Entre una nueva campanada y la renovación que no cesa
Caraballo y Francisco Orta, dos alcaldes- caimanes que abandonaron su puesto


El proceso de renovación tutelada, como en las grandes corporaciones financieras, puesto en marcha por el ex secretario general socialista, Javier Barrero, seguirá su curso en los congresos locales. De momento, ha abandonado ya Francisco Orta, uno de los alcaldes-caimanes del partido a los que le pega aquella vieja partitura que decía Anda corriendo un relato/con cuidado y con afán/ en la población de El Plato/se volvió un hombre caimán. Como bien dice la canción, Orta se va para Barranquilla, (camino de la jubilación) comiendo pan untado con mantequilla. Antes lo hizo Ignacio Caraballo, en Chucena. Aunque el secretario de Organización estaba obligado por las circunstancias al quedarse literalmente sin tiempo para su pueblo.
Las renuncias de Ignacio Caraballo y Francisco Orta han sido casi automáticas. Pero el PSOE suele aprovechar las crisis, como Solbes, no para limpiar la economía sino sus filas en aquellos pueblos donde se han cosechado malos resultados o el futuro los augura peores. Es el caso de Lepe, con un PP cada vez más consolidado y subiendo el listón de votos; o Moguer, particular calvario del actual secretario general del PSOE y donde este partido no consigue rememorar tiempos pasados, mejores. Moguer es la Punta Umbría de Barrero, con la diferencia de que el secretario de la Mesa del Congreso y coordinador parlamentario reconquistó la plaza antes de pasar a la trastienda.
En todos los comicios municipales el PSOE suele dar una gran campanada. Sonó en Aracena, con Manuel Guerra; en Jabugo, con José Antonio Ramos; en Valverde, con Rodríguez Donaire. Y esta vez...
Entre el pino de Fuentepiña y los conseguidores Hermanos Pinzón gobierna un alcalde que cada mes que pasa está más alejado del PP. Ya hasta le pide dinero al alcalde de Huelva, que a la vez es su jefe, y la Junta de Andalucía aconsejada por el PSOE le mima. Se trata de Carmelo Romero, el hombre de moda. Hubo ya un precedente. En Gibraleón aprovechó la venganza de la popular Esperanza Ruiz contra su partido para desalojar al popular José Luis Rodríguez. Hasta entonces, el PSOE perdía las elecciones sin remisión. Hoy, Ruiz está de asesora en la 'casa común'.
La imparable renovación mira a una debilitada Cuenca Minera, para Bollullos, donde Carlos Sánchez ha perdido la Alcaldía aunque sea a traición, como en tiempos de Recaredo y Wamba. Y Niebla, dilapidada en un viaje a Bruselas a deshora y un alcalde andalucista que se le ha subido a las barbas del Condado de Caraballo.
El PSOE intenta tapar dos o tres vías de agua para que el barco no zozobre en las elecciones Municipales de 2011: el incremento del voto popular en zonas costeras: la marea azul que comenzó en Almería y llega ya hasta Lepe (advertida por Guerra); las candidaturas bicéfalas en las grandes ciudades y los pueblos que han dado síntomas de cansancio electoral o están demasiado cerca de la órbita del PP: Cartaya y Ayamonte, por ejemplo.
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