Energía

Transición energética: Una oportunidad histórica para la industria onubense

Vicente J. Cortés, durante su intervención.

Vicente J. Cortés, durante su intervención. / Josué Correa (Huelva)

La transición energética hacia métodos de producción más limpios y combustibles sostenibles es una realidad. No es el futuro, es el presente. La nueva revolución industrial está en marcha y en ella Huelva tiene todos los atributos para jugar un papel clave tanto en España como en Europa. El profesor Vicente J. Cortés, presidente cofundador de Inerco, primer spin-off de la Universidad de Sevilla, marcó ayer un perfecto retrato del contexto y el escenario al que se enfrenta la industria en el Foro Gerardo Rojas organizado por Huelva Información con el apoyo de Aiqbe. Como experto independiente de la Dirección General de la Energía de la Comisión Europea y catedrático de Ingeniería Química de la Hispalense hasta 2013, Cortés defendió de forma clara que Huelva se encuentra ante “una excepcional oportunidad”. La transición energética supone una profunda transformación de la industria y la energía. Las materias primas esenciales serán electricidad renovable, agua, CO2 y aceites vegetales. En base a ellas ya es tecnológicamente posible fabricar hidrógeno, e-amoníaco, e-metanol y e-fuels. Estos productos constituyen los pilares de una economía en la que el carbono será sostenible.

Cortés estructuró su intervención en cinco puntos clave. El profesor analizó el estado actual de las materias primas de uso en la industria y la evolución de la descarbonización, que, como explicó, debe ser gradual. Hoy prácticamente toda la producción depende de combustibles sólidos y derivados del petróleo. La base de la transición energética es el hidrógeno, gracias al cual “es posible fabricar productos con los mismos fines” de una forma mucho más limpia. Gracias a este hidrógeno la sociedad tendrá suministros limpios que le permita disfrutar de los mismos bienes de servicio o de movilidad.

La sustitución estará basada en la combinación de la electricidad, el agua y el CO2, elemento que Cortés defiende que no se eliminará sino que se sustituirá su origen, para conseguir el hidrógeno. Todo ello implicará, y ahí surgen algunos de los grandes retos a los que se enfrenta el sector industrial y al que tienen que dar respuesta las administraciones. Son procedimientos que requieren de grandes aportes de todos estos elementos.

La nueva directiva de renovables de la Unión Europea ya fija el horizonte inmediato para los combustibles. Distingue entre RFNBOs (Renewable Fuels Of Non Biological Origin) y RCFs (Recycled Carbon Fuels). En esencia tanto el hidrógeno como el amoníaco son combustibles de esa primera categoría mientras que fuels, metanol y metano se encuentran en la segunda. Éste nivel es una respuesta de la directiva europea a la dependencia del carbono porque “no podemos prescindir de él”, si bien el norma fija el camino para un uso circular del mismo. Para 2030 “el 50% del hidrógeno que consumamos debe ser RFNBO y en los puertos el 1,2% del combustible”. La clave fundamental para discernir entre las dos categorías está en el origen del carbono que se utilice en el proceso, siendo el RCF sobre todo de biomasa.

Un combustible RFNBO debe ser obtenido “con electricidad de origen renovable, no de la red convencional”. Implica que la industria debe contar con acuerdos con la compañía de suministro del mismo país o adyacente como Portugal para la conexión directa. Si procede de la red debe garantizar que sea de origen renovable. El agua es el otro elemento clave. El proceso de fabricación del hidrógeno implica “14 m³ por cada tonelada”. La gestión del agua es esencial. Su uso debe ser respetuoso, cumplir con las directrices DNSH (Do Not Significant Harm o no causar perjuicio significativo al medioambiente), garantizar el tratamiento del residuo que genera la desalación si es precisa… Todo un reto para la industria. Durante la fase de desarrollo “hasta 2035 estaría permitido el uso de CO2 de origen fósil en un porcentaje que está en estudio”. Pasaría así el carbono “de villano a héroe” puesto que resulta imposible prescindir de él sin un plazo de aplicación.

La transición energética en marcha tiene dos vertientes claras. Por un lado está el factor técnico, donde la industria se encuentra comprometida en la exploración de los mecanismos que le permita la aplicación de los avances necesarios. Por otro hay factores económicos y geopolíticos que condicionan la agenda. La producción tiene un coste. La sustitución de unos combustibles por otros, también. Para 2030 “el hidrógeno tendrá como origen una energía más cara puesto que el de hoy a base de metano vale el 50%”. Luego hay elementos políticos a tener en cuenta como el riesgo de la fuga de carbono.

“Al otro lado del Estrecho hay países sin restricciones donde se podrá producir ese hidrógeno más barato”, recuerda el profesor Vicente Cortés. Son territorios con horas de sol, costes menores y corta distancia a puertos como Huelva o Algeciras. En respuesta, la Unión Europea estudia “un arancel para limitarlo”. Pero incluso dentro del territorio común hay diferencias a la hora de obtener electricidad mediante renovables. Con el sol como principal fuente, la posición de los países del arco mediterráneo es diferente al centro y norte de Europa.

En ese escenario, la posición de Huelva queda definida como “una oportunidad excepcional”. El sector industrial onubense es “único” al reunir todos los requisitos necesarios para liderar la transformación energética a nivel europeo. Sus empresas tienen marcadas todas sus rutas de descarbonización. Ya han iniciado el camino. Existe “una interrelación entre todas las compañías que es clave” para generar una sinergia valiosa. La experiencia provincial “con años de trabajo en la manipulación del hidrógeno es una gran ventaja”, lo cual se traduce en “una mayor facilidad para la transformación porque son procesos que no difieren en esencia de los actuales”, además de una industria auxiliar potente para acompañar. El compromiso ambiental del sector industrial onubense “es innegable en los últimos 40 años”. Y junto a todo ello, Vicente Cortés destaca un factor determinante: “La presencia de Aiqbe como interlocutor que unifique las necesidades”.

La provincia de Huelva dispone de terrenos necesarios para los centros de fabricación. Su área industrial se encuentra “a una distancia única de un puerto de primer nivel que ya trabaja para adaptar sus instalaciones”. Como catedrático durante 35 años de la Universidad de Sevilla valora además “el papel de la UHU como formadora de los profesionales necesarios”. Incluso a nivel comercial la provincia tiene la ventaja de contar con “productores y consumidores de los productos en el mismo espacio”.

Por ello defiende la creación de “un HUB potente del hidrógeno verde que permita a las compañías compartir estructuras comunes”. Puso como ejemplo el proyecto francés de Dunkerque a quien “Huelva no tiene nada que envidiar”, si bien pidió “una estrategia común” para lograrlo. La industria onubense se encuentra ante “una oportunidad excepcional para que las empresas integradas en Aiqbe sigan incrementando su papel dinamizador de la economía onubense creando riqueza y empleo cualificado y estable”.

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