De Ñengo Flow a Menta Poleo: todo (o casi todo) tipo de música tiene lugar en las Colombinas
La mezcla musical entre Maluma, el flamenco, la bocina y el silencio conforma el sonido de fondo de los onubenses durante su fiesta mayor
Comida con devoción y a precios populares
Adolescentes gritando a sus ídolos apretujados en primera fila. Señoras sentadas con sus raciones mientras suena una orquesta de fondo. Un ponche y un poco de flamenco en la caseta municipal. Padres angustiados con niños en los cacharritos al son de Bad Bunny, la atrevida pareja que no cumplirá ya los setenta que se arranca con un pasodoble... y silencio para respetar a los niños... Esta es la banda sonora de las Colombinas.
Los conceptos música y fiesta parecen inseparables. Y en las Colombinas, de igual forma que son inevitables las largas colas en los puestos de churros a la hora del cierre, también es insalvable que no suene música a todas horas. O casi. Tras la pandemia, el Ayuntamiento estableció que entre las 20:00 y las 22:00 tuviera lugar la 'hora silenciosa' en las atracciones en favor de las personas con Trastorno del Espectro Autista. Durante este periodo, el dueño del Canguro se libra de poner a Bad Bunny, y en los coches de choque no suena 'Droga', la canción por excelencia de estas Colombinas.
En el momento en el que dan las 22:00, el sol empieza a descender en el cielo y la música comienza a ganar la batalla por los decibelios al murmullo que llena el recinto. A esa hora, las atracciones dan vía libre al reggaetón y la chavalería se acerca a su lugar de reunión, el botellón, acompañada de una bolsa de plástico en una mano y un altavoz recién ganado en la tómbola en la otra, donde no suena Eric Clapton precisamente.
Los conciertos toman el mando de la noche. De todos los géneros y gustos posibles. Los artistas más conocidos comienzan su actuación en la carpa destinada a tal fin, este año ampliada tras lo ocurrido en las Colombinas pasadas en el concierto de Omar Montes. Desde el género 'indie' con el concierto de Siloé o el rock de Rulo y la Contrabanda, hasta el tecno con DJ Nano, pasando por el pop de Pastora Soler, más aflamencado el tono de Antoñito Molina, y mucho más el de Maki y María Artés que abrieron la primera noche de Colombinas sin olvidar la noche eurovisiva con Chloé de la Rosa, Chanel y Melody. Separada de ese día quedó Edurne, que también representó a España en el festival de la canción.
En la caseta municipal, hay para todas las edades. Los grupos más ochenteros amenizan las cenas. Aquí cabe desde Salmarina hasta La Guardia o el espectáculo de baile urbano con motivo del Día de la Juventud.
Las familias se marchan a la caseta de la Diputación para escuchar tributos a las bandas más conocidas del panorama nacional, y algunos grupos de flamenco divierten al personal en la de las Hermandades. En las restantes, el rock también suena "un ratito" antes de dar paso al "chunda-chunda".
Superada la medianoche, los niños piden a sus padres ir al Canguro, donde sigue sonando Bad Bunny. Mientras el conejo malo se lamenta de que debió "tirar más fotos de cuando te tuve", la atracción comienza su frenesí de sube-baja para deleite de los adolescentes que chillan descontrolados. En la nueva olla y en los toros mecánicos, los responsables bromean con los clientes, que se divierten mientras suena la bocina que indica que ambas atracciones están llegando a su punto más álgido. Este sonido también sirve para indicar el fin del viaje en el Castillo Hinchable con forma de Bob Esponja, donde un juego al más puro estilo Tom y Jerry entre el padre, que apurado ante la cara del feriante, quiere atrapar a su hijo, y el niño que prefiere saltar un rato más sobre la cara de Patricio Estrella. Cuando al fin gana el adulto, el chico comienza a llorar. Eso, también es música.
Arranca el segundo concierto en la Carpa, este más multitudinario.
En el resto de atracciones, lo más destacado ocurre en la tómbola 'El Gran Oasis', donde el dueño entona su mítico: "Tatarataratero, ¿quién va a llegar el primero?". El del Bingo, a su vez, canta eso de: "Lo estamos dando, lo estamos regalando", al tiempo que anuncia el especial de las 03:00 con un "gran premio". En la calle Sabina Negral, la del botellón, ya no se cabe a las 02:00. Se mezclan los mejores temas de Ñengo Flow con los de Bryant Mayers y aquello se convierte en un batiburrillo musical del que no se distinguen ni los ritmos ni los acordes.
A la hora que cierra el bingo, las sucursales de las discotecas más conocidas de Huelva reciben a la juventud que busca tomarse la 'última' y 'charlar': esto es la voz en grito de uno pegado al oído del otro.
Las 06:00 de la mañana. La fiesta se despide con una canción de rumba, para no olvidar que existen otro tipo de géneros musicales, y cada uno para su casa. O a los puestos de churros. El cambio del ruido ensordecedor al murmullo es tan rápido que el tímpano muestra su disconformidad con zumbidos. También a esa hora comienza el sonido del personal de limpieza limpiando las calles e incluso de algunas ambulancias recogiendo las incidencias acaecidas durante la noche. El amanecer sorprende entre el ruido de las aspas de las barredoras y el sonido del agua a presión contra el albero del recinto. Y de pronto, el silencio.
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