Huelva calienta la Nochebuena a base de tardeo entre cervezas, brindis y reencuentros
El centro de la ciudad se llena desde el mediodía de familias y amigos que exprimían la previa a la cena
La Nochebuena en Huelva no empieza por la noche. Lo hace mucho antes, cuando las manecillas del reloj apenas marcan las 12:00 del mediodía y a los teléfonos móviles de los onubenses comienza a llegar un aluvión de mensajes del tipo “¿dónde estás?” y “¿en qué sitio nos vemos?”. Este 24 de diciembre, el centro de la ciudad volvía a ser un punto de encuentro para esos amigos que estaban dispuestos a exprimir la previa a la cena más familiar del año.
Las primeras cervezas caían pronto. Bien frías, pese a los poco más de diez grados que registraban los termómetros onubenses al mediodía. A eso de las 12:00 uno ya era consciente de los primeros reencuentros navideños, abrazos largos y risas de las que se repiten pocas veces al año. Onubenses que vuelven de otras provincias, amigos de instituto o primos lejanos que coincidieron pocas veces a lo largo de este 2025. Todo acompañado, claro, del ya inevitable “Feliz Navidad”, repetido una y otra vez. Parecía un brindis automático.
Sin prisa, pero sin pausa, todos los rincones de Huelva comenzaban a llenarse. Especialmente el centro urbano, donde las plazas marcaban el ritmo del tardeo con cuatro nombres que concentraban gran parte del ambiente: la Plaza de la Merced, la Plaza de las Monjas, la Plaza Niña y Santa Fe. Terrazas completas, gente de pie ocupando cada rincón y camareros sin descanso para atender una demanda que no aflojó en toda la tarde.
Eran muchos los que aprovechaban el arranque para quedarse a almorzar en los bares y restaurantes, alargando la sobremesa entre platos compartidos, vinos y conversaciones que se mezclaban con el sonido de villancicos y charangas que, de forma sorpresiva, llegaban a cada rincón cuando menos se les esperaba.
En cambio, otros iban sumándose más tarde, sin prisas, cuando el día estaba avanzando y el tardeo entraba en la fase más animada: las copas de después de comer, los brindis improvisados y las promesas de fijar un día para quedar antes de que terminen las fiestas. Que dicho sea de paso, no todas se cumplen.
El ambiente en la ciudad era festivo y relajado, con esa sensación compartida de estar viviendo un momento especial antes de regresar a las casas para sentarse a la mesa con la familia. Grupos mezclados, generaciones cruzándose y una ciudad que, por unas horas, parecía latir al mismo ritmo.
Entre risas, fotos para redes, mensajes de voz y brindis repetidos, Huelva volvió a demostrar que el 24 de diciembre también se celebra en la calle. Un tardeo que ya es tradición, que marca el inicio de la Navidad y que, un año más, dejó claro que la mejor previa a la Nochebuena se vive compartiendo.
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