Comunicación política local: estar, parecer y conectar
Club MKS Huelva
El reel breve y directo se ha convertido en una herramienta imprescindible
¿Y ahora qué? Pues más marketing raro, responsable y con alma
En política local, comunicar no es una opción: es una necesidad. Las organizaciones políticas que no se esfuerzan a diario por contar lo que hacen, por explicar lo que defienden o por mostrar cercanía con la ciudadanía, simplemente dejan de existir en el imaginario colectivo. Y en un ecosistema donde la atención es un bien escaso, lo urgente no es solo gobernar, sino también contarlo.
La comunicación política local se ha convertido en una herramienta indispensable para mantenerse en el top of mind de los vecinos y vecinas. Estar presentes en la conversación diaria exige una estrategia sostenida de generación de contenido: desde notas institucionales que reflejen la gestión, hasta publicaciones que interpelen directamente las preocupaciones cotidianas de la gente. Es la única manera de que la acción política no se diluya en el ruido del día a día y de que el electorado perciba que sus representantes están ahí, no solo en campaña, sino cada mañana.
Este relato permanente debe apoyarse en una doble vía. Por un lado, está la vertiente institucional: explicar qué se está haciendo, cómo se invierte el presupuesto público, qué programas se están ejecutando, qué acuerdos se han alcanzado en el pleno o qué servicios se han mejorado. Pero esto no basta. La ciudadanía no conecta únicamente con balances técnicos o notas de prensa formales. Necesita sentir que hay una preocupación real por sus problemas diarios: el bache en su calle, la cola en el centro de salud, la falta de transporte a una hora clave. Y esto se logra con una comunicación más emocional, más directa y menos encorsetada.
Aquí es donde entran en juego las redes sociales, que ya no son un canal alternativo sino el epicentro de la conversación pública. No basta con replicar la agenda tradicional en Facebook o lanzar comunicados impersonales por Twitter. La política local necesita adaptarse al lenguaje de cada plataforma, entender el código narrativo de los usuarios y responder a sus inquietudes con empatía. Instagram, por ejemplo, se ha convertido en un escaparate idóneo para mostrar cercanía, mientras que TikTok —aunque más desafiante para el mundo institucional— permite humanizar la figura del político y romper distancias.
Y si hay un formato que hoy lo cambia todo, ese es el reel. Breve, directo y visual. Los reels permiten mostrar al político como una persona accesible, implicada y atenta a lo que ocurre a su alrededor. Un concejal grabando un recorrido por una obra, una alcaldesa explicando en 30 segundos una medida de apoyo a familias, un portavoz comentando de forma sencilla los acuerdos de una junta. Nada de discursos eternos ni fondos con bandera: lo que importa es la autenticidad, la naturalidad, el estar donde está la gente.
La clave, en definitiva, está en construir una narrativa sostenida que combine lo institucional con lo emocional. Que dé cuenta de la gestión sin renunciar a la cercanía. Que utilice las herramientas digitales no como un altavoz unidireccional, sino como una plaza pública donde se escucha y se conversa. Porque hoy, más que nunca, quien no comunica, no existe. Y quien solo comunica en elecciones, llega tarde.
En la política local, donde el vínculo es más estrecho y el rostro más reconocible, la comunicación se convierte en una extensión del servicio público. Contar bien lo que se hace no es propaganda: es transparencia, es rendición de cuentas y, sobre todo, es respeto a una ciudadanía que no pide milagros, pero sí quiere saber que quienes les representan están ahí. Trabajando. Escuchando. Y comunicando.
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