La increíble historia del hombre que está haciendo el camino de Segovia al Rocío por una promesa

Su mujer falleció en agosto y el próximo sábado 22 llegará a la ermita de la Virgen del Rocío tras caminar 630 kilómetros

Ecos de Magna Mariana con brisa marismeña

Jose Manuel Ansoleaga, a la altura de El Ronquillo.
Jose Manuel Ansoleaga, a la altura de El Ronquillo. / Redes sociales

Los caminos de la Virgen son inescrutables. Y la fe mueve montañas. O al menos, empuja a un hombre riojano afincado en Segovia a recorrerse 630 kilómetros andando para acabar delante de la Virgen. Es el Hermano Mayor de la Hermandad de El Rocío de la ciudad desde su fundación hace ahora un cuarto de siglo, razón por la que hace este camino. Pero aún hay una más poderosa: iba a hacerlo con su mujer, pero falleció en un accidente el pasado mes de agosto.

Su nombre es José Manuel Ansoleaga y el día 20 de octubre salió de su casa en la ciudad segoviana dirección la ermita de El Rocío. Ya va por Las Pajanosas (Sevilla) y según los plazos previstos, llegará este sábado 22 de noviembre a la aldea.

La proeza sigue el sendero siguiente: todos los días, él deja una caravana con todos los enseres personales en el punto de partida, y cuando llega a su destino final tras andar 24 kilómetros –"aunque hay días que he andado 25 kilómetros", apostilla-- algún "hermano" suyo le lleva en coche de nuevo, deshaciendo el camino andado, hasta el punto de salida, para que él traslade su vehículo al lugar de llegada.

Parte en torno a las 7:00, "si hay que andar por carretera me espero a que amanezca del todo, para que ningún coche me vea como una aparición digna de la niña de la curva", asegura entre risas. A la hora del ángelus se para y le reza a la Virgen del Rocío, de la que cada día está más cerca físicamente, aunque espiritualmente lleva a su lado "desde la primera vez que fuimos a visitarla". Suele llegar a su destino "sobre las 12:30 o las 13:00, salvo un día que me perdí y llegué a las 16:30 de la tarde". Lo que viene siendo 'echar la mañana'. Tras almorzar, ve un poco la ciudad y se marcha a dormir a su caravana porque al día siguiente hay que volver a caminar.

Confiesa que no siente miedo de los animales salvajes, ya que "cuando te ven, se asustan y huyen. Para un urbanita como yo, ver este tipo de fauna es sin duda una maravilla". En su mochila siempre lleva algo de agua, un poco de comida y un chaleco reflectante. Ni más, ni menos. No ha llevado nunca una vida activa ya que él era "un militar de moqueta", es decir, dedicado al papeleo burocrático. Sin embargo, cree que uno se acotumbra a todo: "Si tú tienes la fuerza y la mentalidad de que vas a hacerlo, el cuerpo responde". Y ejemplifica esto mediante sus descansos: "Al principio yo me paraba cada hora o así, y ahora me puedo hacer largos caminos sin pararme".

Pero sin duda lo que le llevó a afrontar este reto fue el fallecimiento de su esposa el pasado mes de agosto: "Mi esposa y yo habíamos hablado de hacerlo juntos. Yo andaba y ella me recogía con la caravana, pero al final nunca nos decidíamos a hacerlo. Y ahora que no está, su memoria es lo que me empuja."

José Manuel Ansoleaga contando su última experiencia

José Manuel cuenta que su última etapa la va a hacer desde Almonte porque sabe "que hay hermanos míos esperándome allí para realizar el último tramo conmigo". Aunque ha barajado la opción de un taxi o 'hacer dedo' para volver desde el punto de llegada al de salida no le ha hecho falta porque siempre ha habido alguien que se ha prestado a llevarle.

Sube todos los días un par de vídeos en Facebook al grupo de 'De Segovia a tus plantas, Rocío', donde va contando las experiencias que va acumulando en el camino. El chat cuenta con 300 miembros que le animan y le empujan para que el próximo sábado se encuentre a los pies de la Virgen del Rocío.

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