María Ángeles Martín: "Para ser familia de acogida de un menor maltratado no necesitas ser millonario, solo amor y paciencia"
ENTREVISTA
La asociación onubense Alcores cumple 25 años trabajando por la atención a la infancia maltratada, "la punta del iceberg bajo el que se encuentran niños y niñas que merecen oportunidades"
De completos desconocidos a familia: "Lo importante es que estos niños sepan lo que es tener una figura materna o un hermano"
Cuando un niño sale del centro de protección de Alcores, comienza su nueva vida. Al fin llegó una solicitud de acogimiento por parte de alguien que promete darle el amor incondicional y los cuidados que su familia biológica no ha logrado brindarle. Casi todos los menores lo hacen con un libro bajo el brazo, un cuaderno que suele estar vacío o a medio rellenar y que, en un futuro, será su memoria. "Antes, cuando los niños eran adoptados, su pasado desaparecía. Ahora llegan a casa con el llamado libro de vida. Ahí escriben y dejan constancia de cómo ha sido su día a día, familias por las que han pasado o qué dibujitos le gustaban de pequeño", cuenta Mari Ángeles Martín, presidenta de la Asociación Alcores, encargada de la adopción y el acogimiento familiar en Huelva.
Junto con él, suelen llevar algo de su familia biológica o de acogida. Una especie de permiso emocional para "irse y seguir adelante" y una prueba de que aquellos a los que dejan atrás están felices por haber formado parte de su historia. "Me acuerdo de un grupo de hermanos que llevaban una foto con su madre y una carta en la que les daba ese permiso para seguir adelante, porque ella no podía hacerlo".
Pregunta.¿Cuántos menores de Huelva buscan una familia de acogida?
Respuesta.Habrá unos 200 que esperan familia y en torno a 180 que están en acogimiento en toda la provincia. Nosotros tenemos dos centros de protección de menores en Huelva, cada uno con ocho plazas. En Alcores, realizamos servicios de acogimiento y adopción, además de los propios centros. Anteriormente, también llevábamos el punto de encuentro para que los menores que están en los centros pudieran ver a sus padres, pero eso se acabó integrando en el programa de acogimiento familiar y adopción, por lo que los niños que están en centro de protección de menores ven en nuestro servicio a sus padres.
P.¿Qué servicios ofrecen a niños y niñas que se encuentran en desamparo?
R.El sistema de protección es la punta del iceberg. Debajo hay un montón de niños y niñas y, como sociedad, tenemos la obligación de denunciar si conocemos que están siendo maltratados. Buscamos familias de acogida, porque las familias de adopción suelen venir solas y con una idea clara. Intentamos evitar a toda costa que los niños entren en los centros de protección. No porque les falte de nada, porque allí están rodeados de grandes profesionales y muy bien cuidados. Más bien porque esas personas están trabajando, hacen su jornada y se van a casa.
P.¿Cuál es el servicio en el que hay más necesidad y al que llegan menos solicitudes de familias interesadas?
R.El proceso de acogimiento es el que necesitamos reforzar. Hacemos difusión, captación y evaluación de la familia. En esa primera fase, nosotros lo que hacemos es informar a la sociedad de que existe el acogimiento. Vamos a colegios, centros de salud, plazas públicas, y cuando la familia es captada se le informa de una forma más completa para posteriormente realizar una solicitud a la Junta de Andalucía. Tras ello, se evalúa si esa familia es idónea o no para cuidar a ese niño y se forma y acompaña a sus miembros. A estas familias -acogida- les ponemos alfombra roja, porque son los que están allí para atender al niño y luego nos trasladan toda esa información.
P.¿Cuáles son los requisitos para convertirse en familia de acogida de un menor?
R.Las familias de acogida no necesitan una casa enorme, no necesitan un sueldo millonario. Solo tienen que tener tiempo -el suficiente, a pesar de que tengan otras responsabilidades- y un estilo de apego que compagine con el estilo de apego de un niño o una niña del sistema de protección. Tener mucho amor y mucha paciencia. Puedes ser de una familia monoparental, uniparental, alguien jubilado o viuda. Da igual. Solo tienes que poder ofrecer un amor incondicional a ese niño.
P.¿Puede ser rechazada la solicitud de una familia de acogida?
R.Cuando reciben una no idoneidad no significa que no sean buenos padres, sino que en ese momento puntual de su vida no están preparados para atender a este menor, porque estos niños tienen determinadas conductas que tú como persona, madre, padre de una familia normativa no tienes habilidades para atender. Igual que no todos podemos ser médicos y, aunque sí podemos dar una pastilla o tomar la temperatura, no podemos hacer una cura específica. Es parecido con estos menores. Por eso no todo el que se acerca puede ser familia de acogida.
P.Es posible que el menor en acogimiento vaya cargado con una mochila de experiencias negativas y que eso se traduzca en su comportamiento. ¿Qué aconsejaría a la familia cuando afloran esos sentimientos?
R.Es posible que el niño o niña te rete. Pero aun así, tienes que hacerle entender que tu amor es incondicional y que tú estás ahí para él. Al final, entiendes que retarte es probarse a sí mismo, y probarte a ti para saber si tú le vas a abandonar o si le vas a hacer daño.
P.Es un mecanismo de supervivencia.
R.Nosotros lo llamamos un disfraz. Se ponen ese disfraz como el que se pone uno de un superhéroe, y dentro esconden a una persona dañada. Hay que ser capaces de ver eso y de aguantar la autoestima para lograr que ese niño se quite ese disfraz. También hay niños que, al contrario, son muy complacientes. Te lo dan todo pensando que así a lo mejor tú no lo abandones. En ese caso también puede ser perjudicial porque el niño está reprimiendo sus emociones.
P.¿Es el inicio de la acogida uno de los momentos cruciales para crear un vínculo?
R.Es igual que cuando tienes un hijo biológico. Tú tienes que conocerlo, debes que aprender si tu hijo te está pidiendo comida, agua o que lo cojas en brazos porque sencillamente quiere estar contigo. Por lo tanto, un niño de acogida necesita lo mismo. Un tiempo, estar contigo y aprender a conocerte. En nuestro caso y como profesionales, es verdad que cada niño e historia te sorprende.
P.¿Qué opciones de familia de acogida hay?
R.La legislación dice que lo primero sería ver si la familia extensa -abuelos, primos, hermanos- pueden y quieren solicitar el acogimiento del menor. Cuando el niño o niña no tiene esa denominada familia extensa o no es la idónea, se busca que no vaya a un centro de protección a través de una familia ajena. Por otro lado, está la familia de urgencia -con la que el menor se queda el tiempo que la administración evalúa la situación de los padres- y también está el acogimiento temporal que dura dos años. Por último, estaría el acogimiento permanente -niños de más edad- en el que el niño sigue teniendo visitas con su familia biológica y aún conserva sus apellidos.
P.Si la adolescencia es una etapa crítica en el desarrollo emocional, ¿puede serlo aún más en estos niños y niñas?
R.Los menores que están en protección, cuando llegan a la adolescencia, pueden sentir que han hecho algo malo y que tienen algo negativo que ha hecho que sus padres no les cuidaran y les abandonaran. Es importante que se mantengan alineados todos los pilares de su vida para que no acabe afianzando esa creencia. Hay que conseguir que no desencadene el efecto Pigmalión: yo hago lo que se espera de mí.
P.Una actuación transversal por parte de las entidades.
R.Por eso es también muy importante el colegio, donde nos acercamos para dar charlas con el profesorado para que entiendan que es importante no limitarlos. Estos niños, aunque tengan capacidad intelectual, a nivel emocional están muy bloqueados. Si a nivel emocional tienes ese bloqueo, a nivel intelectual no puedes dar una respuesta. Habría que trabajar primero en ese bloqueo y luego permitir que puedan sacar todo su potencial.
P.¿Todo este proceso con el colegio o familia supone volver a crear ese círculo de confianza?
R.Piensa que nosotros crecemos con lo que nos devuelven los demás. Al principio los niños van en brazos, luego van de la mano y luego se desplazan solos porque tienen esa red de seguridad que les permite crecer en aprendizaje e inteligencia. Cuando un niño tiene un padre o una madre que te dice "quítate que no vales para nada", "qué fatiga de niño" o "qué arrepentida estoy de que hayas nacido", tú ya no confías en ningún un adulto.
P.Y si no forja esa confianza de niño, ¿es difícil que lo haga ya de mayor?
R.Es como construir sobre una casa vieja, que cuesta más trabajo que hacerla sobre los cimientos y desde cero. Estos niños tienen unas circunstancias muy complicadas en su vida, pero es más que posible que se recuperen y que aporten a la sociedad si la sociedad le aporta a ellos.
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