flamencos más destacados de sus espectáculos eran siempre buenos fandangueros.

Vedrines estaba en todo. En julio de 1929 celebró un gran concierto en Madrid en honor de los aviadores españoles que fueron rescatados por el portaviones británico Eagle en pleno Atlántico, cerca de las Azores, donde el avión pilotado por Ramón Franco y sus compañeros se había perdido y llevaba una semana flotando [6].

[6] Heraldo de Madrid, 4 julio 1929. [6] Heraldo de Madrid, 4 julio 1929.

[6] Heraldo de Madrid, 4 julio 1929.

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