De farolas y anclajes
Crónica urbana
En retirada para su restauración, el candelabro de la calle Concepción arrastra una biografía itinerante desde la Plaza de las Monjas, San Pedro y los cementerios l Es una de las escasas referencias del casco histórico
QUERÍA el escritor Ramón Gómez de la Serna que a su muerte le lloraran "todas las cariátides de la ciudad". Aquí los del común se conforman con guardar alguna seña intacta de cómo fueron las calles y los días. Referencias y anclajes, siempre combatiendo con las reformas para fijar una identidad, una pertenencia. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el veterano Parque de La Esperanza; o lo que acontecería también si finalmente se derribara el edificio de Correos, ya inminente el traslado de las oficinas, dejando en suspenso a medio plazo el futuro de la antigua sede, fósil de los buzones de fauces, frente al nuevo mercado de abastos.
Un contraste acusado entre dos tiempos.
La cuestión va más allá de la anécdota cuando media la sensibilidad con el patrimonio: vimos cómo esta semana los operarios municipales retiraban el candelabro farola que presidía la entrada de la parroquia de la Concepción. Se restaurará (tiene alguna secuela del vandalismo) aprovechando toda la remodelación del corredor peatonal que el Ayuntamiento está financiando con cargo al Plan E. Ahora bien, nadie asegura a estas alturas si este hito volverá a su emplazamiento, o seguirá en la biografía itinerante que ha llevado a la farola de la Plaza de las Monjas, a la de San Pedro, de ahí al Cementerio Viejo, al Nuevo... hasta que en 1986 el entonces arquitecto municipal Alfonso Martínez Chacón la restauró en Moguer, una auténtica odisea de rehabilitación, para convertirse hasta esta semana en el punto de fuga de las calles peatonales, una de las referencias más antiguas de nuestro Centro Comercial Abierto.
La farola procede de la iluminación primera de la ciudad, una obra regionalista de finales del siglo XIX. Se eleva sobre un basamento de mármol blanco que más recientemente hizo la función de banco. Se trata de un motivo escultório de fundición de 1888, de planta triangular, con tres alegorías femeninas que sujetan el candelabro a modo de ménsula.
La Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía tendrá que pronunciarse sobre la restitución de este elemento tras su rehabilitación, ya que se inserta en el entorno BIC (Bien de Interés Cultural) de la Concepción, donde ya ha habido experiencias arriesgadas como la construcción del parking de Méndez Núñez, que afectó a la cimentación del templo. No obstante, la reinstalación del candelabro farola es una actuación más superficial, pero todavía caben las sorpresas sobre su destino. A Martínez Chacón le deja un resabio este tipo de noticias, acostumbrado ya a la deriva de los proyectos que -como el templete de la Plaza de Las Monjas- realizó en la etapa en que trabajó para el Ayuntamiento de la capital. Hay otros arquitectos, como Juan Manuel Buendía, que entiende que la ubicación debería respetarse "y mantenerse tal cual, más aún estando en el ámbito de la iglesia formando parte del paisaje urbano a conservar. Esperemos que vueva pronto a su lugar".
El debate está abierto, no obstante, aunque imperan las posturas conservadoras, porque una cosa es clara: Huelva conserva pocos anclajes.
También te puede interesar