La nueva lonja pesquera es desde la tarde de ayer una nueva realidad y se convierte así en la primera y más emblemática obra del Muelle de Levante, una zona destinada a cambiar incluso la propia fisonomía de la ciudad con un desarrollo que está pendiente de concretar, presumiblemente a lo largo del presente año. Poco después de las 19:30 de ayer, las instalaciones más profesionales comenzaron a desarrollar su actividad de descarga de capturas, primera subasta y distribución de pescado y marisco bajo la gestión de la empresa concesionaria, Pescados y Mariscos Hermanos Felipe, SL, una vez obtenidos los permisos sanitarios, servicios de suministro e instalación del sistema de subasta digital y control informatizado necesarios para el inicio de la actividad.

Éstos, junto con el retraso en la adaptación del sistema informático que hubo de ser cambiado y últimamente los inconvenientes de la climatología así como compromisos de la empresa que controlaba el mismo, hicieron que se retrasara su entrada en funcionamiento hasta la tarde de ayer. También la pandemia, la paralización económica que ha traído consigo, así como la ralentización administrativa que ha originado, influyó en la demora con que se ha encarado esta apertura. De hecho, el último acto sobre las mismas data del pasado mes de septiembre, cuando la presidenta de la Autoridad Portuaria, Pilar Miranda, hacía entrega simbólica de las llaves del edificio.

En las instalaciones, ya en pleno funcionamiento y sin problema alguno, la presidenta de la Autoridad Portuaria de Huelva, Pilar Miranda, quiso comprobar las instalaciones para conocer de primera mano el desarrollo de uno de los principales sectores de la provincia, así como la subasta y comercialización de pescado procedente de la flota onubense.

El anfiteatro para la subasta es uno de los atractivos de las nuevas instalaciones.

De esta manera, Miranda destacó que “el inicio de esta actividad en las nuevas instalaciones de la lonja representa un punto de inflexión para el posicionamiento del sector pesquero onubense, tan importante para la economía de nuestro territorio, a través con unas infraestructuras de primer nivel, diseñadas y adaptadas a las nuevas exigencias del mercado, como plataforma, junto con la Ciudad del Marisco, para exportar la calidad y excelencia de nuestra mar dentro y fuera del país.”

Pescados y Mariscos Hermanos Felipe, SL, administrará una superficie de 2.280 metros cuadrados durante 30 años desarrollando la gestión de las operaciones de carga y descarga y el control informatizado de las operaciones de venta de la mercancía pesquera.

Con una inversión superior a 6,9 millones de euros, el proyecto es obra del arquitecto José Álvarez Checa y fue ejecutado por la empresa Construcciones Sánchez Domínguez Sando SA. La planta baja está destinada a las cámaras frigoríficas, almacén, el anfiteatro para la subasta, mercado mayorista y oficinas, además de un pequeño bar para dar servicio a los profesionales que las utilicen.

El control del pescado se lleva a cabo desde su desembarque.

Junto a ella se levanta una nave transversal que acogerá a los mayoristas, que dispondrán de acceso directo de grandes vehículos para pesca de procedencia terrestre. En planta baja también se ubican la oficina de cobro, la sala para fabricación de hielo y las cámaras frigoríficas, así como las salas para el servicio de lavado y almacén de cajas. La lonja es un edificio en forma de L, con una proyección rectangular de dimensiones 100 por 60 metros.

Además del aspecto puramente profesional, con unas más que mejoradas condiciones sanitarias e higiénicas, así como de comodidad para efectuar las labores de venta, control e inspección de las capturas, el edificio de la lonja de pesca tienen algo de emblemático por la tradición que tiene en toda la provincia, además de constituir, con permiso del Paseo de la Ría y de la continuación del mismo a través de la rehabilitación de la avenida Francisco Montenegro, en la obra más emblemática de la iniciativa Puerto-Ciudad, al menos hasta que se produzca todo el plan de reurbanización del Muelle de Levante.

Cañaíllas recién capturadas antes de proceder a su venta.

También queda ahora por determinar el paso siguiente, al menos así fue concebido cuando se puso en marcha el proyecto de construcción de la lonja: el conseguir una marca de calidad, una denominación de origen del pescado y marisco de Huelva. La iniciativa, complicada desde un punto de vista administrativo, requerirá un replanteamiento de toda la estrategia ya que, al menos en principio, las condiciones económicas actuales no la aconsejan, al menos hasta que se recupere cierto ritmo de crecimiento.

La siguiente pata que queda por fijar de toda la remodelación del sector extractivo onubense, la deberá completar la apertura de la Ciudad del Marisco, obra ya finalizada y en espera que se resuelva el concurso público convocado la semana pasada con destino al otorgamiento de concesiones para los módulos disponibles, una vez que se han adjudicado ya una treintena de ellos a los anteriores propietarios de las antiguas instalaciones. Éstas serán derribadas para dejar expedita la superficie del Muelle de Levante que, en los próximos meses, se convertirá en una de las iniciativas llamadas, no sólo a que la ciudad recupere la fachada marítima, sino a transformar buena parte de su desarrollo urbano.

Recogida de las capturas una vez finalizada la venta.