Eiden: la fuerza de un sonido que no entiende de fronteras

Trinchera Sonora

La banda onubense de rock alternativo consolida su identidad y madurez dando un salto evolutivo bajo la producción de Carlos Escobedo y Alberto Seara en Cube Studio

Penélope Watson: la música como forma de vida y resistencia creativa

De izquierda a derecha: Nono Béjar, Manu Fernández, Edu Segura y Alberto Romero. 
De izquierda a derecha: Nono Béjar, Manu Fernández, Edu Segura y Alberto Romero.  / M. G.
Jesús Pulido

08 de septiembre 2025 - 06:01

Entrar en Cube Studios no es un simple trámite para grabar un disco. Es cruzar la puerta de un espacio en el que se han forjado trabajos esenciales del rock en castellano. Un lugar donde cada detalle se toma en serio, donde el nivel de profesionalismo es tan alto como la pasión que se respira en el ambiente. Allí, bajo la producción de Carlos Escobedo (cantante de Sôber) y de Alberto Seara ‘Flor’ (productor de Sôber, Mägo de Oz, Hamlet o Savia, entre muchos otros), Eiden grabó su último trabajo: una serie de cinco singles, en principio independientes entre sí, que el tiempo dirá si se convierten en álbum. Una experiencia vital y musical que supuso un salto cualitativo en la trayectoria de una banda con más de una década de recorrido y que marcó un antes y un después en su historia. Ahora, tras ese punto de inflexión, la banda sigue creando, aunque aún le queda uno de esos cortes por estrenar, y trabaja en nuevos temas que irán viendo la luz de manera escalonada.

Desde el principio, Eiden ha mostrado una preocupación casi obsesiva por sonar con la mayor profesionalidad posible y por cuidar cada detalle de su propuesta. En 2014, Edu Segura dio el primer paso con Último viaje, un debut autoproducido que contó con la complicidad de Daniel Bugeja (Melón Diésel) en la producción y arreglos. Aquel trabajo ya dejaba ver las intenciones del proyecto: un sonido abierto, capaz de combinar la contundencia del rock alternativo con matices de pop y metal.

Cuatro años más tarde llegó Fénix (2018), un disco que confirmó que Eiden no era una aventura pasajera, sino una banda con vocación de crecer. Con la producción de la propia formación y la mezcla de Íker Piedrafita (Dikers), aquel álbum respiraba la crudeza del punk y del metal de los 2000, y le sirvió al grupo para consolidarse como una de las propuestas emergentes más sólidas de la escena musical.

La banda, junto al productor Alberto Seara en Cube Studios.
La banda, junto al productor Alberto Seara en Cube Studios.

El verdadero salto llegaría con su inmersión en Cube Studios de la mano de Escobedo y Seara, entre finales de 2023 y 2024, en lo que supuso la confirmación de una madurez largamente trabajada, además de un nuevo paso en su empeño por desafiar etiquetas y abrir el rock alternativo a territorios menos previsibles.

“Grabar en Cube Studios fue, sin duda, uno de los momentos más esperados de la historia de la banda. Desde el momento en que cruzamos la puerta supimos que estábamos entrando en un espacio donde la música se toma en serio, donde cada detalle cuenta”, recuerda Edu Segura, voz y alma mater de Eiden. “Más que una grabación, fue una experiencia transformadora”, añade.

Ese paso resume el recorrido de un grupo que nació como un proyecto personal de Edu en 2014 y que pronto comenzó a crecer en solidez y ambición. Como una joya de la cantera que todo el mundo sabía que iba a dar el salto al primer equipo, Eiden ha ido confirmando lo que se intuía desde sus primeras canciones: que no estaban aquí para pasar el rato, sino para consolidarse como una propuesta incuestionable. Canción a canción, concierto a concierto, han forjado una identidad propia, con un sonido sólido y ecléctico que fusiona riffs pesados con melodías que atrapan gracias a una voz tan personal como reconocible.

Actuación de Eiden en Colombinas.
Actuación de Eiden en Colombinas. / Jesús Amador

La de Edu Segura es, sin duda, una de las voces más privilegiadas —y reconozco que envidiables— de la escena onubense. Para quienes alguna vez nos hemos puesto delante de un micrófono y no contamos con los mejores recursos vocales, no nos queda más remedio que salir a defender la canción, la historia que cuentas, y agarrarte a eso. En el caso de Edu, la cosa no se queda ahí: es capaz de potenciar cada tema y de darle una dimensión emocional mucho mayor. Su timbre está lleno de intensidad, pasión y energía, y no solo sostiene las canciones, sino que las eleva y multiplica, acompañando su evolución vocal con una madurez creciente como compositor y letrista.

En Nuevo Orden esa evolución se hace patente. Canciones como Miedo —una confesión íntima teñida de oscuridad— o Sol a sol —con un marcado carácter de conciencia social— reflejan también un salto creativo notable. Mucho más luminosa y emotiva es Parte de mí, cantada a dúo con Escobedo, pero sin perder la energía y la potencia que marcan la esencia de la banda.

Pero Eiden no es solo estudio. Si algo ha consolidado a la formación en estos años es su capacidad para desplegar un directo poderoso, pasional y enérgico, capaz de conectar con el público desde el primer riff. Nono Béjar al bajo —compañero inseparable de Edu desde los inicios—, Manu Fernández a la guitarra y Alberto Romero a la batería completan una formación que funciona como un bloque sólido, una auténtica máquina de hacer rock donde cada integrante suma en la construcción de un sonido propio y reconocible.

Quizá esa sea la mayor victoria de Eiden: haber encontrado una identidad en medio de una amalgama de influencias que manejan con soltura. Rock alternativo con guiños al metal, a lo urbano, a lo melódico, a lo experimental… todo encaja en un engranaje que les permite sonar contemporáneos sin perder autenticidad.

Hoy, tras consolidar su propuesta con sus últimos trabajos, Eiden sigue avanzando con paso firme. Su música hace tiempo que ya no pertenece solo a la escena onubense: está llamada a traspasar fronteras. Y lo hacen desde la misma convicción con la que empezó todo en 2014: con la certeza de que la música no es un pasatiempo, sino un compromiso vital. Porque si algo queda claro al escucharlos es que Eiden no está aquí para imitar a nadie, sino para ser ellos mismos. Y en ese camino, ya no hay vuelta atrás.

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