“El mal tiene su origen en la reminiscencia de aquellas estampas viejas que aún conviven con nosotros”
Crónicas de otra Huelva
Ponce Bernal muestra su escepticismo a los onubenses en este artículo que se publica en febrero de 1930, muy cerca ya de las elecciones municipales que dieron paso a la II República

La Introducción
METÁFORAS POLÍTICAS
Cultivar los campos para cosechar sinceridad
El clima político y social de este momento histórico, a pocas semanas de que se celebrasen las elecciones municipales que dieron paso a la II República española, era de gran tensión. Las razones vienen muy bien reflejadas en este texto de Ponce Bernal, que denuncia con honestidad y cierta tristeza la persistencia de prácticas corruptas y violentas en el proceso electoral, como el matonismo y el caciquismo, que habían sido problemas históricos en el país y estaban muy acusados en la España del primer tercio del siglo XX. También muestra una visión pesimista sobre la sinceridad y transparencia de los procesos electorales, sugiriendo que la influencia del pasado y las prácticas autoritarias aún estaban muy presentes.
El tono del artículo es crítico y reflexivo, y parece lamentar que, a pesar de los cambios políticos que estaban por venir, muchas de esas viejas costumbres y estructuras de poder seguían vigentes. La referencia a la necesidad de cultivar más los campos para obtener una "cosecha de mayor sincerismo (sic)" es una metáfora que indica que la verdadera transformación social y política requería un esfuerzo profundo y sostenido.
Ofrece una mirada realista y algo pesimista sobre la situación política de ese momento, pero también invita a la reflexión sobre la importancia de la honestidad y la limpieza en los procesos democráticos. Es un testimonio valioso de un momento crucial en la historia de España que nos ayuda a entender las dificultades y desafíos que enfrentaba la nación en su camino hacia la modernidad democrática.
Ponce es un periodista de provincias con una visión amplia sobre lo que sucede no solo en su entorno cercano, sino en todo el país y fuera de él, en el mundo. Ahora es muy fácil pensar que independientemente de donde nos encontremos es posible estar informado y tener una perspectiva global. Tenemos herramientas de sobra. Pero en esos años era necesario un interés especial por saber y buscar la información. Los periodistas de provincias a menudo aportan una visión fresca, diferente y enriquecedora del panorama informativo con su cercanía y conocimiento de lo local.
Blanquiazul busca que el lector de Huelva reflexione sobre la historia, las raíces y la realidad política de España, con un lenguaje que combina formalidad y cercanía. Persigue despertar en él un espíritu crítico para enfrentar el proceso electoral que se avecinaba y los cambios monumentales que seguirían a esa cita con las urnas.
Es probable que aquellos valientes, profesionales del matonismo, que en época de elecciones hacían su agosto al amparo de políticos poco escrupulosos, dispuestos a conquistar un acta aunque fuera a palos, hayan pasado a la posteridad como una estampa más de esa colección de estampas viejas de la España de ayer. Pero, ¿quién asegura que la España de ayer no ejerce su influencia directa sobre la España de nuestros días? Se asegura que las próximas elecciones serán rabiosamente sinceras. Esto es una utopía.
Es una verdad muy difundida y hasta quizás del dominio de los más lerdos en cuestiones deductivas, que para obtener buen cocido es necesario usar buenos garbanzos. En España, desgraciadamente, el caciquismo continúa siendo una epidemia, y el número de obligados a ejercer su adhesión y su voto a un candidato que ni aún llegan a conocer es superior al de ciudadanos conscientes, libres de obrar en consonancia con sus ideales. Ante esta realidad descarnada, los espíritus poco amantes de la deducción no pueden hacer alarde de optimismo que podría interpretarse equivocadamente.
Hemos de reconocer con cierto desaliento, que España necesita cultivar con más intensidad sus campos para obtener una cosecha de mayor sincerismo, y que no serán las próximas elecciones las acreedoras a ese título de rabiosamente sinceras. Nada de esto. El mal tiene su origen en la reminiscencia de aquellas estampas viejas que aún conviven con nosotros. También superviven desagradables residuos de aquel matonismo electoral, y es posible que se reproduzcan en muchas partes aquellas escenas tan poco edificantes en los días de elecciones, ante la presencia en los centros electorales de individuos armados con garrotes, dispuestos a conquistar el acta para su caudillo a toda costa. Y el pueblo seguirá observando pacientemente, cómo dos políticos maquinan, se apalean y urden tramas subrepticias para llegar a conseguir un puesto, al que solamente debe ascenderse conducido por su beneplácito.
BLANQUI-AZUL
Diario de Huelva, 7-2-1931
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