Alfonso martínez maraver. hermano mayor de la hermandad matriz

"Ser hermano mayor es el sueño más grande de cualquier almonteño"

  • Se lanzó en el último momento a asumir el cargo romero más relevante Asegura que "no hace falta dinero, sino ilusión. La gente entiende que ofrezcas habas en lugar de gambas"

No es necesario recurrir al físico y matemático Albert Einstein para explicar cuán relativo es el tiempo. Alfonso Martínez puede dar fe de ello: fugaz en estos días en que resultó designado hermano mayor en la tarde del Domingo de Resurrección; eterno en esas horas que restan antes de que el Simpecado de la Hermandad Matriz del Rocío de Almonte ponga rumbo a la aldea.

-Dicen que ser hermano mayor de la Matriz representa cumplir el sueño de cualquier rociero. En esta romería de Pentecostés usted cumplirá el suyo.

-Sin lugar a dudas. Es el sueño más grande que puede tener cualquier almonteño.

- Hasta pocas horas antes del cónclave parecía que Almonte se quedaría sin esta figura. ¿Cuándo decidió dar este importante paso?

- Es el año que menos podía pasárseme por la cabeza. La crisis sigue estando ahí y no podía imaginar que este fuera mi año. Ella (la Virgen del Rocío) es la que me guió hacia el altar y mis amigos y familiares quienes me han respaldado en esta tarea.

-¿Por qué esta decisión en el último minuto?

-Como decía anteriormente no fue algo premeditado. La noche anterior me quedé para ver entrar las cofradías de Almonte en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción. Eso es algo que nunca hago, pero mi mujer me insistió en que las viéramos entrar. Fue allí donde me encontré con el presidente de la hermandad, Juan Ignacio Reales, a quien le pregunté si había algún candidato. Me dijo que no, a la vez que me invitaba a dar el paso, que aún había tiempo. Pero como te digo le trasladé que no era mi año. Esa noche no pude conciliar el sueño. Al día siguiente comenté con mi reunión la posibilidad de presentarme y todas las mujeres se mostraron encantadas, que aún teniendo alquilada la casa para la romería vendrían conmigo a la hermandad y me ayudarían en todo lo que necesitase.

-Imagino que el apoyo de la familia en estos casos es fundamental.

-Totalmente. En un primer momento mi familia se mostró reticente. Recuerdo que por la tarde reuní a mis tres hijos y mi mujer para trasladarles mi voluntad de presentarme. Ellos no lo veían claro, decían que no era el mejor año para dar ese paso. Sin embargo, al final mi ilusión pudo más y me han arropado muchísimo. En este aspecto no puedo tener queja, me he rodeado de personas que me han llevado en volandas y me apoyan en todo.

-Muchos ciudadanos no dan ese paso por falta de recursos económicos a la hora de afrontar los compromisos que requiere el cargo ¿Cuánto se necesita para ser hermano mayor?

-No creo que sea una cuestión económica. Los ciudadanos almonteños colaboran de modo altruista. Tengo personas mayores de 80 y 90 años que se han presentado en casa para darme un queso y otras que me han ofrecido incluso varios jamones, si bien para mí tiene el mismo valor ese gesto independientemente del valor de lo que ofrezcan. Para ser hermano mayor no se necesita dinero, sino ilusión. La gente es comprensible y entiende que si no le puedes ofrecer gambas pues se le ofrecerá habas enzapatadas o garbanzos que es lo que siempre se ha ofrecido. Lo que tengo claro es que compartiremos lo que haya.

-Usted no ha sufrido la incertidumbre de batirse el cargo con otro candidato. ¿Cree que la ausencia de rivales en las urnas le resta atractivo a la designación?

-Al contrario. No me hubiera gustado competir con otra persona. Es más, hace cinco años decidí dar el paso y uno de los familiares de los candidatos me trasladó la ilusión de su hijo por poder llevar a la hermandad; de buena gana reculé. El Domingo de Resurrección, en que me encontraba en la iglesia y Juan Ignacio Reales preguntó si alguien más estaba dispuesto a ser hermano mayor, si en ese momento alguien sale yo hubiera renunciado si ese candidato me ofrece confianza. En cualquier caso, para mí fue muy importante ver que, a pesar de ser un día de frío y lluvia, quinientas personas decidieran respaldarme con su voto.

-¿Cuáles son sus primeros recuerdos en la devoción rociero?

-Mis primeras vivencias se remontan a ver pasar la Virgen del Rocío a hombros de mi padre con siete años. Creo que fue el año que derribaron la ermita.

-¿Qué es lo que más le gusta de la romería?

-Sin duda la procesión de la madrugada del Lunes de Pentecostés; todos los anhelos de un año se concentran en ese momento. Yo siempre estoy a su lado en esos momentos. Ahora paso menos tiempo debajo del paso por una lesión en la rodilla, pero siempre estoy ahí.

-¿Por qué motivo dejaría de verla un año?

-Por nada en el mundo. Ni por males ni por la muerte de un familiar, porque si voy es por verla a Ella.

-¿Qué le pedirá a la Virgen del Rocío cuando se postre frente a su rejas?

-Nada, únicamente la daré las gracias por todo.

-Por primera vez una mujer africana llevará a una filial frente a la Blanca Paloma. Parece este uno de los primeros pasos para universalizar esta devoción.

-Tuve oportunidad de verla en la asamblea de presidentes y hermanos mayores previa a la romería. Me hizo mucha ilusión y estoy contento porque ella represente a la filial de Chucena.

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