El comercio toca fondo
El cierre de tiendas en el centro de la ciudad sigue en aumento por los efectos de la crisis y el exceso de oferta. La facturación cae la mitad en los últimos años y se pierde el 60% del empleo.
Hace unos días, una conocida marca de lencería cerraba su tienda en la calle peatonal más transitada de Huelva. En un cartel indican que seguirán atendiendo a su clientela en el gran centro comercial situado a las afueras de la ciudad. En otra vía muy próxima, un comercio local de moda, con más de 25 años de trayectoria, también anuncia con carteles su inminente cierre. La situación se hace insostenible y ni el tradicional bálsamo que representan las rebajas para el sector es la inyección sanadora para prolongar un poco más la supervivencia.
No hay datos específicos pero sí estimaciones muy aproximadas que evidencian una situación alarmante. Entre un 30 y un 40% de los establecimientos que había abiertos en el centro de Huelva antes de la crisis han tenido que cerrar en los últimos años. Se ha perdido en torno al 60% del empleo previo, y la facturación, ya maltrecha por la recesión económica, ha caído en los dos últimos años y medio en un 50% por el impacto del nuevo centro comercial.
Estos números son aportados por CECA-Comercio Huelva, que alerta de la situación existente, dicen, un problema de primera magnitud, para el que exigen atención inmediata. "El estado en el que se encuentra el centro debe ser la prioridad número uno para el Ayuntamiento. No puede quedar en un segundo plano", subraya el secretario general de la organización empresarial, Daniel Caldentey.
Habla del casco histórico de la ciudad, no sólo de su Centro Comercial Abierto, porque entiende que también el declive afecta a la hostelería, a la oferta cultural y a los atractivos turísticos que ofrecer a los visitantes, como ahora se comprueba con la llegada por el nuevo canal abierto por los cruceros. "Somos conscientes de la situación en la que también se encuentran el Ayuntamiento y las arcas municipales, pero hay soluciones y dependen de él como Administración con mayor competencia para que el centro se revitalice. Aunque esto debe ser cosa de todos y estamos tratando ya de conseguirlo a través de mesas de trabajo conjuntas", explica Caldentey.
La crisis, asegura, se empezó a notar en julio de 2008, cuando algunos establecimientos del centro empezaron a notar anomalías en las ventas, reflejadas en su facturación. Ya entonces, Huelva contaba con un tejido comercial bastante potente, suficiente para atender una demanda doméstica que se disparó por la alegría en el consumo en los años de vacas gordas que dejó el boom inmobiliario.
El estallido de la burbuja, desencadenante de la crisis, y su reflejo en el empleo, especialmente en Huelva, frenó el consumo interno y se reflejó inmediatamente en el comercio y en la hostelería. Sobre todo en el primero. "Ya estaba tan ajustada la oferta, que cuando bajó la demanda, el exceso fue evidente y empezaron a caer los primeros negocios", apunta el secretario general de CECA-Comercio Huelva.
Antes de que rompiera la gran tormenta de la crisis, en Calles del Centro había alrededor de 600 establecimientos abiertos. En la actualidad, según apunta Daniel Caldentey, se han reducido a algo más de 350. No son datos cerrados pero la estimación apunta que en ocho años han desaparecido entre el 30 y el 40% de las tiendas que había. Se siguen cerrando locales prácticamente cada semana, y muchos de ellos, los de mayor superficie, siguen pendientes de ocupar, en algunos casos después de años en busca de nuevos inquilinos.
En esto, apuntan los empresarios, influye directamente el segundo capítulo de la crisis del comercio en Huelva: la irrupción, a finales de 2013, de Holea, el gran centro comercial ubicado en la Ronda Exterior. Con un excedente de comercios ya evidente entonces, esta apertura, aseguran, disparó la oferta en Huelva. Se sumaron, además, las desigualdades al sector, en el que se revelaron las diferencias entre una moderna infraestructura en el extrarradio y un centro del casco urbano con deficiencias estructurales.
"Las carencias de los comercios de las calles del centro se acentuaron más, como sus problemas de aparcamiento, la accesibilidad o su oferta de ocio. El centro ha acabado perdiendo valor e incluso las franquicias de grandes cadenas de moda se han marchado en desbandada al centro comercial, priorizando los criterios de rentabilidad para concentrar allí sus puntos de venta", explica Caldentey.
En este sentido se muestra crítico con los anuncios de creación de empleo asociados al Holea, que considera engañosos por deberse, asegura, en gran medida, a personal desplazado por las franquicias desde las tiendas del centro hasta las nuevas instalaciones.
CECA-Comercio Huelva no tiene estudios de impacto definitivos sobre la implatación del centro de la Ronda Exterior, pero la matriz andaluza publicó hace unos días uno sobre los efectos del Parque Nevada Shopping en Granada, que pasará a ser el mayor área de este tipo en la comunidad.
"Este centro afectará en Granada a 15.000 comercios y destruirá 17.000 empleos", apunta Daniel Caldentey. "Dicen que crearán 6.000 puestos de trabajo, pero el 70% de los contratos serán por traslado de personal desde otros puntos de venta que cierran, y apenas un 12% corresponderán a personas desempleadas. Es un estudio de una ciudad distinta y de otro centro comercial pero sirve el paralelismo para ver el impacto que tienen estas grandes superficies a las afueras de la ciudad, cuando no se integran", añade.
El comercio tradicional en Huelva ha notado mucho la pérdida de empleo estos últimos años. Era el recorte obligado para la subsistencia. Los propietarios, autónomos, son ya los únicos trabajadores en los establecimientos, atendiendo al público, sin los empleados que han apoyado el negocio familiar durante años y han acabado engrosando las listas del paro ya con una edad avanzada. "Levantar la persiana cuesta dinero, en la mayoría de los casos, y cada vez se hace más difícil aguantar", apuntan.
No hay varita mágica pero los comerciantes están convencidos de que hay soluciones. Hablan de tocar diferentes aspectos y unirlos para impulsar el sector. Todos de la mano, pero siempre con el Ayuntamiento como agente catalizador: "Se deben solucionar temas como los problemas de aparcamiento, la venta ilegal o la promoción. También habría que estudiar la posibilidad de rebajas fiscales, aunque sabemos que el Ayuntamiento está encorsetado por las exigencias de Madrid y no tiene libertad con las tasas municipales", comenta Caldentey. La situación se agrava cada semana con el cierre de más establecimientos, con la pérdida que supone también de ingresos para Hacienda y la Seguridad Social. "Todos perdemos. Por eso necesitamos una solución ya".
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