Javier Ruibal reabre las puertas de 'Pensión Triana' 30 años después en Huelva en un homenaje a la música que no caduca
El cantante se reencuentra con el disco que lo hizo renacer como artista, en un concierto que promete emoción, cercanía y música
Le está sorprendiendo que "la gente viene con mucho entusiasmo, con muchas ganas, como si vinieras al concierto inmediato de cuando se publicó el disco"
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Hay discos que se quedan a vivir en la memoria aunque pasen los años. Pensión Triana es uno de ellos, y este viernes 3 de octubre, Javier Ruibal regalará en el Gran Teatro de Huelva un viaje sonoro que nos lleva de vuelta a su estreno, hace ya treinta años. Su inconfundible fusión de flamenco, jazz, música magrebí y poesía andaluza ha sabido abrirse paso a lo largo de estas tres décadas, manteniéndose como disco de cabecera para muchas personas que lo han sentido como propio.
El disco logró dar con la clave para mantenerse en el tiempo, aunque Ruibal cree que, más que un secreto, se debe a que es un trabajo “muy vitalista, y también me atrevería a decir muy optimista”. Las canciones de Pensión Triana, que destacan por su colorido y su ímpetu vital, consiguieron encontrar su sitio en el panorama musical “por sí solas” y siguen haciéndolo hoy. Para él, este disco representa un lugar donde “confluyen todas las músicas que a mí me gustan” y que deja siempre espacio para la improvisación de los músicos, una de las señas de identidad de este proyecto.
Ahora su autor repasa de nuevo este disco en el mismo orden en el que se grabó a modo de reencuentro con el Ruibal de hace treinta años en "una experiencia que está siendo muy bonita". Le está sorprendiendo que "la gente viene con mucho entusiasmo, con muchas ganas, como si vinieras al concierto inmediato de cuando se publicó el disco".
Hace treinta años, Pensión Triana fue también una forma de "renacer" para Ruibal. “Mis discos estaban descatalogados y me recatalogué otra vez haciendo ese disco, porque las compañías volvieron a publicar los discos que habían quitado de en medio”, explica el cantante. Apostó por él en un gesto “casi de chulería”, para demostrar que las canciones más sensibles, más especiales, también tenían hueco en la música popular. Y ganó la apuesta: “sin necesidad de que nos hicieran grandes campañas de promoción ni nada”.
Ruibal encara el concierto en Huelva con el mismo respeto a los escenarios y al público de sus primeros conciertos, pero también con ese nerviosismo que se instala en el estómago. "Me pongo igual de nervioso, me parece que es un síntoma muy bueno de no haber dado por hecho que porque te subas al escenario y hagas lo que hagas ya te van a rendir pleitesía", asegura el cantante, que mantiene los pies en la tierra y vive cada concierto como una nueva oportunidad para conectar, emocionar y dejar huella.
Junto a Ruibal subirá al escenario una banda que no es la original, pero "con una capacidad y un conocimiento muy consolidado porque además todos han estudiado música", algo que difiere de la banda original en la que algunos de sus componentes "aprendió en la calle", igual que el propio cantante. Una fusión de oficio y emoción que, tres décadas después, sigue haciendo de cada concierto una celebración.
El concierto de este viernes en el Gran Teatro será más que un reencuentro con un disco: será un homenaje a la música que no caduca, a las canciones que siguen latiendo, y a un artista que ha sabido mantenerse fiel a sí mismo sin dejar de evolucionar. "Yo le recomiendo a quien venga al concierto que lo haga con el ojo abierto, lo mismo vamos a buscar que se emocione, que se divierta, que se ría y que si puede ser que lo baile en la butaca", asegura Ruibal, y pocas promesas suenan tan sinceras.
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