Una efigie de Lenin yace bajo los cascos del caballo de Santiago
La ubicación figura la victoria de la religión frente al comunismo · Juan Eslava cita a Lenin en su libro 'Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie'


La iglesia parroquial de la localidad, un pequeño pueblo situado en la comarca serrana onubense, consagrada a Santiago El Mayor, atesora muchos elementos dignos de ser conocidos. Construida en dos fases, la gótica-renacentista erigida durante el siglo XVI, está relacionada con la figura del humanista, biólogo y escritor Benito Arias Montano, mientras que la etapa del siglo XVIII coincide con la construcción del crucero y la nueva cabecera.
Acoge entre sus muros un magnífico órgano musical, construido en los años 1748 y 1755 por el maestro Francisco Ortíguez, uno de los autores del gran órgano de la catedral de Sevilla. Recientemente restaurado, este instrumento, pese a su modesta envergadura, contiene en su interior un material de gran calidad.
Pero no ha sido el único elemento mueble singular con el que ha contado esta iglesia. Según afirma en su web Gerhard Illi, uno de los agentes culturales de Castaño del Robledo, la iconografía religiosa que alberga la iglesia contaba con una escultura verdaderamente original.
Durante una larga etapa, los parroquianos pudieron ver la efigie de Vladimir Ilich Ulianov (1870-1924), que pasó a la historia con el nombre de Lenin, continuador de la obra de Karl Marx y Friderich Engels y fundador de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Su estatua, de tamaño mitad del natural y de buena factura, yace hoy en un montón de trapos, papeles y suciedad en el coro de la Iglesia, pero estuvo colocada, desde 1936 hasta el Concilio Vaticano II, bajo los cascos del caballo de Santiago, el Apóstol Patrón de España, apodado Matamoros.
La imagen del venerado líder comunista no ofrece dudas. Está representado vestido con un largo abrigo militar con hoz y martillo al pecho, gorro puntiagudo del Ejército Rojo con estrella, rasgos eslavos, bigote y perilla e incluso parecía llevar una tea incendiaria en la mano derecha, hoy perdida debido al abandono, lo cual podría relacionarse con la quema de iglesias durante la Guerra Civil española. La mano izquierda en alto, para protegerse de la amenaza de las patas del caballo y un rostro impregnado de miedo completan el cuadro.
Su ubicación, bajo los cascos del caballo de Santiago, venía a representar la victoria de la religión frente al comunismo, una de las obsesiones del bando vencedor del conflicto bélico y que formaría parte de una larga iconografía nacional-católica destinada a humillar a los vencidos y a borrar toda esperanza de revertir la situación.
Juan Eslava Galán cita también al Lenin de Castaño en su libro Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie. Entre sus páginas, Eslava relata la quema del retablo por parte de los mineros llegados desde la zona de Riotinto. Pero, cuando las tropas franquistas toman el pueblo, el obispo de Pamplona, originario de esta localidad, encarga a un tallista una gran imagen de Santiago Matamoros, con la finalidad de sustituir al retablo destruido. Las instrucciones del prelado exigen que el moro con turbante de la iconografía tradicional debe sustituirse por una efigie de Lenin sosteniendo en la mano una antorcha encendida. Continúa el escritor andaluz asegurando que durante la transición a la democracia, la figura de Lenin será reemplazada por la de un moro con el consentimiento del cura y las autoridades locales, para no ofender a los comunistas del pueblo.
Esta es la explicación de que la figura ya no aparezca entre el ajuar religioso que pueden admirar los visitantes de esta iglesia onubense. Incluso en estos tiempos, ha parecido adecuado la eliminación de la cabeza del musulmán que sustituyó al ruso.
Ahora, la figura del Apóstol cabalga libre, sin obstáculos que lesionen credos o ideologías, y la imagen de Lenin ha dejado de impresionar a los que contemplaban con alevosía este intencionado gazapo histórico.
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