"Mi madre dio a luz a una niña sana; se la llevaron y dijeron que había muerto"
ESPERANZA Ornedo es una mujer luchadora, de ésas que hace honor a su nombre y no pierde la fe en encontrar a su hermana. La idea de buscarla se la dio su madre, Purificación Mulero, a principios de este año. La mujer estaba viendo un programa de la televisión pública andaluza en el que se estaba hablando sobre los casos de recién nacidos desaparecidos y rescató de su memoria a su primer bebé. Esperanza no supo muy bien por dónde comenzar, "no teníamos documentación y mi madre apenas recordaba el día y el mes en que había nacido". Pero esas cosas no se olvidan y acabó rememorando los detalles. Con un escueto puñado de datos, Ornedo se puso manos a la obra.
Purificación y su marido, Miguel Ornedo, esperaban una niña, el primer retoño de la familia. Corría el año 1968. Poco después de la media noche del 23 de marzo, Purificación ingresó en el hospital Manuel Lois de la capital onubense. Se había puesto de parto.
Su hija Esperanza recordó que, al llegar, la tumbaron en una camilla que una enfermera colocó a los pies de las dos camas de una de las habitaciones del complejo hospitalario. Los dolores de parto eran cada vez más fuertes pero nadie la atendía. "Era su primer embarazo, pero ella tenía claro que la niña iba a nacer ya". Al escuchar sus gritos, una enfermera se acercó a la camilla "y le dijo que dejara de dar la lata, que esos dolores eran normales, sobre todo en las primerizas".
Purificación dio a luz sola, en plena camilla, sin ayuda de doctor alguno, según el testimonio de su hija. Cuando llamó a voces a la enfermera, ésta "levantó la sábana" y vio que la primogénita de los Ornedo-Mulero ya había llegado al mundo. Eran las 2:30. Inmediatamente, trasladó la camilla con madre e hija hasta otra habitación que estaba "vacía". En el cuarto no había más mobiliario que una pequeña mesilla. "La enfermera terminó de sacar a la niña y la colocó sobre la mesilla", indicó Esperanza. "Mi madre vio que era una niña sana, grande, hermosa, le vio la cara y dice que era muy bonita". La enfermera se llevó a la cría y dejó a Purificación sola en la habitación. Nunca más la ha vuelto a ver.
Regresó al rato con las manos vacías, "sin dar explicaciones", y empujó la camilla hasta el pasillo del hospital. Allí dejó a Purificación, a la que en ningún momento la atendió un médico: "Mi abuela tuvo que pedir ayuda porque mi madre estaba vomitando". La llevaron a una habitación y al día siguiente le dieron el alta. Horas después de dar a luz, "un hombre que nunca llegó a identificarse le comunicó a mi madre que la niña había fallecido".
Miguel Ornedo, incrédulo y destrozado, exigió al personal que le mostrara el cadáver del bebé. Lo condujeron al mortuorio pero sólo le enseñaron "un paquete pequeño, envuelto en gasas y vendas". El padre y las abuelas de la menor se dispusieron a descubrir el bulto, pero se toparon con la negativa de la enfermera, que adujo "que se le iba a estropear la carita si le quitaban las vendas, que estaba muy bien preparada y que había que dejarla así".
El hombre entonces solicitó la entrega del cuerpo, ya que la familia iba a hacerse cargo del entierro de la cría. Pero de nuevo se encontró con una rotunda negativa del personal, que le dijo que "el hospital se haría cargo del enterramiento y que el paquete con el cadáver del bebé lo meterían en el ataúd de una de las personas que había fallecido en Huelva ese día, a sus pies". La explicación: "Así es como se entierra a estos niños".
Después de conocer la historia al detalle, Esperanza Ornedo decidió indagar por su cuenta. "Fui al registro, al cementerio, al hospital... y poco a poco fui obteniendo más datos". De su investigación propia sacó como conclusión que "mi hermana no está enterrada en el cementerio de Huelva", lo que le hace pensar que la niña, que hoy tendrá 43 años, "fue robada, sigue con vida y no está en esta provincia".
El trauma de Purificación Mulero fue tal que Esperanza y sus dos hermanas nacieron en casa. No se atrevió nunca a dar a luz en el hospital después de la trágica experiencia. Ornedo tiene claro que "algo sucedió", por lo que no descansará hasta saber "qué pasó con mi hermana y dónde está para que mis padres puedan descansar".
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