Manuel Carrasco compone una canción por el genocidio en Gaza: "Le pido a los gobiernos que apuesten por el cariño"
No es una canción comercial, ni busca el aplauso fácil, es un lamento, una súplica y una denuncia hecha arte
No es Manuel Carrasco pero canta igual: el artista de Huelva con asombroso parecido al isleño
"No se puede ser ajeno al dolor; estamos todos muy afectados por lo que está ocurriendo en Gaza", así comienza la presentación de La Humanidad, la canción que Manuel Carrasco ha compuesto como respuesta al genocidio en dicho territorio. Solo su voz y un piano han sido suficientes para encoger el corazón de quienes la escuchan. Esta oda a la paz fue interpretada por primera vez en el Museo Thyssen, durante la exposición Gaza a través de sus ojos, convirtiéndose en un acto de denuncia y humanidad.
Carrasco, conocido por su sensibilidad artística y compromiso social, ha decidido utilizar su altavoz como músico para dar visibilidad a esta situación. "Yo creo en la humanidad", así comienza el primer verso de la canción de Carrasco en la que grita a los cuatro vientos que "por dentro somos iguales, por fuera tan desunidos". Toda la sala en silencio escuchaba durante esta cita que, más que un concierto, fue un encuentro íntimo y sincero en el que la realidad de lo que se está viviendo en Gaza era la cruel protagonista que se siente como "una herida en el pecho cuando se le quita la vida a un niño". No es una canción comercial, ni busca el aplauso fácil: es un lamento, una súplica y una denuncia hecha arte.
La letra de La Humanidad está llena de versos que atraviesan el corazón y que se lanzan como dardos directos a los gobiernoes, a los que reclama "que apuesten por el cariño", mientras les recuerda que "nadie es dueño de la luna". El videoclip de la canción, completamente en blanco y negro, recoge el momento en el que entonó por primera vez esta canción junto a imágenes reales del genocidio en Gaza en el que se plasma la destrucción y la desesperación de quienes están viviendo la guerra. La cámara recorre los rostros, las miradas, los escombros y cada fotograma se convierte en una llamada a la conciencia que despierta preguntas incómodas pero necesarias.
"La humanidad no es el color de un partido", sentencia Manuel Carrasco en la canción que se convierte en el quejido de su propio corazón que se pregunta "¿dónde quedó la empatía?".
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