Huelva de ayer a hoy

El histórico instituto La Rábida se rejuvenece

  • Templo de la cultura. Es el instituto referente, el ‘viejo’ Rábida y ahora ‘remozado’, la construcción más potente y artística de los edificios públicos de la ciudad con la firma de Pérez Carasa

El edificio del instituto en toda su belleza, sin árboles delante de la fachada que lo tape,

El edificio del instituto en toda su belleza, sin árboles delante de la fachada que lo tape, / POSTA A. SUBIRATS CASANOVA · ARCHIVO SUGRAÑES

El instituto se encuentra en proceso de restauración llegando ahora a su conclusión. El instituto se encuentra en proceso de restauración llegando ahora a su conclusión.

El instituto se encuentra en proceso de restauración llegando ahora a su conclusión. / Eduardo Sugrañes

Subir la cuesta del Conquero, la avenida de Manuel Siurot, el paseo que conduce a La Cinta, es siempre una gozada. Adentrarse a un espacio único, hermoso.

Destaca el antiguo edificio del histórico Instituto La Rábida. En ese paseo que lleva arriba del Conquero pues por qué no lo voy a decir, hoy es una satisfacción inmensa ver lo bien que lo están dejando, como se aprecia al subir desde la rotonda de Juan Ramón Jiménez.

Una intervención que se debió realizar hace ahora muchos años, sin embargo -y tampoco me cuesta decirlo- no tuvo el beneplácito de los socialistas de la Junta de Andalucía, que tenían guardado el proyecto de restauración en un cajón. Por eso, aun cuando el mérito de estas restauraciones es de quienes pagamos nuestros impuestos, no dejo de reconocer que quien lo sacó del olvido y, con ello se dignificó la historia y la educación en Huelva, fue el anterior gobierno de la Junta de Andalucía, en ese tandem de PP y Ciudadanos.

El lateral de la calle Ricardo Terrades donde se ha eliminado los grandes ficus y otros árboles que tapaban la fachada. El lateral de la calle Ricardo Terrades donde se ha eliminado los grandes ficus y otros árboles que tapaban la fachada.

El lateral de la calle Ricardo Terrades donde se ha eliminado los grandes ficus y otros árboles que tapaban la fachada. / Eduardo Sugrañes

El instituto referente de Huelva, el que movilizó para su construcción a los jóvenes estudiantes, a toda la sociedad y abrió sus puertas en la II República. Para algunos quizás en lugar de oler a cultura olía a rancio a zona centro de pijas. ¡Qué equivocados!

No he querido hasta hoy hablar del hecho de la restauración del instituto. Ni antes cuando comenzó con tantos fuegos artificiales ni lo he querido dejar para dentro de unos meses cuando lo reinauguren. Lo hago en un día cualquiera, de los que subo la cuesta, he acariciado hasta sus muros y siento lo terso de la piedra, la limpieza de la misma, no hay grieta alguna... todo es belleza. Me preocupa que vuelven las palomas a colonizar su altura y si nadie lo remedia se deteriorará rápidamente.

Repasando la ficha histórica del edificio, del que solo voy a comentar la autoría de José María Pérez Carasa, echo en falta la valentía de haber levantado ahora el torreón central del proyecto primitivo, mientras que se le añade una joroba en la trasera para nuevas aulas y en el espacio libre con el instituto Diego de Guzmán y Quesada se le asfixia con una nueva construcción, todo sea porque los jóvenes hagan deporte.

Me quedará entrar cuando estén dando clases, me rejuveneceré e incluso hasta lamentaré no haber sido uno de sus alumnos, aunque sí soy padre de alumno, de mi hijo Jesús, en su última etapa de bachiller.Siempre recordaré a Juan Antonio González Márquez y a Antonio Pérez, por la lucha que mantuvimos por su restauración en estas páginas de Huelva Información.

Árboles secos tapaban la magnífica portada principal del edificio. Árboles secos tapaban la magnífica portada principal del edificio.

Árboles secos tapaban la magnífica portada principal del edificio. / Eduardo Sugrañes

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