Los forenses discrepan sobre el momento en el que murió Mari Luz

El Instituto de Medicina Legal habla de muerte por sumersión · El forense Luis Frontela afirma en sus primeras conclusiones que la niña "era cadáver cuando fue depositada en el agua"

La pequeña Mari Luz Cortés.
La pequeña Mari Luz Cortés.

Los forenses que practicaron la autopsia al cuerpo de la pequeña Mari Luz Cortés, tras la localización del cadáver el 7 de marzo pasado flotando aguas de la ría de Huelva, en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, han presentado informes encontrados sobre la circunstancias y el momento del fallecimiento de la niña.

De un lado, el último informe del Instituto de Medicina Legal, ya con los análisis en mano del Servicio de Valoración Toxicológica y de Medio Ambiente del Instituto Nacional de Toxicología, concluye que la muerte de Mari Luz fue debida a una asfixia por sumersión, posiblemente en aguas de las marismas.

Sin embargo, ésta no es la única hipótesis que deja abierta. El mismo informe (fechado en septiembre pasado) va analizando, una a una, las posibles causas de la muerte y cierra la puerta (como hizo en el informe preliminar pero ahora de forma definitiva) la asfixia mecánica, por ahorcadura o estrangulación, y afirma que no hay datos de una aspiración de material en las vías respiratorias de la niña.

"No es posible confirmar ni rechazar un posible fallecimiento debido a asfixia por sofocación y tampoco puede descartarse un posible fallecimiento por asfixia por confinamiento", afirma.

El elemento que lleva al IML a decantarse por la asfixia por sumersión es el mismo elemento que enfrenta su informe al preliminar elaborado y presentado ante el juzgado instructor por el catedrático de Medicina Legal, el forense Luis Frontela, contratado por la familia de la niña para realizar una segunda autopsia. Al parecer, la familia de Mari Luz ha renunciado al estudio del catedrático y no se incorporará a las actuaciones.

El elemento de la discordia entre los forenses del IML y Frontela son un grupo de algas denominadas diatomeas. Aunque en un principio, los datos macroscópicos que se manejaban no permitían a los expertos del Instituto de Medicina Legal confirmar la existencia de una asfixia por sumersión típica, no se descartó plenamente la posibilidad de una sumersión-inhibición.

En las muestras de médula ósea tomadas por los expertos del IML, el Instituto de Toxicología ha evidencia la presencia de estas algas, identificando hasta tres géneros diferentes.

Los hallazgos de diatomeas, aseguran, "son sugestivos de que se haya producido inhalación premortem de agua", tesis que se refuerza con el hecho de que el departamento de Toxicología haya identificado los mismos géneros de diatomeas en las muestras de agua (tomadas en seis puntos diferentes desde las orillas del Tinto hasta su confluencia con el Odiel), que en las muestras de médula ósea del cadáver de la pequeña.

Ante el estudio de sumersión por el análisis de estas algas, se afirma que la existencia de las mismas en tejido óseo vertebral "cumple, en opinión del técnico responsable del estudio, criterios cualitativos y cuantitativos para el diagnóstico de una muerte por sumersión".

En el informe preliminar, los mismos forenses indicaron que no se encontraron restos de aspiración ni en las vías respiratorias, pulmones, ni en el estómago de la niña.

Frente a esta hipótesis, el forense Luis Frontela señala, en su adelanto de conclusiones, que no ha encontrado las referidas algas, cuya presencia si queda confirmada en los seis frascos con las muestras de agua del Estero del Rincón y de los ríos, donde encontró diatomeas en abundancia.

Frontela, al practicar su autopsia, toma las muestras de médula no de la zona vertebral sino de los dos fémures, afirmando en su informe que no hay diatomeas, por lo que viene a concluir que "Mari luz era ya cadáver cuando fue depositada en el agua", afirma.

Donde sí parecen coincidir ambas autopsias es en el tiempo que la niña estuvo en un ambiente húmedo. El Instituto de Medicina Legal señala que la pequeña permaneció de forma prolongada en un medio acuático, como el Estero del Rincón, parcialmente sumergido y en posición decúbito prono (boca abajo) y sitúa la data de la muerte en un plazo de cuatro semanas o superior a la localización del cadáver.

Por su parte, el forense contratado por la familia apunta incluso que, por el estado de maceración de la piel de la pequeña, el fallecimiento podría haber sucedido el mismo día de la desaparición, posibilidad que no cierra pendiente de recibir los resultados de las muestras.

De hecho, ya en el informe preliminar, el Instituto de Medicina Legal de Huelva explicaba que el cadáver presentaba un proceso de saponificación (una transformación de los tejidos influida por la humedad extrema y el obstáculo al acceso de aire) de forma especial en los planos anteriores, mientras que los planos posteriores se encontraban desecados, lo que confirmaba precisamente que la niña estuvo sumergida parcialmente en el agua y boca abajo.

Precisamente, el departamento de Geología Costera de la Universidad de Huelva concluyó que el cuerpo sin vida de Mari Luz Cortés apareció a 5.200 metros del lugar en el que fue abandonado y que permaneció todo el tiempo (desde la desaparición en la tarde del fatídico 13 de enero) en una zona interna de la marisma, en una charca, hasta que el 7 de marzo la corriente y el viento lo sacaron.

Los expertos de la Universidad llegan a afinar más y apuntan que el cuerpo de la niña fue arrojado al agua con la marea subiendo y dan una horquilla de entre las 16.40 y las 17.40 horas del 13 de enero, fecha de la desaparición, o entre las 05.00 y las 07.54 horas de la madrugada del 13 al 14 de enero, antes de los momentos de la pleamar y explican que, si el cuerpo hubiera sido abandonado posteriormente, las corrientes lo hubieran arrastrado al canal principal del Tinto.

En cuanto a las lesiones que presentaba el cuerpo de la pequeña, los forenses del IML detallan que aparecen en la cabeza, bajo los parietales con un descabalgamiento del hueso de entorno a un centímetro, una lesión subcutánea en la muñeca derecha, una cambio de coloración compatible con una equimosis en el hemitorax izquierdo y, en el plano anterior de la rodilla izquierda, los forenses detallan que se ha producido el desgarro de la ropa, bajo el que se encuentra una bolsa hemática de alrededor de un centímetro de diámetro. Además, tenía dos manchas.

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