Condenan a un hombre a dos años de cárcel en Huelva por maltratar psíquicamente a su mujer durante 20 años: la humillaba por ser ludópata
Según dicta la sentencia a la que ha tenido acceso Efe, "el hombre menoscaba la dignidad y la autoestima de la perjudicada echándole en cara su adicción al juego y le imputaba constantemente no tener la casa limpia y recogida como a él le gustaba". Los insultos y amenazas se extendían a los hijos, con violencia física
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El Juzgado de lo Penal número 3 de Huelva ha condenado a un hombre a dos años de prisión por maltratar psíquicamente durante 20 años a su mujer a la que controlaba e insultaba, llegando incluso a utilizar su enfermedad, la ludopatía, para menoscabar su imagen ante familiares y amigos.
Se considera probado que el acusado estuvo unido en matrimonio a la víctima durante veinte años teniendo cuatro hijos en común y que desde el principio del matrimonio en 2001 hasta su terminación en 2021, mostró "un carácter controlador, posesivo, dominante y agresivo".
Su voluntad, prosigue la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, debía ser acatada ya que "en caso contrario no dudaba en atacar la dignidad de la denunciante con términos como guarra, puta, gilipollas, inútil, golpeaba muebles y enseres y realizaba gestos intimidantes y con contenido amedrentador... todo ello sin importarle que estuvieran sus hijos presentes y casi siempre en el domicilio familiar".
Según la sentencia, el acusado ejercía control sobre la perjudicada en su vida diaria y cotidiana; de esta forma, ella, que en un principio no trabajaba fuera de casa, tenía que estar pendiente de las llamadas y mensajes que le realizaba su marido y no tenía libertad para interactuar en redes sociales, viéndose obligada a eliminar fotografías en las mismas, ya que el acusado entendía que éstas eran solo para él.
Asimismo, menoscaba la dignidad y la autoestima de la perjudicada echándole en cara su adicción al juego y le imputaba constantemente no tener la casa limpia y recogida como a él le gustaba.
Cuando regresaba de su trabajo, prosigue la sentencia, "la denunciante conminaba a sus hijos a que mantuvieran un determinado comportamiento ante el temor de su llegada hasta el punto de percibirse en la casa un clima de temor y miedo a lo que pudiera pensar o decir el acusado". Asimismo si ella no accedía a sus requerimientos de carácter sexual la casa y el ambiente se convertían en lo que percibían sus moradores como "un infierno".
Los insultos y amenazas se extendían a los hijos, sobre todo a dos de ellas, no dudando en emplear la violencia física en alguna ocasión contra las mismas. Los tres últimos años de matrimonio estuvieron marcados por una escalada en esa violencia verbal y en la atmósfera de terror pues el acusado no aceptaba que ella saliera de casa a trabajar y no atendiera las tareas cotidianas y a los hijos como él entendía que debía hacerse.
Por todo ello, el juez considera al acusado autor de un delito de violencia psíquica habitual en el ámbito doméstico por el que, además, de la pena de dos años de prisión, lo priva del derecho a la tenencia y porte de armas durante cuatro años y le prohíbe acercarse a menos de 200 metros y a comunicarse con ella durante cuatro años; además, debe de indemnizar a sus hijas en 2.000 euros a cada una de ellas. Se acuerda la suspensión de la pena de prisión durante dos años condicionado a que no delinca durante ese período.
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