Huelva se echa a la calle contra la violencia machista: “Queremos que dejen de matarnos”
La ciudad se llenaba de pancartas y voces jóvenes en una marcha convocada por el Movimiento Feminista de Huelva en memoria "de esas mujeres que ya no están" y para denunciar "las violencias invisibles"
El Movimiento Feminista de Huelva llama a manifestarse el 25 de noviembre contra las violencias machistas
Huelva alzó la voz este 25 de noviembre contra “la violencia machista, la indiferencia, el negacionismo y el silencio cómplice”. Al grito de La lucha es el único camino, Basta ya de justicia patriarcal o También son nuestras la calle y la noche, la ciudad volvió a teñirse de morado. El Movimiento Feminista de Huelva reunió a cientos de personas en una marcha que convirtió las calles en un clamor colectivo en memoria de las 1.334 mujeres asesinadas en el país desde 2003.
La manifestación arrancaba a las 18:30 desde la rotonda de los bomberos. Una marea de pancartas, rostros jóvenes y veteranos, familias enteras y grupos de amigas avanzó hasta la plaza del Ayuntamiento, donde tenía lugar la lectura del manifiesto. Era un recorrido conocido, pero cada paso resonaba con la gravedad de una herida que no deja de abrirse.
“Principalmente, queremos que dejen de matarnos”, decía con contundencia Ana Delgado, portavoz de la plataforma. Sus palabras se mezclaban con los cánticos mientras recordaba que la lucha no se limita a denunciar los asesinatos: “Queremos condenar toda la violencia simbólica que acabamos sufriendo las mujeres y que deje de suceder de una vez por todas”. Y reivindicaba algo tan básico como urgente: “Que las mujeres podamos ocupar espacio público de la misma manera que lo hace cualquier hombre, que no tengamos miedo cuando salgamos por la noche y que podamos llegar tranquilas a casa”.
Delgado subrayaba que cada 25N es también un homenaje, un ejercicio de memoria activa: “Estamos alzando la voz de todas esas mujeres que ya no están, desgraciadamente, y también de esas violencias invisibles, para que se pongan sobre la mesa”. Y lanzaba una advertencia clara al hilo de la campaña del Gobierno sobre los menores utilizados como herramienta de amenaza: “El discurso que hay ahora mismo en el ambiente es el negacionismo, y eso hace que nos maten”.
Junto a ella, otra de las portavoces, María Gadea, resumía el pulso que late en esta fecha: “La lucha de las mujeres por todos nuestros derechos, que han costado tanto conseguir y por los que debemos seguir luchando”.
Entre el público, la juventud reclamaba también su espacio. Diana y David, ambos de 13 años y estudiantes del IES Fuentepiña, caminaban entre las pancartas con la misma determinación que los adultos. “Quiero protestar y seguir luchando por nosotras y por todas”, decía Diana, convencida de que, pese a los avances, “todavía hay mucha injusticia que se ve desde el colegio”. Ambos describían actitudes machistas cotidianas: “Lo típico de ‘eres una niña, no puedes jugar al fútbol’ o comentarios fuera de lugar”. Y advertían de lo que ven cada día en redes sociales: “Vídeos de TikTok con comentarios supermachistas”.
Unos pasos más adelante, Manuel, de 16 años, sostenía un cartel que no pasaba desapercibido: “Me siento más a gusto con las feminazis que con un solo hombre”. Lo hacía, explicaba, para denunciar el uso despectivo de un término que considera injusto: “A las mujeres que suelen luchar por esta causa, que son las que sufren más violencia de género estadísticamente, las suelen llamar feminazis sin ningún sentido”. Recordaba que el nazismo fue “un régimen que silenciaba”, mientras que “estadísticamente los hombres siempre han sido los que han causado este tipo de violencia, de abuso”. Para él, quienes recurren a ese insulto lo hacen “simplemente por el hecho de que ellas salgan a luchar por sus propios derechos”.
Manuel aseguraba que, pese a su edad, siente la necesidad de estar en la calle: “Son problemas que existen y que siguen existiendo, y que, lamentablemente, muchas personas sufren. Yo he tenido casos en mi familia, también amigas”. Aunque matizaba que incluso sin experiencias cercanas seguiría movilizándose “para que, poco a poco, se acabe con esta lacra”.
En una tarde cargada de simbología, Huelva volvió a demostrar que las voces que reclaman igualdad y justicia no entienden de edades. Ni de silencios. Ni de retrocesos.
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