Una familia rota de dolor

Ruth Ortiz y sus familiares se derrumban al recordar momentos con los pequeños Ruth y José

La madre de Ruth y José, en su entrada a la sala de vistas.
G. N. J. Córdoba

20 de junio 2013 - 01:00

Con paso firme, cabeza alta y transformando su dolor en fuerza. Así entró ayer Ruth Ortiz en la sala de vistas donde tenía que declarar por el supuesto asesinato de sus dos hijos a manos de su ex marido, José Bretón. El público que llenaba la sala la observaba inmerso en un silencio casi sepulcral, como muestra de respeto a una mujer que, a pesar de su indescriptible sufrimiento, mantuvo una vez más su entereza.

El magistrado Pedro Vela, antes de que comenzase la sesión, ya pidió al público el "máximo respeto" ante todo lo que "escucharan o viesen". Los asistentes, entre los que se encontraba la madre de Sandra Palo, María del Mar Bermúdez, siguieron estas instrucciones a rajatabla. Eran conscientes de que iban a presenciar la que seguramente será la jornada más "difícil" de un juicio que está previsto que se alargue durante casi un mes.

Ruth describió con detalle su "calvario". Con voz firme y tranquila relató cómo era una persona "sumisa", sometida a un marido que, lejos de ser un padre ejemplar, la controlaba hasta el extremo, al igual que a sus hijos.

El control de la situación, sin embargo, se le escapó al hablar del momento en el que permitió que Bretón se llevase a Córdoba a sus pequeños. Quizás por un sentimiento de culpabilidad o simplemente por el dolor, Ruth tuvo que beber agua y secarse con el pañuelo las lágrimas que brotaban por su cara. Este sentimiento se apoderó de la sala. Su letrada, Reposo Carrero, tampoco pudo evitar ponerse en la piel de su cliente.

Tras Ruth Ortiz era el turno de sus familiares: su madre, Obdulia, y su hermano, Estanislao. La abuela de los niños no pudo ocultar sus nervios y su sufrimiento. Su voz se entrecortaba a cada instante y sus sollozos estremecieron hasta a los miembros del jurado. "Yo no los he parido, pero para mí son mis niños", dijo emocionada.

El tío materno de los pequeños, Estanislao, en su declaración viajó hasta el pasado. Por su mente se sucedieron recuerdos de los momentos más emotivos e inolvidables con sus sobrinos. "A la niña le encantaba de pequeña que la lanzara al aire. Ella me pedía más y más", dijo con la voz rota por el dolor.

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