La venta legal de tabaco se recupera un 0,93% debido a la caída del contrabando

La venta legal de tabaco atraviesa su mejor momento del último lustro coincidiendo con el primer descenso del contrabando en el mismo período de tiempo. Crecen tanto el número de unidades vendidas como la facturación de las mismas, lo que dibuja un horizonte más halagüeño para un sector azotado por el comercio fraudulento. Las transacciones lícitas de cajetillas de tabaco en establecimientos autorizados volvieron a aumentar en Huelva en septiembre y, aunque lo hicieron levemente, confirman la línea de recuperación que arrancó en mayo, cuando en Huelva se marcó un punto de inflexión tras la concatenación de años de pérdidas.

En concreto, el comercio de paquetes de tabaco de 20 cigarrillos se incrementó hasta septiembre un 0,93%, erigiéndose en la cuarta provincia del ranking nacional de las únicas ocho en que creció por encima del 0,5%, sólo por detrás de Málaga (6,46%), Cádiz (+4,35%), Sevilla (+1,24%) y Granada (0,99%), que, situadas en el área de influencia del Campo de Gibraltar, se han beneficiado notablemente del incremento de la presión fiscal y policial sobre la colonia británica.

En lo que respecta a la facturación, según los datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos correspondientes a los nueve primeros meses del año, el volumen de ventas en la provincia onubense hasta el mes de septiembre ascendió a un total de 106.900.239 euros, de los que de 93.208.796 correspondieron al comercio de cigarrillos, 3.039.095 al de cigarros, 9.477.953 al de picadura de liar y 1.174.395 al de picadura para pipa. Esta cifra supone un incremento interanual respecto a 2014 de un 2,38%, lo que la convierten en la quinta provincia de España en la que más han crecido las ventas por detrás, de nuevo, de Málaga (8,13%), Cádiz (5,86%), Granada (2,56%) y Sevilla (2,87%).

El crecimiento experimentado en septiembre es el quinto mensual consecutivo tras los de mayo (+0,35%), junio (+0,53%), julio (+1,32%) y agosto (+1,11%), dibujando una serie positiva que marca un antes y un después respecto a abril, cuando se taponó la hemorragia de números negativos que la provincia arrastraba.

La ola de crecimiento experimentada en Andalucía contrasta con el comportamiento a nivel nacional, donde el mercado tiende a una cierta estabilidad, aunque a la baja. Así lo demuestra el descenso del 1,2 % de cajetillas de cigarrillos vendidas, con una cantidad total de 1.761 millones. Durante septiembre, las ventas de cajetillas de cigarrillos descendieron un 0,89 %; los cigarros un -4,48 %; la picadura de liar un -3,47 % y la de pipa un -5,01 %. Asimismo, las ventas de cajetillas en las denominadas zonas turísticas y fronterizas, de enero a septiembre, bajaron un 1,24 % y suponen el 12,27% del total de las ventas realizadas en el país.

El incremento de la venta legal de tabaco ha supuesto un alivio para los estanqueros, que respiran después de años de asfixia a causa del perjuicio económico ocasionado en una de las provincias más afectadas por el contrabando. Precisamente, detrás del aumento de las transacciones lícitas se halla el descenso un 1,22% del contrabando de tabaco por primera vez desde 2010, que se ha dejado sentir especialmente en la zona de influencia del Campo de Gibraltar, uno de los principales focos emisores de tabaco ilegal de Europa.

El delegado especial de la Agencia Tributaria en Andalucía, Alberto García Valera, atribuyó recientemente este repunte de la venta legal de tabaco a la presión policial y fiscal sobre Gibraltar, que se ha incrementado en el último año. En 2015 la entrada de tabaco ilegal desde Gibraltar se ha visto mermada un 35% gracias a la presión tanto de la Agencia Tributaria española como de la UE, que forzaron a las tabaqueras a reducir sus niveles de venta en la colonia. El tabaco sigue siendo uno de los negocios más rentables para Gibraltar, que sólo graba las cajetillas con un 1% de impuestos, mientras que en España ese porcentaje se eleva hasta el 80%. Esta diferencia en la fiscalidad, más la subida de precios del tabaco legal desde 2010, provocaron un incremento del contrabando de tabaco hasta límites insospechados en los últimos años propiciando la proliferación de numerosas redes clandestinas de distribución.

No en vano, la laxitud de las penas, muchas veces consistentes en sanciones de carácter económico, provocó en los últimos años que algunas de las organizaciones dedicadas a la distribución de estupefacientes se pasaran al negocio del tabaco, que resultaba casi igual de rentable y conllevaba muchos menos riesgos ante una posible detención.