Huelva de ayer a hoy

Cuatro décadas del dique Juan Carlos I

  • El espigón necesitó de cinco años de construcción y 4.500 millones de pesetas de inversión, permitió el acceso de grandes barcos al nuevo muelle Juan Gonzalo

La construcción avanza hacia el mar, en una imagen de 1980.

La construcción avanza hacia el mar, en una imagen de 1980. / Archivo Sugrañes

Una enorme grúa avanzando metro a metro hacia el mar. De esta forma el diario Odiel daba una idea de lo que se estaba construyendo, el dique de contención de arenas que arrancaba desde la Isla de Saltés para adentrarse en el mar. Esta es la gran obra de ingeniería que ahora cumple cuatro décadas de su finalización en 1981.

Venía a proteger la entrada al Puerto de Huelva, ofreciendo calado para grandes buques mercantes que llegarían al Puerto Exterior, al muelle Ingeniero Juan Gonzalo.

A primeros de abril de 1973 el Banco Mundial aprueba un crédito de 50 millones de dólares destinado al segundo proyecto de expansión y modernización de puertos españoles, del que se beneficiará el Puerto de Huelva con la construcción de un dique de 13 kilómetros, que impedirá la sedimentación del canal de acceso. En la noticia que se daba ya se anuncia que las obras darán lugar a la creación de una playa artificial de 10 kilómetros.

Se incluía en el Plan de Desarrollo de Puertos 1972/75 y junto al dique la construcción de un muelle de 900 metros, con cinco atracaderos para el manejo de carga en general. Al mismo tiempo se profundizaría en el dragado del canal de acceso.

Aquella fue una gran obra de ingeniería que finalizó el 11 de junio de 1981, después de casi cinco años de trabajo y una inversión de alrededor de cuatro mil quinientos millones de pesetas.

El faro que remata el Dique Juan Carlos I. El faro que remata el Dique Juan Carlos I.

El faro que remata el Dique Juan Carlos I. / Alberto Domínguez

Una construcción que sorprendió a todos, hasta 90 camiones diarios llevaban las enormes piedras desde la cantera del Campillo de Gibraleón. Un ‘gánguil’ ayudaba también a traer por mar escolleras, llegándose a verter en un solo día hasta doce mil toneladas, lo que suponía avanzar en el mejor de los casos, siete u ocho metros, y muchas veces dependiendo de la profundidad existente, solo dos o tres.

En las partes donde más fuertemente abate el mar, al final, y en una curva que hace a unos cuatro kilómetros de allí el espigón se refuerza con bloques de hormigón de 12 a 15 toneladas.

Lo que sorprendía era que cinco años después de iniciada las obras de construcción del dique, como se indica en Odiel, que la playa ya había sido “descubierta por los primeros avispados bañistas que, prácticamente en solitario, disfrutan de una formación arenosa limpia y fina. Se habla ya que es la alternativa a la playa de la Punta el Sebo, donde quedó prohibido el baño.

La hilera de camiones avanza

La fotografía está tomada a mediados de 1980 y ofrece una imagen del momento de la construcción del dique en su avance ya en el mar. Da una sensación de la grandiosidad de la obra. Una apisonadora en el extremo, donde se encuentra una gran grúa que va descargando los bloques de piedras que llegan en camiones, que forman la hilera que se puede apreciar a lo largo del mismo.

El faro marca la entrada al Puerto

El dique lleva al Puerto de Huelva a adentrarse en pleno océano Atlántico. Avanza desde la Ría de Huelva sigue por la Canal del Padre Santo para ofrecer esta vista tan impresionante. El faro marca la llegada a Huelva. Un espigón que se convirtió también en lugar especial para los pescadores deportivos. Mientras que en la zona de arranque se cuenta con una gran playa de la que se encarga el Ayuntamiento de Huelva.

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