La Comunidad Terapéutica de Salud Mental de Huelva ofrece segundas oportunidades a quienes pasaron momentos difíciles

Un equipo multidisciplinar de profesionales trabaja en el hospital Vázquez Díaz con una veintena de pacientes con trastornos mentales graves, como casos de psicosis

El objetivo de los especialistas es que estas personas recuperen sus proyectos de vida tras estabilizar su salud mental

Los periódicos son los protagonistas en uno de los talleres llevados a cabo en la Comunidad Terapéutica de Salud Mental de Huelva, en el Vázquez Díaz. / Alberto Domínguez

Huelva/Un sólido equipo multidisciplinar ofrece desde la Comunidad Terapéutica de Salud Mental de Huelva una segunda oportunidad a personas con trastornos mentales graves. Ubicado en la primera planta del hospital Vázquez Díaz, este dispositivo se presenta a los pacientes -muchos de los cuales habían tocado fondo- como un refugio de rehabilitación y reinserción social y persigue, a través de un enfoque terapéutico integral, que estas personas estabilicen su salud mental y puedan recuperar sus proyectos de vida. Unas metas personales y profesionales que pueden alcanzarse gracias a un dedicado elenco de profesionales que trabaja bajo tres premisas: la intervención temprana, el trato personalizado y la participación de la familia en este proceso rehabilitador de media-larga distancia.

Una veintena de pacientes son los que asiste en estos momentos la Comunidad Terapéutica de Salud Mental, que nace en 2001. A punto de cumplir los 25 años, se erige como el espacio ideal en la provincia de Huelva para el abordaje integral de pacientes con trastorno mental grave. En otras palabras, casos de psicosis como la esquizofrenia o el trastorno esquizoafectivo, "enfermedades con un impacto significativo en la salud mental, física y social de la persona afectada", explica a este periódico la psiquiatra coordinadora, María Ramírez, quien añade que estas patologías "causan discapacidad y deterioro funcional global tanto para las personas que lo padecen como para sus familias". Un hecho que redunda en "la pérdida del proyecto vital, en muchas ocasiones marcado por el estigma y el aislamiento".

Varios pacientes de la Comunidad Terapéutica elaboran un menú. / Alberto Domínguez

La Comunidad Terapéutica cuenta con dos modalidades de ingreso, "la hospitalización completa y la parcial". En la primera de ellas, los pacientes permanecen ingresados todo el día, mientras que en la segunda los pacientes pueden asistir de manera flexible, "por ejemplo, de 8:00 a 20:00 o solo algunos días a la semana", explica Ramírez, quien también expone que en la hospitalización completa "también contemplamos, por ejemplo, que se marchen el fin de semana con sus familias".

Una unidad "de puertas abiertas"

En todo caso, prosigue la psiquiatra, "es primordial la voluntariedad en la estancia del paciente", es decir, la unidad "es de puertas abiertas". "El paciente puede salir en cualquier momento si así lo desea porque, de hecho, basarse en esa voluntariedad es fundamental para que el tratamiento sea efectivo", señala Ramírez, quien especifica que "la tolerancia hacia el comportamiento del paciente viene enmarcada por la existencia de un reducido número de normas y límites claros que proporcionan puntos de referencia externos a personas a menudo confusas y desorganizadas".

Profesionales de la Comunidad Terapéutica de Salud Mental del hospital Vázquez Díaz. / Alberto Domínguez

El perfil de los pacientes ha variado respecto a años anteriores, siendo lo habitual una media de edad de 30 años y un diagnóstico principal de esquizofrenia y trastornos esquizoafectivos. Que la edad media haya disminuido obedece a que la Comunidad Terapéutica persigue tratar los trastornos psicóticos de manera precoz "para mejorar la recuperación de los pacientes, en tanto que estos trastornos suelen tener una evolución complicada". Todo en aras de que el paciente recupere su proyecto de vida.

No se entiende alcanzar este meta sin un dispositivo multidisciplinar que cuente con facultativas de psiquiatría y psicología clínica, trabajadora social, terapeutas ocupacionales, monitores ocupacionales, enfermería, técnicos auxiliares de cuidados de enfermería y celadores. En este sentido, cabe destacar que "el ambiente terapéutico es la principal herramienta de trabajo", expone la psicóloga clínica Sandra Fuentes, quien señala que "se requiere paciencia, empatía y una escucha activa para poder ayudar a los pacientes en su proceso de reestructuración interna y en su integración en la comunidad de la forma más adecuada posible".

Volver a tener un proyecto de vida, paso a paso

El programa terapéutico rehabilitador de la Comunidad Terapéutica abarca cuatro áreas: la terapéutica, la familiar, la social y la del desarrollo de competencias básicas y de cuidados; y dentro de ellas se trabaja en aspectos muy diversos que van, en el caso de la primera área, desde la psicoeducación, la psicoterapia o la rehabilitación cognitiva al desarrollo de habilidades sociales, de psicomotricidad o de afrontamiento. Asimismo, las áreas familiar y social contemplan intervenciones familiares; orientación en el asesoramiento y apoyo al educador; psicoeducación; la gestión y el acompañamiento para solicitar prestaciones socioeconómicas; los talleres ocupacionales; o las actividades formativas básicas, deportivas o de ocio y tiempo libre, ya sea de lectura, cine, playa, senderismo o visitas culturales.

Uno de los pacientes durante el cuidado de las plantas de la Comunidad Terapéutica. / Alberto Domínguez

En relación con el desarrollo de competencias básicas y de cuidados, los pacientes trabajan en los autocuidados y en el cuidado de los espacios, habilidades domésticas y comunitarias y en actuaciones en materia de salud, véase la administración de la medicación, la nutrición o las vacunaciones.

"Normalizar la vida de los pacientes para que puedan integrarse en su entorno con éxito lleva aparejada la realización de múltiples actividades cotidianas", explica la psiquiatra coordinadora, que enumera algunas como "el senderismo, visitas a la biblioteca, zumba, cine o talleres de cocina", además de otras tareas comunitarias "como sacar a los perros de la perrera o encuentros en la universidad". Unas actividades en el exterior que buscan mejorar las habilidades sociales y que se compaginan con otras en el interior cuyo fin es el impulso de la autonomía de estos pacientes, que "tienen tareas como hacer la compra, cocinar, lavar la ropa...". Todo lo que se hace en el ámbito doméstico.

Las salidas y excursiones de los pacientes forman parte de su terapia de integración. / M. G.

Una de las herramientas terapéuticas que destacan Fuentes y Ramírez es el teatro, "muy positivo para la rehabilitación de los pacientes con psicosis porque nos permite trabajar en diferentes niveles de intervención, como el área cognitiva -favoreciendo la concentración, atención y memoria, entre otros-; y el área social emocional -fomentando la creación de vínculos y relaciones, identificación y expresión emocional o la expresividad a través de nuestros cuerpos-".

Aprender y recitar poesías mejora la memoria y la expresividad. / M. G.

Fruto de esta idea, la Comunidad Terapéutica del Hospital Vázquez Díaz inició en octubre su taller de teatro. "Los usuarios seleccionan una obra de teatro entre ellos, leen junto a los profesionales el guion, se reparten los papeles para aprendérselos e introducen modificaciones si les gustan más", señala María Ramírez, quien añade que, posteriormente, "lo escenifican de manera lúdica y divertida". "Con este taller mejoran la memoria, la atención, la expresividad corporal, trabajan su propia identidad y se ponen en el lugar del otro", afirma.

Otro de los puntos que destaca Sandra Fuentes es el trabajo con las familias, que "tiene en nosotros un espacio de apoyo, donde se abordan temas emocionales y se brindan herramientas para manejar la angustia que a veces genera la enfermedad". "Es fundamental que las familias colaboren activamente en el proceso de recuperación".

Todas estas acciones expuestas con anterioridad repercuten en la rehabilitación y la reintegración social del paciente, que es más efectiva si tiene un enfoque integral como el que tiene la Comunidad Terapéutica. "Ello nos ha ayudado a ser partícipes de muchos casos exitosos, en los que paciente que llegaron en situaciones muy difíciles, como viviendo en la calle o con graves problemas de salud mental, han logrado rehabilitarse de manera impresionante", declara María Ramírez.

Varios pacientes durante la realización de tareas domésticas. / Alberto Domínguez

Preguntada acerca de con qué historia se queda, la psiquiatra es incapaz de escoger una de las muchas con final feliz que ha presenciado. "Tenemos decenas de casos de éxito, por ejemplo, jóvenes que llegaron mal y ahora tienen un trabajo normalizado o unas prácticas laborales; o el caso reciente de "una señora que, después de pasar por una situación de calle y consumo de sustancias, ahora tiene un empleo estable y ha recuperado la relación con sus hijos". "Es muy gratificante", reconocen tanto Fuentes como Ramírez.

La Comunidad Terapéutica de Salud Mental de Huelva es un recurso asistencial, pero también una puerta a la esperanza para quienes creen haberlo perdido todo. Cuenta con un equipo que, con humanidad y entrega, abraza a personas que, pese a estar en un camino oscuro, buscan reconstruir sus vidas. Y lo más importante. Les recuerdan que siempre hay una segunda oportunidad.

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