Miranda no es apto para cardiacos
Temporada Taurina 2025
El torero triguereño corta una oreja de mucho peso y consistencia que convence a La Maestranza
Miranda no es apto para cardiacos. Su consumo puede provocar adicción. Si lo vive una vez va a desear volver a una plaza. Y eso para cardiacos no es recomendable.
Respetuoso minuto sobre el albero. Silencio en la banda. La tarde miraba a la memoria de quien había sido su subdirectora. A María se la llevó el cáncer pero la rescató la música que dirige su padre.
La Maestranza se bebía a sorbitos una tarde muy esperada porque entre dos toreros sevillanos se había metido Miranda. El de Huelva que reclama sitio de una forma muy contundente. Tan contundente como la verdad, el oficio, el valor y la determinación con la que ayer argumentó porqué tenía sitio en esta feria septembrina tan elitista en sus carteles.
Otra vez Sevilla y esta vez con un victoriano exigente, duro y rocoso a pesar de esa nobleza de la que David habló tras su lidia.
El torero le ganó el sitio y la pelea. Una faena muy similar a la que vivió Málaga aunque este toro tenía más claves que desentrañar. Y el torero volviendo a estar ahí, en esa verdad y valor que pone mimbres cuando no los hay; valiente manejando los terrenos, impávido aguantando las dudas, torero cuando el del victoriano se dejó pegar en toda la extensión el muletazo.
La faena no deja solo intacto el valor sino también el toreo. Miranda llevó empapado al toro en ese comienzo de faena rodilla en tierra y remató con la diestra una de las fases de toreo más completas de su gran obra.
Si mérito tuvo ese pasaje con el segundo, la faena al quinto fue toda una demostración de poderío sobre un toro violento, sin clase y detrás de la mata.
Atento al ruedo, David le quitó con la muleta una segura cornada a su banderillero Cándido cuando este resbaló ante el toro.
Una oreja de mucha verdad y peso para confirmar su brillante paso por Sevilla
El trofeo iba a quedar lejos pero no la sensación de poder y clase del onubense ante un público que respetó su entrega y disfrutó su valor porque el torero se la jugó en cada muletazo. Una faena donde cada embroque era una aventura a resolver con firmeza. Miranda sale en alza esta temporada de ese templo grande que es La Maestranza y todo lo ha puesto él.
El poco fondo del primero había dejado inédito a Juan Ortega. No en su entrega ni disposición pero sí en la posibilidad de enjaretar el toreo. El cuarto en cambio fue esa cara que la suerte te deja en un sorteo y le saltó el único toro en bravo de verdad. Y a Ortega no se le fue. No se le podía ir lo que Miranda había enseñado en el torerísimo quite que le hizo a este cuarto.
Fijeza y bravura que el sevillano encauzó con esa torería tan propia con mucha pasión torera por el izquierdo. Por naturales y con naturalidad la faena fue adquiriendo niveles de muchísima entrega tanto por parte del toro como del torero. Ortega también fraguó faena grande con la diestra. Una obra armónica que tuvo empaque y brillantez. Estocada y oreja. Sobró la fuerte petición de la segunda.
A Pablo Aguado la suerte le había entregado un sobrero con pinta de maneras de cabestro. Es como si uno de la parada que se había llevado al lesionado tercero se hubiese quedado en el ruedo. De ahí hasta que dobló el sexto todo el mundo entendió que Aguado no había tenido el mejor lote.
Nunca le perdió la cara el sevillano a la tarde. Estuvo con valor y decisión ante ese boyancón que no humillaba nada.
El sexto pareció otra cosa pero terminó por arrebatarse demasiado en la muleta. Aguado estuvo en torero saludo capotero en ristre y con armónica lentitud y después no llegó a culminar continuidad en una faena que el poco ritmo del toro terminó por no dejarla irse arriba. El pinchazo previo definió la ausencia de todo.
FICHA TÉCNICA
Real Maestranza de Sevilla
GANADERÍA: cuatro toros de Victoriano del Río y dos (segundo y quinto) del hierro hermano de Toros de Cortés. Asperos y sin clase. Exigentes en su lidia, solo el cuarto rompió en bravo y muchas virtudes, siendo aplaudido su arrastre.
TOREROS: Juan Ortega: silencio; oreja con petición de la segunda. David de Miranda: oreja; ovación. Pablo Aguado: ovación; ovación.
INCIDENCIAS: Lleno de no hay billetes. Minuto de silencio en memoria de María del Mar Tristán, recientemente fallecida. Tarde de agradable temperatura. Se despidió del toreo el varilarguero Salvador Núñez
Temas relacionados
No hay comentarios