Unos 200 niños esperan en centros de protección en Huelva una familia de acogida

Alcores lleva 25 años preservando la infancia y sus derechos fundamentales

Alcores analiza en una jornada por su 25 aniversario el "duelo y tránsito en menores del sistema de protección"

Una familia camina hacia la playa. / M.G.

Alcores lleva veinticinco años preservando la infancia y sus derechos fundamentales en Huelva. Son cientos los menores atendidos por la asociación en este cuarto de siglo, en programas de acogimiento residencial y familiar y de adopción. Actualmente, hay unos doscientos niños en centros de protección esperando una familia de acogida en Huelva.

La asociación surge en Rociana del Condado, por la iniciativa de dos personas interesadas en "ayudar a la infancia desfavorecida", señala la presidenta, Mari Ángeles Martín. Se pone en marcha toda la maquinaria para "un proyecto en el que se pudiera ayudar a menores del sistema de protección, de eso hace veinticinco años, desde diciembre de 2000". En el programa de acogimiento residencial se han podido atender a 24 niños mensualmente, "pero no es un número exacto porque los centros a veces tienen las plazas cubiertas"; en el de programa de acogimiento familiar y adopción, entre 180 y 200 niños mensuales.

Cuando se toma una medida de protección, "el niño entra en un centro o va a una familia y, a partir de ahí, según la evolución del trabajo que se haga con sus progenitores, vuelve con ellos o se busca una familia de acogimiento o una familia de adopción", se busca "la respuesta más idónea para su mejor desarrollo y futuro". Los niños a veces van con una familia de acogimiento urgente, de ahí pueden pasar a una familia de acogimiento temporal y luego pueden irse a una familia de adopción o volver con su familia biológica.

Alcores cuenta con dos centros de protección, con ocho plazas cada uno, "lo que se intenta desde la administración pública es que no sean macrocentros, sino que sean una especie de casas, donde los niños puedan tener una especie de unidad familiar. Los niños pueden estar en estos centros hasta los dieciocho años". Martín explicó que "es una situación muy drástica, porque de hoy para mañana, el día que cumplen dieciocho, ya se convierten en un adulto, cuando realmente no tienen una madurez para hacer una vida adulta, y salen del centro, aunque no tengan la posibilidad de tener resuelta su vida. En algunas ocasiones se ofrece a esos niños pisos de mayoría de edad, para lo que tienen que cumplir unas características. Por eso se busca para los niños una familia de acogida, cuando hay un vínculo creado, se quedan con ella hasta que son capaces de tener una vida independiente, por eso es necesario encontrar familias de acogidas".

Lo que se pretende en Alcores "es abordar desde una manera profesional y humana cómo podemos ayudar a estos niños a que transiten por su historia de vida de una manera más adecuada, para que puedan alcanzar un desarrollo más integral, poder ayudarles a tener un futuro más adecuado, y más igualitario al resto de los niños que han tenido la suerte de vivir y crecer en una familia que los cuide. Ellos vienen de familias que les han cuidado como sabían, muchos de los padres son niños del sistema de protección a los que no se les han protegido, que tenía que haberse hecho una medida de protección, se les tenía que haber dado una respuesta y no se les ha dado y, al final, eso se reproduce y la mayoría de nuestros niños son de la tercera generación de niños desprotegidos".

Las familias de acogida pueden ser biológicas, familia extensa (abuelos, tíos, hermanos mayores) y "de esas tenemos muchas, porque lo que se intenta es que el niño no se desarraigue de su familia". De los doscientos niños que se pueden atender en el programa de acogimiento de manera anual, casi el 60% es familia extensa; luego están las familias altruistas que deciden participar en el programa. Se las valora, y cuando son idóneas, dependiendo de las características de su situación familiar "son idóneas para una cosa, para las familias de urgencia se necesita que al menos un miembro no esté laboralmente activo".

Los acogimientos de urgencia duran seis meses como máximo, "mientras se estudia la situación de los padres y cuál es la mejor opción para ese niño. Una vez que está determinado por el Servicio de Protección de Menores, se decide si regresa con su familia o hay que buscar una medida más estable, y pasa a una familia de acogimiento permanente o de adopción" y en caso de que no haya, a un centro de protección, "por eso necesitamos muchas familias dispuestas para poder dar respuesta a los niños que están en centros".

Las familias de acogida deben tener "disponibilidad y ser capaces de ser incondicionales con los niños". Alcores les acompaña durante el proceso, "no dejamos a la familia sola". La asociación tiene un equipo de profesionales, "la mayoría de las familias de acogida cuando pasan por esta experiencia lo que responden es que los niños les han dado y enseñado más cosas de las que ellos le han podido dar, cuando se ve el progreso del niño es una satisfacción personal increíble". Durante el tiempo que están en acogimiento, los niños tienen visitas con sus progenitores, "son visitas revisadas por un técnico".

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