Huelva

Colón recupera su belleza escultórica

  • La actuación se completará en dos meses con la reposición de su escalinata

  • El Puerto de Huelva se plantea para otoño actuar en el entorno si mantiene su tutela

La cabeza de Colón entre andamios, en la visita realizada con la presidenta del Puerto y los técnicos.

La cabeza de Colón entre andamios, en la visita realizada con la presidenta del Puerto y los técnicos. / JOSUÉ CORREA

“Nos dijeron en el Puerto que esta era una obra distinta a todas, que aquí había que echar, además de profesionalidad, mucho cariño”. Ramón Chacón, de la gerencia de la empresa Díaz Cubero, viene a resumir con estas palabras lo que ha sido la restauración del Monumento a Colón de miss Whitney.

La presidenta del Puerto de Huelva, Pilar Miranda, muestra en el monumento en la Punta del Sebo su satisfacción por el trabajo realizado. Era la primera decisión que tomó nada más llegar a la Autoridad Portuaria y un año después es una realidad. El mejor regalo para este 90 aniversario celebrado en la ciudad. Una actuación que, como adelanta para Huelva Información, se concluirá en dos meses con la reparación de las escalinatas del coloso.

Para otoño se espera una intervención en el espacio urbano, como final a la actuación de la avenida Francisco Montenegro, así lo indica Ignacio Alvárez-Ossorio, director del Puerto. Siempre que puedan actuar si se mantiene la tutela del monumento y el espacio que lo rodea por la Autoridad Portuaria.

Detalle de la cara de la escultura de Cristóbal Colón. Detalle de la cara de la escultura de Cristóbal Colón.

Detalle de la cara de la escultura de Cristóbal Colón. / JOSUÉ CORREA

Es una visita muy especial que realizamos, antes de que se retiren los andamios la próxima semana, con la restauradora del monumento, Pilar Soler, para recorrer los quince pisos y alcanzar la cota máxima de 35 metros. Detalle a detalle, conociendo cada una de las actuaciones realizadas con tal cuidado que en algunas partes ha sido intervenida la piedra con un bisturí, siempre para recuperar toda la belleza tras una limpieza muy necesaria, eliminando las manchas negras de los humos y hongos adheridos a la piedra.

La intervención realizada consistió en tres fases, una primera de implantación de andamiaje adecuado para poder acceder a todos los rincones del monumento. Una segunda para estudiar los problemas que, más allá del diagnóstico visual realizado inicialmente desde el suelo, ofreciera la realidad del estado de conservación. Para ello, hizo falta una limpieza manual con cepillo no agresivo, que permitió visualizar con más detalle las lesiones. Es cuando se comprueban las enumeradas en el informe previo, pero que deja al descubierto la patología del monumento observando otros deterioros.

Esto dio paso a la elaboración del plan de actuación, consistente en el tratamiento de la corrosión debido a las grapas disgregadas que sujetan los sillares, así como las fisuras de estos. Se actuó en la perdida de mortero. Se trabajó en su solidez y en puntos concretos se intervino con varillas de vidrio y resinas. Las juntas perdidas se revisten con nuevo mortero de cal y se eliminaron aquellas armaduras externas que se encontraban en proceso de oxidación.

La última actuación fue la de protección del monumento con impermeabilizante y tratamiento de hidrofugación, para evitar que la porosidad de la piedra fósil con la que está realizado -procedente de las antiguas canteras de Niebla- se vea afectada por el agua. La reintegración de zonas perdidas en la piedra se realizó con mortero de cal y pigmentos al agua, ya que no se aconsejó la restitución completa de sillares, para evitar otros problemas. En las grietas donde fue necesario sellarlas se procedió a una actuación en la que se deja testigo de esta intervención, para lo que hay un color distinto a las otras dos anteriores que también aparecen diferenciadas. En todos los casos imperceptible para la vista general del coloso, pero que deja así constancia de cada una de las intervenciones.

El ennegrecimiento de la piedra que se observaba en amplios paños como en la capa o manto trasero de la efigie de Colón, bajo la cruz o en el codo, se ha podido eliminar en su totalidad. Solo quedan pequeños rastros en los que, a pesar de la actuación minuciosa con bisturí, no se pudo profundizar más para evitar otros daños a la piedra, pero han sido especialmente tratados con biosidas, paralizando los efectos de los hongos y evitando así la salida de otros. Queda una oscuridad propia de la piedra que se hace imperceptible a la vista desde el suelo.

Los sillares en mal estado tuvieron un tratamiento muy riguroso, para ello se optó por coserlos con varillas de fibra de vidrio que se cruzan. Se descartó el uso de las de acero inoxidable porque, según los técnicos, con el tiempo siempre aparece algún problema. Ahora el criterio de la restauradora y de la empresa constructora ha sido la de estas varillas de fibra de vidrio que son más estables y aguantan muchas toneladas de peso.

Igualmente, se realizó una intervención en la base del suelo que pisa el pie izquierdo, que es el más avanzado y de gran superficie. Tras una leve inclinación se evita la retención de agua y el tratamiento de impermeabilización practicado evita la acumulación de aguas hacia el interior, que pudiera producir humedades y posterior oxidación en las grapas de la armadura, que ampliar su volumen estallan la piedra. Un tratamiento igual se le dio a los planos superiores de la cruz, en los puntos que así lo necesitaban.La restauración se realizó con los mismos criterios en el basamento troncopiramidal, así como en los paños escultóricos de sus esquinas.

A partir de este momento, en el que la intervención de restauración concluye, se hará necesario un seguimiento anual de mantenimiento, que en los primeros años será de control visual del coloso. Mientras que en unos cinco años se hará necesaria una revisión y tratamiento de hidrofugantes, para evitar los efectos que sobre la piedra realiza el hecho de que se encuentra en la desembocadura de los dos ríos, por una salinidad que aumenta con los vientos procedentes del propio Océano Atlántico, que es al que mira Cristóbal Colón emulando su partida hacia América.

Detalle de la limpieza del codo izquierdo y de la cruz. Detalle de la limpieza del codo izquierdo y de la cruz.

Detalle de la limpieza del codo izquierdo y de la cruz. / JOSUÉ CORREA

No hay que olvidar que aunque la actividad industrial ha descendido en la zona notablemente, este tratamiento también le protegerá de la polución atmosférica de su entorno.

La disposición de los andamiajes en la cota superior ha permitido en esta restauración acercarse al rostro de Cristóbal Colón, ver todos los detalles, el magnífico trabajo realizado por los artistas canteros que trabajaron en su ejecución y levantamiento del mismo en 1929, adentrándose en las curiosidades de las conchenas fósiles.

Una intervención nada fácil. En un andamiaje abierto en quince pisos. En lucha con fuertes vientos y aguaceros, soportando hasta el confinamiento por el coronavirus.

Colón volverá la próxima semana a descubrir su rostro en esta desescalada.

Un motivo más para acercarse a la Punta del Sebo.

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