Huelva calienta la Nochebuena a base de tardeo entre cervezas, brindis y reencuentros

El centro de la ciudad se llena desde el mediodía de familias y amigos que exprimían la previa a la cena

Un grupo de amigos disfruta del tardeo previo a la cena de Nochebuena, en la Plaza de las Monjas.
Un grupo de amigos disfruta del tardeo previo a la cena de Nochebuena, en la Plaza de las Monjas. / Rafael García Rebollo

La Nochebuena en Huelva no empieza por la noche. Lo hace mucho antes, cuando las manecillas del reloj apenas marcan las 12:00 del mediodía y a los teléfonos móviles de los onubenses comienza a llegar un aluvión de mensajes del tipo “¿dónde estás?” y “¿en qué sitio nos vemos?” . Este 24 de diciembre, el centro de la ciudad volvía a ser un punto de encuentro para esos amigos que estaban dispuestos a exprimir la previa a la cena más familiar del año.

Las primeras cervezas caían pronto. Bien frías, pese a los poco más de diez grados que registraban los termómetros onubenses al mediodía. A eso de las 12:00 uno ya era consciente de los primeros reencuentros navideños, abrazos largos y risas de las que se repiten pocas veces al año. Onubenses que vuelven de otras provincias, amigos de instituto o primos lejanos que coincidieron pocas veces a lo largo de este 2025. Todo acompañado, claro, del ya inevitable “Feliz Navidad”, repetido una y otra vez. Parecía un brindis automático.

Ambiente en la Plaza de las Monjas en la tarde del 24 de diciembre.
Ambiente en la Plaza de las Monjas en la tarde del 24 de diciembre. / Rafael García Rebollo

Sin prisa, pero sin pausa, todos los rincones de Huelva comenzaban a llenarse. Especialmente el centro urbano, donde las plazas marcaban el ritmo del tardeo con cuatro nombres que concentraban gran parte del ambiente: la Plaza de la Merced, la Plaza de las Monjas, la Plaza Niña y Santa Fe. Terrazas completas, gente de pie ocupando cada rincón y camareros sin descanso para atender una demanda que no aflojó en toda la tarde.

Eran muchos los que aprovechaban el arranque para quedarse a almorzar en los bares y restaurantes, alargando la sobremesa entre platos compartidos, vinos y conversaciones que se mezclaban con el sonido de villancicos y charangas que, de forma sorpresiva, llegaban a cada rincón cuando menos se les esperaba.

El tardeo, tiempo de reencuentro en Huelva.
El tardeo, tiempo de reencuentro en Huelva. / Rafael García Rebollo

En cambio, otros iban sumándose más tarde, sin prisas, cuando el día estaba avanzando y el tardeo entraba en la fase más animada: las copas de después de comer, los brindis improvisados y las promesas de fijar un día para quedar antes de que terminen las fiestas. Que dicho sea de paso, no todas se cumplen.

El ambiente en la ciudad era festivo y relajado, con esa sensación compartida de estar viviendo un momento especial antes de regresar a las casas para sentarse a la mesa con la familia. Grupos mezclados, generaciones cruzándose y una ciudad que, por unas horas, parecía latir al mismo ritmo.

Entre risas, fotos para redes, mensajes de voz y brindis repetidos, Huelva volvió a demostrar que el 24 de diciembre también se celebra en la calle. Un tardeo que ya es tradición, que marca el inicio de la Navidad y que, un año más, dejó claro que la mejor previa a la Nochebuena se vive compartiendo.

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