La vida es química. Todo cuanto nos rodea es fruto de sus procesos. Por ello, la industria química juega un papel esencial como suministrador de los componentes necesarios para garantizarnos el estado de bienestar que disfrutamos. La presidenta de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feiqe), Teresa Rasero, ha analizado en una nueva edición del Foro Gerardo Rojas, organizado por Grupo Joly con la colaboración de la Asociación de Industria Químicas, Básicas y Energéticas de Huelva (Aiqbe), el papel que el sector ocupa tanto en la economía nacional como su valor social. Rasero es, además, presidenta del consejo de Administración de Air Liquide, presidenta de la Comisión de Industria de la CEOE y del comité de honor del I Congreso Nacional de Hidrógeno Verde que se celebrará en febrero de 2024 en Huelva.

La industria química española es el segundo sector manufacturero de la economía nacional, con un impacto en el PIB cercano al 6% y una cifra de negocios cercana a los 90.000 millones. En 2022 se consolidó como el mayor exportador industrial nacional por delante de la fabricación de vehículos con 63.626 millones. Genera alrededor de 800.000 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos. Por cada empleo directo se estima que provoca 2,4 más en su entorno.

Se trata, según destacó Rasero, de un segmento “resiliente, con una capacidad única para generar empleo de calidad”. Fruto de ello es su respuesta a las difíciles circunstancias recientes como la pandemia o la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania. Su papel es esencial en el desarrollo de un país, como demuestran los objetivos de alcanzar un 20% del PIB nacional.

Rasero ha expuesto las grandes fortalezas así como los retos a los que se enfrenta la química española. Lo ha hecho en Huelva, una provincia que tiene “todos los ingredientes para formar en la primera fila” de la nueva revolución industrial, si bien para ello “hay que materializar las oportunidades aportando entre todos el calor necesario”.

Huelva “lo tiene todo para estar en primera fila” de la revolución del hidrógeno verde

El principal hándicap al que se enfrenta la industria química en su crecimiento son los altos costes de producción, especialmente los energéticos. De ahí el valor que tienen los proyectos impulsados en Europa para acabar con la dependencia externa a través del hidrógeno verde. La respuesta llega desde “la innovación y el talento”, dos elementos que acompañan al sector.

La química española, y de forma similar la europea, vive en un contexto complejo. La dependencia energética de las últimas décadas la hizo vulnerable. Los problemas primero del Covid y posteriormente del cierre del suministro procedente de Rusia lo han puesto de manifiesto.

La presidenta de Feiqe ha explicado cómo “la electricidad supone el 60% de los costes de producción de muchas empresas como Air Liquide” razón por la que las compañías se enfrentan a dificultades para ser competitivas en el mercado exterior pese al incremento de la producción experimentado. Rasero ha planteado los problemas que existen en estos momentos para trasladar el descenso del precio de las renovables a la factura real que pagan las empresas por su consumo.

Frente a países donde el autoconsumo tiene mayor facilidad, en España “debemos hacer de una energía propia competitiva una ventaja”. Los problemas de la electricidad son parejos a los que sufren las firmas que necesitan del gas natural. Todas dificultades complican “una estrategia” a largo plazo ya que resulta complejo trazar planes de futuro en un contexto fluctuante. Precisamente es éste escenario el que da mayor valor a los proyectos energéticos previstos en Huelva.

La provincia dispone de una amplia trayectoria química, es una potencia productora y será el gran generador de energía limpia vinculada al hidrógeno verde en España. La química se encuentra plenamente alineada con los objetivos de descarbonización fijados en Europa. Para ello Rasero ha insistido en que “llevamos toda la vida afinando nuestros procesos productivos”.

Para la industria “la eficiencia es una necesidad natural” que redunda en su competitividad. La química básica encara este nuevo reto con la necesidad de “tener certidumbre a la hora de transformar nuestros procesos”. La apuesta actual por el hidrógeno verde es en realidad “adelantar 5 ó 6 años la evolución que habría llegado de forma natural”.

Ese proceso de descarbonización tiene un coste. Solo para cumplir en los ocho procesos industriales principales (que generan alrededor del 75% de la producción) serán necesarios 600.000 millones de euros. Ante inversiones de ese calibre “necesitamos seguridad y certidumbre”. La industria se enfrenta a pesar de su importancia capital para la sociedad a una crisis permanente de reputación. Necesita explicar tanto su valor como sus procesos para ser comprendida por la población. Rasero encuentra en Huelva “una respuesta diferente, porque aquí se entiende su importancia”.

Precisamente las dificultades vividas durante la pandemia “pusieron de manifiesto lo necesaria que es”. Cada español destinó en 2022 1.963 euros de su presupuesto personal anual a productos químicos o derivados. La industria química es una fuente de empleo de calidad. El 92% de los puestos de trabajo directos son fijos y el salario medio de un operador de planta ronda los 40.000 euros anuales, lo que lo coloca que entre los profesionales mejor pagados, casi el doble de la media nacional.

Sin embargo, existe un problema a la hora de captar personal cualificado. Es preciso “adaptar los currículos de forma constante, formando a los profesionales y adaptando los planes de estudios”. Para ello es fundamental “el impulso a la FP dual y que se rompa la resistencia que existe a la formación profesional como una salida laboral. No nos podemos quedar solo con la formación teórica universitaria”.