Las nuevas familias que crea el hospital Infanta Elena entre pacientes y enfermeras
Día de la Enfermera -12 de mayo-
Las profesionales de la Enfermería son madres, confidentes, cuidadoras y maestras de los onubenses hospitalizados de larga duración
Día de la Enfermería en Huelva: La enfermera, madre y maestra
Huelva/José Joaquín, Juani, Cristina, Alfonso y Juan tienen mucho en común pese a que no se conocen entre sí y a que la diferencia de edades pueda decir lo contrario. Los cinco se enorgullecen de tener un nuevo miembro en sus familias después de haber pasado horas infinitas en una habitación del hospital Infanta Elena de Huelva capital. Sus enfermeras de referencia son "una más de la familia", coinciden unos pacientes que han tenido que soportar estancias muy duraderas en el tiempo y que han encontrado una madre, una maestra y una confidente en figuras como Lola, María José, Mercedes, Marta, Inma y Noli. Paciente y enfermera forjan un vínculo que no se entiende sin ese ADN que tiene la profesional de Enfermería, marcado por el cariño, la vocación de servicio, la empatía o la habilidad para transmitir conocimientos.
Los mimos no faltan cuando se acercan a la Princesa de la planta la enfermera, María José Vázquez, y la supervisora de la planta de Enfermería, Mercedes López. "Es nuestra niña", señalan las profesionales refiriéndose a Cristina, joven que padece parálisis cerebral y que, tres meses después de ingresar, recibirá el alta. El motivo de su hospitalización era poner soluciones a las crisis que sufre con motivo de su enfermedad, pero poco tiempo bastó para que los padres de la paciente, Manoli Castilla y José Domínguez, comenzasen a considerar a las enfermeras "miembros de nuestra familia, aquellas que siempre están para echarnos una mano".
Cristina está acompañada por sus padres las 24 horas del día, que explican a este diario que "nuestra hija nos requiere en todo momento y, para que ella no sufra, las enfermeras nos han ayudado a que sepamos cuidarla en todos lo sentidos, dado que Cristina prefiere tenernos a nosotros, que no somos extraños a ella". Aun así, "nuestra niña emite un chillido cada vez que viene una de las enfermeras porque la reconoce como alguien de los míos". En este caso, el trabajo de las enfermeras es complementario al de los padres de Cristina, que destacan que "han tratado a nuestra hija como si fuera la suya".
Pacientes como Cristina "son un reto por la complejidad" y también un claro ejemplo de la labor formativa de las enfermeras. "Ha costado ver cómo las crisis se iban solucionando, cómo tratarlas, cómo suelen aparecer..., era fundamental controlarlas para garantizar que se marcha en las mejores condiciones posibles y que así evita los ingresos frecuentes", explica María José Vázquez, que destaca a Manoli y a José como "unos padres maravillosos que, incluso, ya saben hacer algunas cosas mejor que nosotros".
Al respecto, Mercedes López explica que "a la familia le dotamos de las herramientas necesarias en el domicilio para evitar los ingresos", si bien "saben que aquí tienen su casa, un entorno amigo para Cristina".
De Mercedes y María José, los padres de Cristina destacan el soporte emocional porque "siempre hemos tenido a alguien con quien contar". Y van más allá. "Desde ellas hasta Begoña, la mujer que limpia aquí, todas han tenido incontables gestos bonitos con nosotros".
Desde hace 26 meses se conocen José Joaquín Merchante y Lola Recuero, estoma-terapeuta. Este vecino de Bollullos es un paciente ostomizado que ha conseguido "ser totalmente autónomo, estoy orgulloso de poder hacerme los cuidados yo mismo". Todo ello gracias a su enfermera de referencia, a quien define como "una madre, la mejor del mundo, se me saltan hasta las lágrimas", reconoce visiblemente emocionado. Comenzaba así a recordar el momento en el que, tras su intervención, estaba en la habitación y vio venir a Lola, "con la que empecé a coger confianza hasta el punto de que, cada vez que lo necesito, la llamo o vengo a consulta y me explica cualquier duda".
Lola Recuero reconoce que cada vez que visita a un paciente recién operado "me mira con cara de asustado", pero eso "ya no pasa en la segunda ocasión porque le digo a lo que vengo, le resuelvo los problemas y las dudas, les doy mi teléfono y les digo que voy a ser yo quien les voy a ver en consulta".
La Unidad de Cirugía General y de Aparato Digestivo del Hospital Infanta Elena cuenta con una consulta de ostomía, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes que han tenido que ser ostomizados, ayudarles a reducir el impacto que este problema genera en su día a día y, sobre todo, enseñarles a asumir y convivir con su enfermedad ofreciendo consejos y formación para el autocuidado.
Con una línea de trabajo que trasciende la mera atención sanitaria, el área de enfermería de la Unidad ofrece en esta consulta una información clara y útil sobre los cuidados que debe mantener un paciente ostomizado, es decir, aquel que tiene abocado el intestino a la pared abdominal y, por lo tanto, la salida de las heces se produce a través de un dispositivo externo. "Conozco a todos los pacientes, me adentro en sus historias, en lo que le preocupa...y al final, además de la atención sanitaria, te acabas convirtiendo en su confidente porque ellos son personas que, como cualquier otra, tienen sus problemas", comenta.
La figura que para algunos es una madre para otros es una "hija", cuentan Juani Moreno, paciente, y Jorge Blanco, su marido, refiriéndose a Manuela Toscano Noli, enfermera de heridas crónicas complejas, aquellas que se curan tras una operación y que requiere un abordaje continuado en el tiempo. Un año es el tiempo que lleva Juani recibiendo los cuidados de Noli, "que es como una hija, alguien de nuestra familia" porque "ella conmigo ha sufrido, ha llorado, me ha dado ánimos...si no vengo con Noli parece que tengo la pierna cortada", resume la paciente.
Esta enfermera trata heridas con una cicatrización muy lenta, algo que "genera mucha incertidumbre", por lo que "ahora que Juani ve la luz al final del túnel, estoy muy feliz", señala Noli.
Quien no quería recibir el alta, reconoce entre risas, es Alfonso Medina, que estuvo 25 meses ingresado por una úlcera en una pierna. "Dedicaban mucho tiempo a las curas que mi pierna necesitaba, estaban siempre para ti en todo momento y, además, te aportaban ese 'calorcito' emocional que tanto necesitas en estancias tan largas como la mía", señala este paciente, que describe el trabajo de las profesionales de Enfermería y, más concretamente, de Marta Vélez, su enfermera referente.
Para esta sanitaria es una "satisfacción mu grande" ver cómo "ha evolucionado después de tantos bajones que tenía porque pensaba que podía perder su pierna". "Alfonso llegó con una herida compleja e infectada, y tenía el miedo de irse a casa con mucho avanzado y retroceder, pero conseguimos que se fueran con la tranquilidad de que el problema estaba resuelto", manifiesta Marta Vélez.
Por úlceras ingresó también Juan Cózar, quien, junto a su mujer, Beatriz Díaz, acude al hospital Infanta Elena a curarse periódicamente. Para él uno de los aspectos más importantes a destacar es la "tranquilidad" que da "ver a personas de tanta experiencia tratar heridas tan complejas". A ello su mujer añade "el amor que dan, que te reconforta", pues "la calidad humana del personal de Enfermería en este hospital es maravillosa", coincide el matrimonio.
Pacientes como Juan son "complejos" por las heridas que presentan y las complicaciones que pueden arrastrar, señalan las enfermeras Mercedes Navas e Inmaculada Cordero. "Por ello, no es una evolución de herida normal y estamos en constante comunicación con Traumatología e Infecciosos", explican, toda vez que sostienen que, "pese a que sufren por los tantos meses que vienen desde sus pueblos, tratamos de pasarlo bien con ellos y brindarles todo nuestro apoyo emocional".
Todos los pacientes comparten la opinión de que sin la figura de la enfermera sus hospitalizaciones "no hubieran tenido nada que ver", dado que la mayor fortaleza es muchas veces que una persona te tienda la mano en el momento en el que lo necesitas.
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