El nuevo superpoder del liderazgo: escuchar con carisma
Liderazgo Inteligente
La escucha activa ya no es suficiente: lo que diferencia a quien lidera con verdadera influencia es la escucha con carisma, en la que se combinan el optimismo y la autenticidad
Liderar en la cuerda floja o cómo ser flexible en tiempos de cambio
No, no hablo del optimismo vacío ni la autenticidad como una pose de foto. Me refiero al realismo optimista, que tampoco es ese concepto que algunas personan usan como escudo cuando se les llama pesimistas. Y hablo de la autenticidad como habilidad: la de mantener tu esencia incluso cuando las circunstancias aprietan. Si combinas una escucha auténtica con autenticidad y cuidas eso de ser realistamente optimista, tendrás muchas más opciones para ejercer un liderazgo verdaderamente influyente.
Por mucho que lo hayas escuchado o leído, poco se habla del poder de la escucha para influir en las conductas ajenas. Por eso es un verdadero motor del liderazgo que, al fin y al cabo, es conseguir que las demás personas hagan lo que tú quieres y que, además, quieran hacerlo. Y si la escucha activa es ya casi un superpoder, parece que cada vez más escaso, la escucha que te propongo entrenar en este artículo es toda una capa que te va a permitir volar con tu liderazgo.
Escuchar para influir
Y, por si acaso, no puedo dejar de repetir esto ahora: escuchar no es solo dejar de hablar, es dejar de pensar en lo que vas a decir y concentrar toda tu energía en comprender a la otra persona. Te aseguro que eso se va a notar en tu mirada, en tus posturas, en las preguntas que haces y en el vínculo emocional tan valioso que surge. Ese vínculo es el que moviliza las conductas de las personas.
Te dejo aquí tres pautas de entrenamiento muy sencillos para hacerte hábil en eso de escuchar con carisma.
1. Dedica tiempo a cada persona y mide el tiempo que hablas tú
Programa encuentros periódicos con cada persona de tu equipo, eso es ya bastante habitual, pero cuida de no convertir esos momentos en revisiones fiscalizadoras para revisar tareas, que eso sí que es muy común. En lugar de eso, empieza con una pregunta muy abierta del tipo “¿Qué necesitas de mí para trabajar mejor?” o “¿En qué te parece que podríamos mejorar?” y muérdete un poquito la lengua. Escucha sin interrumpir, sin resolver y sin juzgar. Ayuda mucho calcular más o menos el tiempo que habláis cada persona. Si tú superas el 20%, vas mal.
2. Usa el optimismo para generar oportunidades
No, otra vez no se trata de ir repartiendo purpurina. Se trata de enfocar lo difícil con una actitud realista pero positiva. Todo tiene un lado positivo. Así, en vez de decir “esto va a ser una catástrofe” o “vienen meses de infarto” puedes decir: “esto va a ser duro, pero vamos a aprender mucho” o “vienen curvas y seguro que sacaremos lo mejor para llegar a la meta con todas las piezas”. Asustar no motiva, más bien paraliza. El realismo positivo impulsa.
3. Retroalimenta bien y con escucha previa
Retroalimentar bien es decir lo que necesitas decir tendiendo puentes y conectando con las personas. Hay muchas técnicas de feedback que puedes practicar. La más simple es la del sándwich bien hecho: empieza con una fortaleza concreta y sincera, plantea la mejora centrada en las conductas -nunca en la persona-, y termina con otra fortaleza. Y evita generalidades que le encajarían a cualquiera. Que se note que hay reflexión previa y personalización. ¿Ves por qué es importante la escucha?
4. Cuida tus silencios
A veces, la mejor forma de apoyar a alguien es no decir nada. Una postura de “estoy aquí para ti”, un leve gesto de “te escucho”, o una mirada de “te comprendo” no necesita palabras. Eso es presencia verdaderamente carismática, y lo que menos busca es resolver nada. Como dice Goleman: el carisma emocional nace de saber leer y responder adecuadamente a las emociones de las personas.
El liderazgo más efectivo no se mide por lo mucho o lo bien que hablas tú en las reuniones, o por lo claro que lo tienes todo antes de que pase, sino por cómo haces sentir a las personas que colaboran contigo. Y sentirse escuchada o escuchado es algo que le gusta y hace sentir bien a todo el mundo. A ti también. Que de tanto hablar… no se te olvide escuchar.
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