Un ladrón en mi tejado
Oleada de robos en viviendas El perfil del 'spiderman' de Huelva
El hombre de 53 años detenido por 24 asaltos en áticos llevó muletas en algunos robos y ha trabajado en la construcción
Su historia da para inspirar un cómic policíaco ambientado en las calles de Huelva, entre las plaza de las Monjas y el Polígono San Sebastián, entre la avenida de Andalucía o el barrio de El Matadero, zonas en las que ha estado actuando el hombrepájaro o spiderman onubense (un ladrón con tantos apodos como robos tiene a sus espaldas).
La Policía Nacional le seguía los pasos casi desde el mismo momento en el que puso los pies en la calle, cuando salió de prisión en marzo de 2010. La libertad le ha durado poco: diez meses. A.G.B. es reincidente, un viejo conocido de las Fuerzas de Seguridad al que su debilidad por las casas ajenas le ha devuelto a una cárcel que conoce casi como la palma de su mano de tanto entrar y salir.
No siempre fue así. Antes de que se le torciera la vida y se empeñara en hacer el máster de experto en asaltos y robos a áticos y viviendas ubicadas en las últimas plantas de los edificios de toda la ciudad, trabajó como transportista y en la construcción. Quizá de esta etapa de su vida profesional le venga su afición por las alturas y su apego a azoteas y tejados. Sólo en estos últimos meses que ha estado en libertad hasta su arresto se le atribuyen 24 robos en viviendas.
Quizá también la obra y el andamio contribuyan a explicar cómo un hombre de 53 años salte de ático en ático, trepe y descienda de un piso a otro con la misma facilidad (o más) que un veinteañero. El protagonista de este cómic de policías y ladrones es de complexión delgada, pura fibra de tanto brinco y ha dejado pasmado a más de una de sus víctimas y a algún policía por su habilidad física.
Pero ni el guionista con más imaginación hubiera dibujado el relato del spiderman onubense, que ha llegado a protagonizar algún que otro robo usando un par de muletas. Y no se trataba de simulacro alguno. En una de esas correrías llegó a fracturarse parte de un pie, una lesión que le obligó a ingresar en un centro hospitalario y después a llevar muletas durante un tiempo, hasta su total recuperación.
Ni siquiera la fractura ni las muletas consiguieron dejarlo parado. A.B.G. continuó su itinerario de robos y curiosamente fue sorprendido montado en sus muletas en el interior de una casa por su propietario. Sus soportes dieron una pista. No fue la única ocasión que fue pillado in fraganti por algunas de las víctimas de sus asaltos. Hubo más, y en todas estas ocasiones logró huir. Todo un especialista con una carrera que se prolonga ya más de una década.
A.B.G. no tiene ningún delito de sangre a sus espaldas aunque sí se ha saltado su método para cometer otro tipo de robos en algunas ocasiones: no le hace ascos a llevar a cabo alguna incursión en vehículos siempre que le sea rentable.
El spiderman de Huelva es un solitario, de trato seco y distante que en ningún momento a lo largo de su seguida carrera ha dado muestras de violencia gratuita, todo lo más ha hecho frente a sus víctimas para escapar cuando se ha visto sorprendido.
Según su modus operandi, solía acceder a los edificios aprovechando la salida de cualquier persona del portal del bloque de viviendas y evitaba así llamar al portero automático para no levantar sospechas entre los vecinos de los inmuebles que eran objeto de sus asaltos.
Después, subía hasta el último piso y desde allí, por la ventana de las escaleras o por la puerta de las azoteas penetraba y se descolgaba a áticos o terrazas, desde donde entraba a las casas después de romper los cristales. Buscaba dinero, joyas y otros objetos pequeños de valor que fueran fáciles de vender para sacar dinero.
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