Coronavirus

El espectáculo contra el coronavirus desde un balcón de Huelva que da la vuelta a España

  • Una iniciativa del cómico José Miguel Torres ameniza cada día a los vecinos de Zafra y se viraliza en las redes sociales con cientos de peticiones cada día

Torres, asomado a una ventana de su casa, con los balcones que anima cada día al caer la noche.

Torres, asomado a una ventana de su casa, con los balcones que anima cada día al caer la noche. / María Teresa Vázquez

Todo empezó el sábado pasado, el primer día de “confinamiento”, cuando todo el mundo salió a los balcones a reconocer el trabajo de los sanitarios en todo el país. Terminaron los aplausos y empezó la música. Una sola canción, con ritmo, bailable, con aura positiva para llegar al encierro de todos los vecinos alrededor de casa y levantar los ánimos. Detrás, “dándole al play”, un actor onubense, José Miguel Torres, conocido comediante y cuentacuentos con Les Buffons du Roi, que no dudó en sacar a la ventana el equipo de sus actuaciones para alegrar a sus vecinos e inyectar optimismo para un encierro obligado que va para largo.

Al día siguiente ya hubo micro y mensajes de ánimo al vecindario, ampliación del repertorio musical y mucho más público. Cada día ha ido aumentando, también en la red, donde el propio Torres, en su perfil profesional, comparte los vídeos grabados por su esposa, y también por los vecinos, que iluminan el fondo de la improvisada platea con las pantallas de sus teléfonos móviles. Y así, esta actuación espontánea diaria en la Plaza de la Alhambra, en la barriada de Zafra onubense, ha recorrido España entera y han empezado a llegar peticiones desde Valladolid, Valencia o Córdoba, entre otros puntos, y también Sevilla, donde Les Buffons du Roi realiza gran parte de sus actuaciones anuales.

“Sólo el miércoles –cuenta desde casa– recibí 553 mensajes de whatsapp de gente que ni conozco para que pusiera canciones y enviara mensajes o felicitaciones. Los vídeos han llegado a muchos sitios de España y me dicen que estamos transmitiendo mucha alegría, y estoy feliz porque era el propósito de esto, al menos entre nuestro vecindario”.

Él se quita méritos. “Yo sólo le doy al play”, insiste. “Son los vecinos los que lo ponen todo, con su entusiasmo y sus risas”.

A las ocho de la tarde es la cita, tras los aplausos al personal sanitario. Es el gran momento esperado en toda la manzana, con varios bloques alrededor, también las calles aledañas, a las que “llegan muy bien la música y las cuatro chorradas que digo cada día”. Hay niños, cuenta, que desde veinte minutos antes ya esperan el espectáculo en el balcón de sus casas, gritando para que empiece la música. Es, ya, media hora de diversión que también se espera en la red, atentos a las dedicatorias solicitadas y a las historias compartidas, incluso, por los vecinos, a voces desde sus ventanas. “Nunca una pregunta tan superficial como el ‘¿cómo estás?’ ha tenido tanto significado y se ha sentido tanto como cuando hablas estos días con el vecindario”.

Todos los días suele haber algún cumpleaños entre los pequeños de la plaza, “y entre todos les cantamos e intentamos que sea especial, a pesar del encierro”. “También mis vecinos me conocen y saben que me dedico a esto. Todo es muy divertido”.

Con Les Buffons du Roi, Torres se recorre toda la provincia de Huelva y la de Sevilla, también parte de Cádiz, y ofrece espectáculos en eventos privados y públicos; una garantía de diversión. Ahora confiesa que la crisis sanitaria le ha obligado a cancelar 53 espectáculos de momento, con pérdidas de varios miles de euros. Y pone buena cara. “Me agobié al principio pero hay gente que lo está pasando mucho peor”. Es su naturaleza: optimismo y buen humor, incluso cuando vienen mal dadas. De ahí esa acción natural, como él mismo, de intentar transmitir alegría cada día, mientras dure el estado de alarma y los encierros caseros.

“Cuando pase todo esto, ya he hablado con los vecinos de que haremos una fiesta con todos los medios técnicos en la plaza, abierta a todo el mundo. Espero que el Ayuntamiento nos dé los permisos”, adelanta después de días de conversación entre balcones. “Será el momento en que todos nos abracemos, nos veamos con buena cara, sin decirnos que estamos más gordos, y celebremos que salimos adelante”. Hasta que eso llegue, a las ocho es la cita cada día.

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